Susana Martín Gijón ha vuelto con Especie, la continuación de la saga de Camino Vargas iniciada con Progenie. Con ella tuvimos el gusto de hablar el año pasado tras la publicación de esta novela, y ahora nos habla del éxito alcanzado con esta serie y la llegada a un un público más alto
Buenas, en primer lugar es un placer poder volver a entrevistarte y más después del enorme éxito de Progenie ¿Te esperabas esa buena acogida por parte de la crítica y los lectores?
Hola, también para mí volver a Fanfan contigo. Más que esperármela, diría más bien que la soñaba. La verdad es que la acogida ha sido fantástica y más de un año después la novela sigue muy viva, ahora acabamos de sacar la quinta edición.
A pesar de que anteriormente habías publicado más de cinco libros, parece que tu trabajo se ha visto recompensado ahora ¿Qué ha supuesto para ti, este acercamiento a la literatura a un nivel más nacional?
La posibilidad de llegar a muchos más lectores, y no solo con las novelas de Camino Vargas, sino también de que mi anterior trilogía y el resto de obras tengan una segunda vida. A la vez, supone esa recompensa de la que hablas. Tras muchos años y novelas, ver que todo el esfuerzo y la ilusión dan su fruto es un aliciente importantísimo para seguir tecleando.
Con Progenie iniciaste la serie liderada por la inspectora Camino Vargas, pero ¿Cómo surge ese personaje? ¿Qué ha significado para ti a nivel personal?
Surge principalmente de dos necesidades: por una parte, la de distanciarme de mi anterior protagonista, Annika Kaunda, que había aparecido en seis obras (en tres como protagonista y en otras tres con cameos o apariciones incidentales), y por otra, la de crear una inspectora con una mirada sobre el mundo radicalmente opuesta a la de las personas sobre las que va a tener que investigar en Progenie, su primera novela. Ellas, mujeres cuyo mayor anhelo es tener descendencia; Camino, todo lo contrario. A partir de esas dos premisas, el personaje fue creciendo y construyéndose con todo lo que ahora es.
Progenie se lanzó a la venta pocos meses previos al conocimiento del COVID 19, eso ayudó o frenó a nivel comercial la venta de la novela ¿Pudiste hacer algún encuentro con lectores? ¿Echas de menos esa sensación? ¿Cómo es tu relación virtual con los lectores?
Me temo que no ayudó nada. Tenía previstas presentaciones en ferias del libro por todo el país y todas se cayeron de un día para otro tras decretarse el primer confinamiento. Además, el cierre de las librerías afectó muchísimo en un momento en el que le patito iba lanzado. Pero después, afortunadamente, todo se va encauzando de nuevo, poco a poco. En cuanto a la relación virtual con los lectores, ha sido imprescindible en esta etapa, ya un año largo.
El confinamiento ha servido como acercamiento a la lectura para muchas personas, pero a nivel de escritura ¿Te ayudó ese momento o supuso un bloqueo escritor? ¿Cómo viviste ese agrio momento?
Al principio me costó mucho, creo que lo que estaba pasando era de una dimensión total que todos sentimos esa pérdida de concentración de una u otra forma. Después, y visto que se me había vaciado toda la agenda de promoción, me esforcé por volver a concentrarme en el proceso de escritura.
Especie ha salido a la venta recientemente, sigue liderado por la inspectora Vargas pero esta vez la vemos a un nivel más humano ¿Qué crees que ha cambiado a nivel personal en ella?
Hay un arco dramático muy claro de Camino en Progenie. Ahora nos encontramos a la misma persona en muchas cosas (pasando de convencionalismos, algo ruda, salerosa…) pero con una clara evolución en cuanto a su relación con Paco Arenas en el terreno afectivo y a sus compañeros de trabajo, en el profesional.
Dicen que “Segundas partes nunca fueron buenas” sin embargo, yo debo decirte que he disfrutado mucho más Especie que la anterior novela, quizás sea porque los personajes están más definidos, o porque se nota más que hay menos miedo en adentrarte en el terreno de la inspección policial ¿Tú también has notado una evolución con respecto a este libro?
Sí, hay novelas que salen más redondas. Yo creía mucho en la idea, pero la verdad es que cuando comencé a investigar y tramar, todo vino rodado, incluso el mapa del crimen de Sevilla que está basado en hechos históricos que sucedieron en diferentes épocas de la ciudad. Me alegra mucho comprobar que también los lectores han notado el cambio y que, como Camino, he evolucionado para mejor.
La trama sigue ambientada en Sevilla, son varias muertes las que sacuden la ciudad, los inspectores se ven obligados a actuar rápido también por la repercusión de las redes sociales ¿crees que estas ayudan o perjudican una investigación? ¿Por qué querías mostrar ese aspecto en la novela?
Porque está inmerso en cada parcela de nuestras vidas, estamos en un momento en que casi diría que es consustancial a ellas. Negarlo es no atender a la realidad. En cuanto a si ayudan o perjudican, un poco de ambas cosas. Los propios policías se ayudan de ellas a menudo en la investigación, pero al mismo tiempo pueden dificultarla dando a conocer datos que deberían ser confidenciales o creando una alarma innecesaria entre la población.
La joven Evita Gallego llega como compañera de la inspectora Vargas, y aunque al principio el carácter de Camino le obliga a repudiarla, con el tiempo le empieza a coger cariño ¿A crees que se debe ese suceso? ¿Es porque esta halla un punto de conexión entre los cadáveres?
Todo va sumando. Evita entra con mal pie, deja “con el culo al aire” a uno de sus compañeros, la comisaria se la lleva con ella a un escenario del crimen, parece una redicha sabelotodo… pero, poco a poco, tanto Camino como el resto del equipo y los propios lectores irán descubriendo sus diferentes capas.
En cada caso que lidera Vargas el crimen guarda en parte un tono de denuncia social ¿eso también forma parte del objetivo del libro? ¿Te gusta que los lectores reflexionen a medida a van leyendo?
Sí, creo que aporta un plus a la novela. Está genial que sea adictiva, que se lea con intriga y sin parar, pero me gusta que al final quede un poso de reflexión y la sensación de conocer algo más del mundo en el que vivimos.
Aunque Progenie y Especie forman parte de una saga o es por el contrario una trilogía o tetralogía ¿Tienen un fin las historias de Camino? ¿Crees que se podrían leer de manera independiente unas de otras?
Son autoconclusivas, los lectores pueden escoger por cuál empiezan aunque la mayoría suele preferir hacerlo por la primera, pero no es en absoluto necesario. Yo siempre digo que comiencen por el tema que les atraiga más. En cuanto al fin, de momento no me siento preparada para despedirme de Camino, el tiempo y los lectores dirán.
Actualmente eres la Presidenta de la Asociación de Escritoras y Escritores de Extremadura, ¿Cómo surgió ese proyecto? ¿Te ayuda también eso para escribir tus propias historias? ¿Ves ya promesas de la literatura? ¿Cuáles son las características para crear una buena novela? Son varias preguntas, pero creo que todas ellas se podrían conformar en una respuesta aparentemente común.
La asociación lleva cuarenta años en funcionamiento, yo solo he recogido el testigo de lo que se ha hecho. Es una labor de voluntariado para visualizar las letras extremeñas. En cuanto a las características, va mucho en el tipo de género en el que te muevas, pero lo que sí puedo decir es que exige mucho trabajo: documentación, planificación, revisiones… La fase creativa es solo una de ellas.
Ya estamos acostumbrados a tener al menos un libro tuyo por año pero ¿para cuándo el próximo? ¿Seguiremos disfrutando de este estilo cada vez más negro de literatura? ¿Te has planteado cambiar de género narrativo o aquí te ves más cómoda?
Si todo va bien, en febrero de 2022 tendremos una nueva aventura de Camino Vargas en las librerías. Como los lectores de Especie, ya sabrán, hay algo pendiente que debe seguir investigando. Estoy también trabajando en otros proyectos, pero reconozco que me siento muy cómoda en el género.
Y ya para finalizar, queremos saber tus recomendaciones literarias ¿Cuáles son aquellos libros que no debemos perdernos?
De lo que he leído últimamente, recomendaría Lectura fácil, de Cristina Morales, y La campana de cristal, de Sylvia Plath.
