Fue en diciembre de 1973 cuando apareció en Europa un libro escrito en secreto por el gran escritor ruso Aleksander Solzhenitsyn, que consiguió traspasar el telón de acero y publicar una obra que sería un golpe mortal contra el comunismo soviético. El comunismo no se recuperó de aquel mazazo. La publicación en España provocó contorsiones y ataques de histeria entre célebres comunistas y partidarios del régimen soviético. Tres años después de la publicación del libro, que fue pronto un superventas en la Europa democrática, Solzhenitsyn apareció en una entrevista en Televisión Española. Después de escuchar sus declaraciones de denuncia del comunismo soviético, Juan Benet escribió en Cuadernos para el diálogo: «Creo firmemente que mientras existan personas como Solzhenitsyn, los campos de concentración subsistirán y deben subsistir»
Lo que molestó a la izquierda española es la comparación que hizo Solzhenitsyn entre la lbiertad en España y la ausencia total de libertades en la Unión soviética. Paseó por Madrid, compró prensa extranjera en los kioscos, comprobó que los españoles podían vivir en la ciudad que quisieran, y lo puso en contraste con la situación en el país del que venía. Y claro, la Unión soviética no resistía ni dos frases. Era marzo de 1976. Y la izquierda española ya decía que el escritor tenía que regresar al Gulag.
Solzhenitsyn había nacido en diciembre de 1918 en el sudoeste de Rusia, en la parte septemtrional del Cáucaso, en Kislovodsk, a 140 kilómetros de Stavropol. Su padre, movilizado como soldado del ejército del Zar en la Primera Guerra Mundial, fue herido en combate y murió seis meses antes del nacimiento de Aleksander. Nació en una familia de tradición campesina, aunque por el lado de su madre, su abuelo fue un apasionado de la técnica y consiguió una situación económica cómoda. Los bolcheviques le expropiaron su hacienda, y vivió hasta su muerte en una situación de clandestinidad.
La familia materna provenía de Ucrania. Por tanto el autor de Archipiélago Gulag es medio ruso, medio ucraniano. Su madre se empeñó en que recibiera una buena educación a pesar de la penuria de su situación. Asistían a los oficios de la iglesia ortodoxa hasta que el régimen comunista cerró todas las iglesias. Muchos años después evocará las horas pasadas en la misa, «horas de un frescor y de una pureza extraordinaria», que no fueron erosionadas durante su vida, ni por las condiciones en las prisiones ni por ninguna teoría intelectual. Estudió matemáticas y física. Durante el Gran terror estalinista, en el que fueron fusiladas 800.000 personas entre los años 1937 y 1938, Solzhenitsyn tenía apenas veinte años.
Fue movilizado después de la invasión de la URSS por las tropas nazis, el 22 de junio de 1941, dos años después de la firma del pacto entre Hitler y Stalin por el que se repartieron Polonia. Solzhenitsyhn llegó al frente con el rango de teniente de artillería. Su papel en la guerra le hizo merecedor de dos condecoraciones y un ascenso a capitán. Pero en una carta dirigida a un amigo, el escritor critica a Stalin, cuestiona sus decisiones estratégicas. El 9 de febrero de 1945 es detenido y enviado a la Lubyanka. En julio del mismo año, un tribunal excepcional le condena a ocho años de trabajos forzados, en aplicación del artículo 58 del Código penal soviético, que castiga los llamados «crímenes contrarevolucionarios». Un millón de personas fueron fusiladas y otros cuatro millones enviados a campos de trabajo en aplicación de ese artículo.
Es enviado primero a un campo de científicos, pero como se niega a colaborar, sus condiciones de vida empeoran con un traslado a un campo de Kazahstan. Allí aprende el oficio de albañil, según el escritor para mantener el espíritu libre. Escribe poesía, memoriza sus versos, y descubre la potencia inusitada de su memoria. Después de cuatro años de internamiento es enviado al desierto, condenado a perpetuidad a un exilio en un lugar remoto. Sobrevivió a un cáncer que los médicos consideraban sin remedio. En 1956, tras la muerte, de Stalin, es rehabilitado. El régimen soviético le robó once años de vida. A partir de ese momento, se compromete a luchar con todas sus fuerzas contra el totalitarismo soviético. Pasa desaperbido. No llama la atención. Durante el día es profesor de física en una escuela rural de Riazan. Durante la noche escribe en una pequeña habitación alquilada a un campesino. Así nace El primer círculo, que describe la vida de un grupo de científicos encarcelados, y encargados de trabgajar sobre la voz humana. Un infierno penitenciario.
Su segunda obra se titulará primero Chtch-854, en referencia a su número de prisionero. Más tarde, Un día en la vida de Ivan Denissovitch. Esconde sus obras de los ojos del KGB. El régimen, con Krouchev a la cabeza, ha iniciado el deshielo. Pero en el XX Congreso del Partido Comunista apenas se denuncian unos pocos de los crímenes de Stalin. Krouchev ofrece un nuevo pacto a los soviéticos: que sean sumisos a cambio de no sufrir persecución y represalias. El totalitarismo baja su intensidad, pero mantiene intactas todas sus estructuras.
Solzhenitsyn conseguirá publicar Un día en la vida de Iván Denissovitch en la revista Novi Mir gracias a su director Alexander Tvardovsky. La peripecia de la publicación nos daría para otro artículo. El caso es que Tvardovsky remitió el relato al propio Krouchev, que después de muchas deliberaciones estimó que era una novela perfecta para golpear a la vieja guardia soviética. Novi Mir la publicó en diciembre de 1962: «fue un gran grito colectivo» escribió después Sozhenitsyn. Fue una bomba, desencadenó un proceso de catarsis colectiva. El escritor se hizo célebre. Muchos prisioneros de los campos se reconocieron en el personaje de Denissovitch, y empezaron a enviar cartas a Solzhenitsyn con el relato de sus vidas, y así comenzó la redacción de esa obra colosal que es Archipiélago Gulag. Frente a quienes quisieron ver en la URSS post-Stalin un socialismo con rostro humano, el escritor demostró que el sistema concentracionario fue inventado y puesto en marcha por Lenin, y que el terror es consustancial al bolchevismo.
Con Breznev el deshielo se detiene y Solzhenitsyn lo experimenta cuando la policía política descubre varios de sus manuscritos, entre ellos el original de El primer círculo, escondidos en casa de un amigo del escritor. El KGB ha encontrado un botín. En los meses siguientes circula entre los miembros del politburó una edición especial hecha por el KGB, para que la nomenklatura soviética se de cuenta de su peligrosidad. El KGB le acosa. Pero los tiempos del tiro en la nuca han pasado, y el escritor, recuperada su fe cristiana en los campos, se siente fuerte como para combatir al Leviatán soviético.
En 1967 el texto de Archipiélago Gulag está terminado. Solo queda pasar el microfilm de la obra a Occidente. En 1970 recibirá el premio Nobel, aunque no podrá acudir a recogerlo. El texto llegará a Europa occidental gracias a la ayuda secreta de Heinrich Boll. pero Solzhenitsyn no dará la orden para su publicación (transmitida en un código secreto) hasta septiembre de 1973. En agosto, el KGB había detenido e interrogado a Elisabeth Voronianskaïa, la mujer que pasó a máquina el texto definitivo. Pocos días después apareció colgada de una viga en su propio domicilio. Y el imperio soviético comenzó a desmoronarse.