Un hijo (A Son) comienza en un instante feliz: familias que celebran una tarde de picnic, vino y cervezas en un país musulmán, risas, niños que juegan. La madre ha sido promovida en su empresa. Es la nueva responsable de recursos humanos. El padre tiene algunas dificultades en la suya: hay huelgas. Túnez atraviesa los días confusos después de la caída de Ben Alí. Estamos en 2011. La Primavera árabe ha estallado en un pueblo de Túnez. Un vendedor ambulante se quemó a lo bonzo para protestar contra la represión y la corrupción de la policía. Pero esto no se ve. En los primeros pasos de la película solo hay felicidad, risas, y un tiempo que parece que ha llegado a la plenitud. Fares y Meriem tienen solo un hijo, Aziz. El hijo
Un instante de felicidad
Pero la felicidad en Un hijo (A Son) apenas dura un instante. Fares tiene que viajar al su del país para arreglar las cosas en su empresa. Los empleados están en huelga. Si siguen así, perderá el mercado italiano. Tiene que tomar medidas. Y pide a su mujer que le acompañe en este viaje rumbo al desierto. El viaje es agradable. Aziz viaja en el asiento trasero. Y ponen una y otra vez la misma canción, para que el niño la cante divertido.
Es la primera película de Mehdi Barsaoui. Compitió con ella en el Festival de Venecia de 2019. La felicidad en la cinta de Barsaoui dura un instante, apenas unos minutos. El resto de la película serán amarguras y lágrimas. A los protagonistas les sorprenderá la tragedia en la carretera, en forma de una de esas bandas de entusiastas yihadistas que pegan tiros a todo lo que se mueve.
La descomposición familiar
El caso es que Aziz termina en un hospital con una herida de bala y una grave hemorragia que amenaza su vida. A partir de aquí Un hijo presenta el dilema, o los dilemas, porque Meriem y Fares se enfrentan a una verdad, que al menos uno de ellos desconoce. De fondo estarán siempre los problemas de Túnez, de un país que no funciona, de un sistema corrupto, en el que los deseos de cambio se enfrentan al temor de una involución islamista.
En unas pocas horas, la familia feliz se ha desintegrado. Hay que encontrar un donante de hígado para Aziz, y la generosidad, la de verdad, es muy difícil encontrarla en un país en el que todo el mundo va a lo suyo. Donar no es una actitud que fomente la cultura del país, y Meriem se tendrá que enfrentar a la falta de peso de la mujer en la toma de decisiones vitales. Para encontrar un donante para Aziz, Meriem tendrá que revelar a Fares un secreto que puede acabar con su familia.
Un clima opresivo
La película transmite un clima opresivo: el de las salas de espera del hospital, el de la pareja que ha entrado unida pero se encuentra de repente dividida por un muro después de la confesión de Meriem. Y por el ambiente de corrupción que describe, con bandas organizadas para facilitar trasplantes de órganos de víctimas de la guerra en Libia. Un hijo (A Son) es el debut más que prometedor de un nuevo director tunecino.
The Son es una coproducción entre Túnez, Francia, Líbano y Catar. Habib Attia y Marc Irmer han representado la producción de Dolce Vita Films, 13 Productions, Metafora, Arr y Shortcut Films. Jour2Fête gestiona las ventas internacionales.