‘Ori and the Will of the Wisps’ — Análisis

Disponible desde el 11 de marzo de 2020 en Xbox One y PC.

Cuando Ori and the Blind Forest fue lanzado, allá por el año 2015, me llevé una sorpresa mayúscula. Aunque llegó sin apenas hacer ruido, descubrí que bajo esa apariencia entrañable y colorida, se ocultaba un metroidvania retador y desafiante que supo mantenerme pegado al mando hasta que logré ver los créditos finales. Ahora, cinco años después de rescatar al bosque de Nibel de la oscuridad en la que se encontraba sumido, toca afrontar una nueva aventura en Ori and the Will of the Wisps.

Al igual que la primera entrega, el equipo que ha estado a cargo del desarrollo ha sido Moon Studios, así que no es de extrañar que hayan seguido las líneas maestras marcadas por el título de 2015. Sin embargo, esta secuela es mucho más grande y ambiciosa, ya que además de potenciar las virtudes de su predecesor, han introducido un buen número de novedades en todos sus apartados, tanto a nivel jugable como en el plano audiovisual.

Una aventura cargada de magia y momentos épicos

La historia de Ori and the Will of the Wisps tiene su punto de partida poco después de los acontecimientos ocurridos en su antecesor. Ori es un pequeño espíritu de luz, que vive plácidamente en el bosque de Nibel junto a su improvisada familia. Entre todos cuidan de Ku, una cría de búho que, debido al precario estado de una de sus alas, le resulta imposible volar. Después de algunos intentos fallidos, por fin consigue alzar el vuelo, así que decide dar un paseo en compañía de Ori. Por desgracia, una terrible tormenta los separa, provocando que acaben perdidos en distintos lugares del mundo de Niwen.

A partir de ese momento, nuestra misión consistirá en encontrar a Ku antes de que lo hagan los depredadores que moran en esas tierras. Estos instantes iniciales son sumamente conmovedores, pero a lo largo de la aventura viviremos todo un carrusel de emociones, pues también se abordan temas como la soledad, el rechazo o la importancia de la familia. Las escenas que hacen avanzar la trama son narradas a través de pequeños diálogos —subtitulados al castellano—, los cuales están acompañados por imágenes que se muestran con el mismo motor gráfico del juego.

El apartado jugable de ‘Ori and the Will of the Wisps’ es poesía en movimiento

El diseño de niveles sigue los fundamentos básicos de los denominados metroidvania, en los que debemos recorrer entornos con una distribución laberíntica, al tiempo que sorteamos obstáculos y abatimos enemigos haciendo uso de nuestras habilidades. El desarrollo es completamente en 2 dimensiones, pero no penséis ni por un momento que eso limita en algún sentido los movimientos del protagonista, pues cuenta con una increíble destreza para desplazarse con soltura por los distintos escenarios.

Una de las principales diferencias, respecto a la primera entrega, la encontramos en el sistema de combate. Ahora disponemos de una afilada espada de luz, que nos permite atacar de una forma rápida y efectiva a las criaturas que habitan el mundo de Niwen. Además, conforme vayamos avanzando iremos desbloqueando todo tipo de habilidades. Unas nos servirán para defendernos de forma más eficaz de los enemigos, como el versátil arco espiritual o un contundente mazo. Otras tienen como finalidad el hacernos llegar a lugares que en un principio son inaccesibles, como el doble salto o la posibilidad de usar los proyectiles enemigos para alcanzar zonas de difícil acceso.

Ori and the Will of the Wisps

Un mundo con mucho por descubrir

También hay un conjunto de habilidades secundarias, cuya función consiste en hacernos la vida un poco más sencilla. Entre ellas encontramos cosas como atraer los orbes de luz, recibir menos daño o quedarse pegado a las paredes en las secciones de escalada. Para hacernos con estas ventajas primero hay que localizar su correspondiente fragmento espiritual. Una vez lo tengamos en el inventario, podremos equiparnos un número limitado de ellos. Si queremos ampliar los huecos habilitados para dichos fragmentos, tendremos que acudir a los santuarios. Allí, debemos hacer frente a varias oleadas de enemigos que irán apareciendo de forma progresiva. Cuando consigamos derrotados a todos, seremos recompensados con un hueco adicional.

De vez en cuando, encontraremos diversos personajes con los que interactuar de diferentes formas. Unos nos pedirán ayuda a través de misiones secundarias, las cuales son completamente opciones, pues no es necesario realizarlas para continuar con nuestra aventura. Sin embargo, la recompensa suele estar a la altura de las circunstancias. Otros, por su parte, nos proporcionarán distintas mejoras o nos venderán mapas de las zonas que todavía no hayamos visitado.

Además, también vais a encontrar unos pedestales que activan las llamadas pruebas espirituales. Estos desafíos son carreras contrarreloj en las que competimos contra los fantasmas de otros usuarios. Una vez iniciadas, tendréis que pasar por varios puntos de control, en el menor tiempo posible, dentro de unas zonas prefijadas. El más rápido en completar el circuito, gana.

Una experiencia que enamora a primera vista

El apartado técnico de Ori and the Will of the Wisps es para quitarse el sombrero. Los escenarios tienen varios planos de profundidad, lo que se traduce en una increíble sensación de amplitud. Los entornos son bellísimos y están repletos de detalles. Se sienten orgánicos, vivos, como si todos los elementos que dan forma al mundo de Niwen crearan una simbiosis perfecta con Ori, el cual se mueve entre ellos con un inusitado desparpajo. Las animaciones del protagonista son una hermosa coreografía de saltos y piruetas que se encadenan con una suavidad encomiable. Igual suerte corren el resto de personajes y demás elementos interactivos, pues sus movimientos se ejecutan con total naturalidad y fluidez.

La banda sonora merece un punto y aparte. Las melodías orquestadas de tono melancólico se funden con coros de voces angelicales, creando una maravillosa experiencia acústica. La música se integra dentro de la experiencia de forma magistral, acompañando con melodías calmadas las secciones de exploración, pero ganando en fuerza y contundencia cuando la situación lo requiere. En determinadas zonas adquiere un tono asfixiante, potenciando la sensación de estar abandonados a nuestra suerte dentro un mundo hostil. Mención especial para los temas que hacen acto de presencia en las persecuciones y en los enfrentamientos contra las criaturas más poderosas. Son pura adrenalina.

Conclusiones — ‘Ori and the Will of the Wisps’

Lo confieso. Estoy absolutamente fascinado con el trabajo realizado por Moon Studios en esta secuela. Ori and the Blind Forest ya me pareció una magnífico videojuego, pero el refinamiento que ha recibido su segunda entrega, en todos los apartados, le confiere unos niveles de calidad a la altura de muy pocos títulos de esta generación. Posiblemente, estemos ante el mejor plataformas en 2D de la última década, lo cual permite ver el cariño y el mimo con el que sus desarrolladores lo han creado.

El sistema de control es un ejemplo de fiabilidad y precisión, ya que Ori responde a las mil maravillas a las indicaciones del mando. El combate ahora es mucho más satisfactorio, y las nuevas habilidades y herramientas a nuestra disposición son sumamente divertidas de usar. La verdad es que resulta difícil encontrarle un defecto a esta obra, pues todos sus elementos ha sido pulidos hasta el extremo. Poco más puedo añadir. Ori and the Will of the Wisps me ha encantado, y os recomiendo encarecidamente que le deis una oportunidad. Os garantizo que viviréis una experiencia que no olvidaréis con facilidad.

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Aunque el anterior trabajo de Moon Studios ya consiguió captar mi atención, debo decir que esta secuela está varios peldaños por encima. Ori and the Will of the Wisps es una absoluta maravilla a todos los niveles. Un viaje mágico y emotivo que no deberías perderte. Si tienes una Xbox One o un PC, y además eres suscriptor del Game Pass, es una cita obligada.'Ori and the Will of the Wisps' — Análisis
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