Todos nosotros. Javier Menéndez Flores. Editorial Planeta. 536 páginas
Todos nosotros se lee de un tirón. Javier Menéndez Flores agarra al lector del cuello en el primer párrafo y lo sostiene durante más de 500 páginas. Lo consigue con una historia intrigante, unos diálogos veraces y la alternancia entre la investigación criminal y el violento discurrir del MAL con mayúsculas. La novela está escrita en dos tiempos, 1981 y 2001, y convierte a Madrid, su vida nocturna, sus barrios y su pulso diario en un personaje más.
Protagonista, el Madrid de La Movida
En Todos nosotros, dos inspectores de policía de Madrid investigan a finales de 1981, el atropello mortal de una joven completamente desnuda en Carabanchel. La autopsia revela graves lesiones previas al atropello. Sin pistas sobre qué le ha podido ocurrir, los dos policías comienzan una lenta y minuciosa investigación. Y aquí está el primer mérito de la novela. El autor, que tenía 12 años en 1981, se ha documentado y lo demuestra. Ha conseguido recrear el Madrid de entonces, sus locales y discotecas de moda, su música, su discurrir cotidiano, la vida en definitiva. Retrata cómo eran la policía y España en aquellos primeros años de democracia. Los funcionarios de la vieja escuela, de mano ligera, y los menos curtidos, más dóciles con la ley. Las artimañas utilizadas para prolongar las detenciones y lo que valía tener influencias. El realismo se extiende a los diálogos entre policías y a la ambientación (impagable el detalle del cenicero triangular de Cinzano). Las referencias musicales desde, Cecilia hasta Perales, transportan al lector a primeros de los 80 de manera eficaz y dan a la historia un halo casi cinematográfico.
En 2001 encontramos a un Diego Álamo baqueteado por la vida, tanto física como emocionalmente. Han pasado 20 años, pero no ha olvidado la promesa que le hizo a la madre de la joven atropellada: “Haga que el infierno por el que estamos pasando no se repita. […]con su muerte, algo de todos nosotros, de usted, no lo olvide, ha muerto». También en el ambiente que describe el autor se nota el paso del tiempo. Ahora las mujeres son inspectoras, y de las buenas. El Cuerpo Nacional de Policía ha cambiado pero el MAL no descansa. Es incluso más perverso.
Personajes de carne y hueso
Menéndez Flores dibuja con detalle a sus personajes. Y este es el segundo gran acierto de la novela. Los malos son el Mal absoluto, sin fisuras. Pero entre el resto, todos tienen sus claroscuros: complejos, secretos, miedos que intentan superar, conflictos familiares y ausencias. Como en la vida.
‘Todos nosotros’ es una novela dinámica, entretenida y creíble. Quizá le falte algo de complicidad con el lector, dejarle entrever un poco más el desenlace. Pero su factura como novela policíaca clásica es impecable y se ve que el autor conoce su oficio. Hará pasar unas horas apasionantes a quien la lea, en este otoño tan raro que ya se adivina.
El autor
Javier Menéndez Flores (Madrid, 1969) es autor de una quincena de libros. Ha publicado las novelas Los desolados, El adiós de los nuestros y, junto con el periodista Melchor Miralles, El hombre que no fui —basada en el crimen de los marqueses de Urquijo—, que fue finalista del Premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón 2018.
También ha firmado libros de entrevistas (Miénteme mientras me besas, Arte en vena), un ensayo cinematográfico, Guapos de leyenda; la trilogía dedicada a Joaquín Sabina (Perdonen la tristeza, En carne viva y No amanece jamás) y el único volumen autorizado sobre el grupo Extremoduro, De profundis.
Periodista cultural de larga trayectoria, sus artículos y entrevistas han aparecido en cabeceras como Interviú, Rolling Stone y El Mundo.
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