La mafia solo mata en verano, de Luca Ribuoli. HBO
La fórmula es vieja. Se utilizó en Aquellos maravillosos años, después en la española Cuéntame. Ahora en La mafia solo mata en verano. Es la historia de una familia palermitana en el año 1979. Ese año marca la ascensión en la Cosa Nostra de los mafiosos de Corleone: Totó Riina, apodado la belva (la bestia) y su familia criminal. Los capos veteranos, la oligarquía mafiosa, estaba en la cárcel. Y los corleoneses se afanaron por tomar el control de Palermo. La historia se centra en el joven Salvatore y en su familia. Salvuccio es un niño. Es el narrador de la serie, la voz en off. Se enamora de Alice, la chica nueva de su colegio. Compite por su atención con su amigo Fofó. Lorenzo, su padre, intenta mantenerse fiel a sus principios en una ciudad donde reina la mafia. Pero cuanto más se resiste a la inevitable fuerza de la mafia, más complicado es evitarla.
Una historia familiar
La historia italiana es una historia de familias, así que esta también es la historia de una familia, los Gianmarresi. Con sus pequeñas heroicidades, y sus miserias, sus fracasos, y sus conflictos. Es la historia de una familia en medio de los crímenes de la Cosa Nostra siciliana. En la mafia se matan entre ellos cuando no está claro quién manda, cuando se producen las guerras entre clanes. Y la mafia mata a los servidores públicos cuando no se pliegan a sus deseos, cuando se niegan a hacerles favores o cuando les tocan el dinero. La mafia solo mata en verano es por tanto una serie crítica, una serie que cuenta una historia muy sentimental, y es también una serie que repasa la historia de los años en los que las familias mafiosas reinaban en Sicilia.
No es una historia de la mafia. Y no cae en la beatificación de los mafiosos por la vía de la estética legendaria. Al contrario. Los capos y los soldados de Cosa Nostra son aquí una colección de cretinos: Tomasso Buscetta, encarcelado, es un dandi decadente, un tirano displicente que se pierde por la boca. Con el tiempo fue el primer gran pentito (arrepentido) y el hombre que abrió al juez Falcone los secretos de la sociedad mafiosa. Totó Riina es un paleto sucio y desaseado que pasa el tiempo jugando a las cartas con la baraja española. Tampoco se trata de un relato trágico. La serie responde más bien a la pregunta de si se podía ser feliz en una sociedad corrompida hasta el tuétano.
La felicidad en tiempos de la mafia
Porque la mafia, antes que una organización criminal, que lo es, es una cultura. Todo en Palermo funciona a través de una economía de favores. Lo demás es pura apariencia. Las leyes no se respetan, la adjudicación de puestos se hace de forma arbitraria. Llega el que es amigo de alguien con poder. Los contratos públicos se adjudican a mafiosos y el urbanismo está haciendo desaparecer la vieja ciudad barroca para llenarla de torres de pisos. Vito Ciancimino es el alcalde de la capital siciliana. Los Salvo son los recaudadores de impuestos. Salvo Lima el hombre de la Democracia Cristiana en la isla. Boris Giuliano el jefe de la policía. Todos son personajes de la historia.
Los Gianmarresi luchan por no entrar el engranaje de los favores. El padre sabe que en el momento en que ceda formará parte de la Sicilia que calla ante los crímenes mafiosos. La madre pelea por un puesto fijo como profesora, mientras ansía una nueva casa. Angela, la mayor de los hermanos, vive sus primeros amores con el golfo comunista que la desprecia, y el pequeño, que asume el punto de vista del relato, se enamora de Alice, la hija de un banquero, otro que convive en armonía con el crimen organizado.
El tío Massimo
En la serie hay otro personaje importante que es Massimo, el cuñado de Lorenzo, el hermano de su esposa. Tiene un puesto de guarda forestal, no da un palo al agua, vive con indolencia y sueña con un buen coche y una mujer vistosa. Un tópico italiano. Es temperamental y piensa que la honestidad es un estorbo que impide progresar en la vida.
La historia de La mafia solo mata en verano está contada con humor. Es un humor piadoso y compasivo para con las miserias familiares de los que luchan por salir a flote en un ambiente de corrupción generalizada. Y es un humor ácido e implacable con los cómplices más cercanos a la Cosa Nostra: los políticos, una parte de la iglesia, banqueros y empresarios que hacen sus negocios por encima de los aplastados por la extorsión.
Los que se negaron a la omertá
El guion está muy bien construido, y los personajes tienen el suficiente relieve como para conectar con espectador y establecer una conexión en la que lo emocional y el conflicto ético se mezclan de forma continua. La mafia solo mata en verano nos enseña más de la Sicilia de verdad que muchas películas que centran su punto de vista en los interiores criminales de las familias de la Cosa Nostra. Sobre todo nos muestra la Sicilia que no quiso someterse a la ley de la omertá, a la tiranía del silencio. Esa Sicilia existió y pagó su compromiso con sangre, mientras el Estado era incapaz de protegerles.