Papel. Páginas a través de la historia. Mark Kurlansky. Ático de los libros.
Colosal, viva, amena, plagada de historias extraordinarias, esta obra sigue la línea histórica del papel, que es como decir la historia de las ideas, de la creación literaria, de las revoluciones, de la artes, de la ilustración gráfica, de la tecnología, y de los instrumentos que se han creado en torno al papel. Kurlansky tiene una gran capacidad para manejar las grandes corrientes históricas, pero también para armar una narración con biografías extraordinarias. En algunos momentos resulta esquemático en exceso, pero esa obligación de la síntesis se termina agradeciendo en una narración que ya es de por sí monumental, porque aspira a abarcar una tecnología tan cotidiana como el papel desde su nacimiento hasta nuestros días. Y con esa ambición, es fácil caer en la erudición pantanosa. Esta obra es todo lo contrario.
De los Han a Bagdad
El papel nace en China, en 207 antes de Cristo, en los tiempos de la dinastía Han. Pero antes que el papel está la escritura. Y ese es el comienzo de Papel de Kurlansky, las tablillas de barro de Babilonia en las que se anotaban las cifras del comercio y los pagos de salarios en aquella civilización que surgió del regadío, fuente y principio del estado, del comercio, de tantas otras creaciones humanas.
El papel nace en China, y luego se difunde al mundo árabe a través de las rutas comerciales, y tiene un papel fundamental en el esplendor de Bagdad en los tiempos del califa Harún Al Rashid. El papel nace en China, pero la escritura es universal, y por eso la historia de la humanidad es la búsqueda de soportes sobre los que fijar la palabra, el jeroglífico, los signos, el arte, los símbolos. Por eso los aztecas habían desarrollado una compleja escritura antes de la llegada de los españoles, y utilizaban como soporte un papel de corteza, en realidad la subcorteza de un árbol, el amate. Moctezuma manejaba una compleja red de mensajeros que recibían órdenes e indicaciones escritas en papel, y que enviaban información. Gracias a esos mensajes, Moctezuma supo de la llegada de los españoles, cuántos eran, qué armas llevaban, cuantos caballos traían.
La imprenta china y la Reforma
La imprenta también nace en China. Sí. Los chinos se adelantaron a Gutenberg. Los tipos en forma de sellos son obra de la China imperial, por una razón religiosa. Kurlansky lo explica al comienzo del capítulo sexto: «La imprenta nació a raíz de las necesidades de la religión budista. Un judío devoto debe leer su libro sagrado una y otra vez. Cuando se encuentran libros judíos antiguos, estos suelen estar bastante desgastados por el suo. Por el contrario, los libros cristianos se han conservado en excelentes condiciones, ya que muy poca gente los leía. Un devoto musulmán memoriza todo el Corán. Sin embargo un devoto budista encuentra la gracia divina mediante la copia de oraciones o, mejor todavía, de un sutra completo. El hecho de que la producción de textos fuera uno de los pilares fundamentales de su religión, hizo del budismo uno de los principales impulsores del papel.»
El análisis de la confluencia de ideas e innovación tecnológica es uno de los puntos más interesantes de Papel. Porque para que las innovaciones tengan éxito, deben coincidir con un momento de necesidad. La imprenta de tipos móviles que utiliza una prensa (esta sí, invención de Gutenberg) tuvo un extraordinario éxito porque aparece en un momento en el que Europa se necesitan tecnologías para difundir ideas nuevas, las de la reforma protestante, o las creaciones de un tiempo de esplendor cultura, en Italia o en España. «La imprenta es fruto de la Reforma», asegura el autor de Papel. «La Reforma fue el primer movimiento que se sirvió de la imprenta para difundir su propaganda y fue uno de los principales motivos por los que la impresión se inventó en un momento y en un lugar específicos».
El papel y las revoluciones
El auge de la imprenta va paralelo a la fabricación de papel. Surgen en Europa los molinos de trapos para hacer hojas, pliegos y resmas. Se difunde por la Italia del Renacimiento, por Holanda, llega a Inglaterra y dará el salto a América con los colonos, aunque tardaron en crear imprentas y su papel lo importaban de Inglaterra. Hay grandes páginas dedicadas al papel en el arte, desde Rembrandt a Gauguin, el arte del grabado, de la xilografía, de los aguafuertes y otras técnicas de impresión. También a los usos bizarros del papel, como cuando los japoneses, en el año 44, lanzaron miles de globos de papel cargados con bombas con la esperanza de que estallaran al caer en la costa norteamericana del Pacífico.
Y hay muchas notas que explican el desarrollo de la prensa y su influencia en las revoluciones, la americana, la francesa. Y un final en el que se cuestiona el futuro del papel, que concluye con la certeza de que es una tecnología que nunca morirá, y que rastrea la relación íntima que algunos artistas como Chillida han tenido con el papel, que encargaba al estudio de Kikis Alamo y José Ramón Alejandre. Una obra apasionante, de lectura interesante, erudita y amena, y sembrada de historias de innovadores, locos de las ideas y del arte, apasionados de la comunicación y de sus herramientas.
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