Estrenada en Filmin, Deep Water es un thriller organizado en seis episodios de 45 minutos que cuenta la vida de tres mujeres. Es la adaptación televisiva de las novelas de la saga Windermer, de la escritora Paula Daly, una de las grandes escritoras de lo que se llama thriller doméstico. La producción y el guión es de Anna Symon para la cadena ITV.
Historia escrita por mujeres
Por tanto Deep Water es una historia de mujeres escrita por mujeres. Esto es algo cada vez más frecuente. Recuerden Big Little lies. Algunos dicen que Deep Water es la réplica a esa otra obra producida por Nicole Kidman y Reese Witherspoon. La serie se estrena en Filmin con el reclamo de que ha tenido más de seis millones de espectadores en el Reino Unido. La serie está protagonizada por Lisa (Anna Friel), Roz (Sinead Keenan) y Kate (Rosalind Eleazar). Son tres madres, tres amigas, tres esposas, que viven en un pequeño pueblo. Las tres tienen situaciones complejas, con problemas familiares diversos.
Viven en una zona del noroeste de Inglaterra, entre bosques y lagos del Lake District. Pero la vida de las tres se tambalea entre problemas y desastres. A las tres les gustaría tener una vida diferente. Roz es fisioterapeuta. Su marido es un ludópata que la mantiene en una ruina persistente, pero ella está enamorada de él. Roz está amenazada de desahucio por no pagar el alquiler, cuando recibe una proposición deshonesta. Un cliente rico quiere sexo a cambio de una buena cantidad de dinero.
Envidias y secretos
Kate vive en el lujo, envidiada por sus amigas, pero su matrimonio es un desastre. Intuimos que su marido oculta un secreto, y su hija mayor no tarda en desaparecer de casa, lo que desencadena conflictos sin solución de continuidad. Y finalmente Lisa, es una cuidadora de perros. Su vida transcurre en una mediocridad que ella no acepta. Quiere ser como Lisa, y sufre por no haber podido terminar sus estudios de universidad. Envidia el mundo de Kate. Una noche acude con su marido a una cena. Están fuera de lugar. Lisa se emborracha y termina en el baño, en un escarceo de sexo rápido con el cuñado de su amiga Kate, un cirujano plástico. Es un descuido deja la puerta abierta. La hija de Kate ve la escena, y Lisa olvida sus bragas en el suelo, prueba de su error.
Los maridos que presenta esta historia son los tres un perfecto desastre, desecho de tienta, ejemplo de la decandencia de los valores masculinos. El marido de Lisa corta los sueños de su mujer de tener un título universitario de veterinaria. La empuja a conformarse dócilmente con una vida mediocre, entre los perros que cuida para propietarios ricos.
Una caricatura masculina
A Lisa esto le genera un conflicto con su complejo de inferioridad. Roz soporta a un marido que se juega el dinero que entra en casa. No hay para el alquiler ni la luz, y su hija roba en el colegio para pagarse una excursión escolar. Y Kate intenta por todos los medios reconstruir una familia de la que su marido ya no quiere formar parte.
La vida de las tres se sostiene en un equilibrio precario en el que las mentiras y los secretos se convierten de repente en piezas de un thriller que las arrastra a partir de la desaparición de la hija de Kate. El guión tiene algunas debilidades relevantes. Hay momentos en los que su verosimiltud cojea y la credibilidad de toda la historia se resiente. También el planteamiento general es débil: tres mujeres que se echan a los hombros el peso de sus contradicciones y sus responsabilidades frente a tres hombres con una debilidad de carácter deplorable. Esa astenia masculina deja a las tres a la intemperie de numerosas amenazas de todo tipo que van apareciendo conforme avanza el relato.
No hacía falta cargar la suerte tanto para hacer brillar la línea dramática femenina. Bien rodada, técnicamente impecable, como suelen serlo las series británicas, se ve con facilidad, pero como decimos, con cierta sorpresa en la construcción de los personajes y en las grietas argumentales de la narración.
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