Un perro rabioso. Noticias de la depresión. Mauricio Montiel Figueiras. Editorial Turner
Un perro rabioso es una crónica de la enfermedad, del mal del siglo XXI. Ya lo era antes de la pandemia. El confinamiento y la quiebra que ha supuesto la irrupción de la Covid tienen como efecto secundario la pérdida de sentido, que es el síntoma fundamental de la depresión. Estamos ante un libro que describe, que nos ayuda a entender, que repasa las metáforas literarias y artísticas de la enfermedad, desde la noche oscura del alma de Juan de la Cruz hasta las pinturas lapidarias de Rothko, pasando por ese perro semihundido de Goya.
La Terra incognita
En Un perro rabioso Mauricio Montiel convoca a escritores, filósofos, pintores, y músicos para comprender una enfermedad llena de paradojas, un mal oscuro que deja a sus víctimas en el pozo profundo del abandono: «nunca nos sentiremos más abandonados y desterrados del mundo en apariencia normal que cuando estamos deprimidos. Nos convertimos en los exiliados por excelencia». Pero desde sus primeras páginas el texto combate la confusión, la banal frivolización de la depresión. No hablamos de tristeza. «Lo contrario de la depresión no es la felicidad sino la vitalidad». Hablamos de un mal que conlleva la idea del suicidio y que solo se extirpa «mediante la conversación con seres queridos y especialistas y un tratamiento adecuado».
El bello fresco que resulta de esta composición no tiene otro objetivo que el de comprender un mal cuya primera manifestación es la pérdida del sentido de la vida. El enfermo arrastra su existencia como una colosal piedra de Sísifo. La mente, su mente, viaja incontrolable por una geografía dantesca. Ninguna brida la sujeta. No sirve de nada que le digas a un enfermo de depresión que se provoque pensamientos positivos. La mente no obedece. El paciente se mira en el espejo y no se reconoce. Comprender es el primer propósito de esta crónica de la depresión del propio autor. Porque «no hay dos depresiones iguales, explica mi psiquiatra, así como no hay dos personas iguales». La depresión es «una terra icognita, parte de un territorio que se rehúsa a ser cartografiado a cabalidad por la ciencia».
La casa del vacío
Virginia Woolf, Robert Walser, Mark Rothko, William Styron, Sylvia Plath, Baudelaire, Chopin, Pizarnik, ayudan al autor a precisar los límites y la naturaleza de esa «casa del vacío»: «habito día tras día mi propia casa del vacío. Es un hogar al que aún no me acostumbro, al que espero jamás acostumbrarme. Las pastillas que me acompañan mientras camino por los distintos cuartos de la casa intentan, muchas veces en vano, hacer más agradable la estancia».
Un perro rabioso es también un libro esperanzado. Primero porque en un momento de su crónica, Mauricio Montiel reconoce que «lo peor es callar los estragos que causa esta enfermedad insidiosa. Lo peor es cerrar la boca y morderse la lengua cuando hay algo urgente que decir. En la depresión lo demás no debe ser silencio». Una enfermedad que no se cura, que solo se entiende, pero también un infierno como el de Dante que «cuenta con una abertura por la que se puede regresar al mundo claro» y contemplar de nuevo las estrellas. Hay un remedio para la depresión: «una mezcla de cuidado profesional, ayuda y cariño de nuestros seres queridos, y sobre todo comprensión»:
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