Los Torreznos estrenan ‘La Realidad’: más que humor, desconcierto que mide la resistencia del público

 Los Torreznos siguen desarrollando su investigación artística en el Teatro del Barrio en torno al público, estrenando una obra al mes. Este 14 de abril es el momento de representar La Realidad. Quizá la manera como se conocieron Rafael Lamata y Jaime Vallaure sea lo único claro en toda esta historia: fue en 1990, en un taller artístico que impartía Isidoro Valcárcel Medina en el Círculo de Bellas Artes. Allí, ambos coincidieron como alumnos junto con otras personas vinculadas a la performance y el arte conceptual.

En la década que transcurrió desde entonces hasta el año 2000, cuando echó a andar el proyecto de Los Torreznos como colectivo artístico estable y permanente, pasaron muchas cosas: trabajaron para una feria donde ironizaron con el catálogo de tópicos que se asocia al universo de la performance -cortes en el cuerpo, bromas que solo comprenden los seres queridos…-, fundaron varios colectivos artísticos (como Circo Interior Bruto), una anti galería…  La ironía y la búsqueda del desconcierto era el pegamento que los había juntado desde el principio. Les salía de forma natural, espontánea, necesaria. ¿El nombre de Los Torreznos? Ninguno de ellos recuerda muy bien de dónde salió. Quizá fue una ocurrencia, una decisión arriesgada, sonora, rotunda e irreverente, para ir a la contra del glamour del arte contemporáneo.

Más que humor, desconcierto

Inicialmente, Los Torreznos se lanzaron a investigar, en espacios asociados al arte contemporáneo (museos, galerías…), lo social, lo político y las costumbres más arraigadas, recurriendo al humor absurdo y al juego con el lenguaje. “La acción -lo que ahora se llama performance- fue y es nuestro elemento de creación natural. La performance no contempla en su eje al público como un elemento fundamental que tener en cuenta. Es más, durante mucho tiempo -gran parte de los años 60 y 70- lo ha despreciado, ninguneado, eludido, sorteado, también aburrido”.

Sin embargo, y contra lo que pudiera pensarse, “en estos últimos diez años hemos empezado a tener en cuenta mucho más al público -sinceramente nunca lo hemos despreciado radicalmente-, entre otras razonas, por hacer cada vez más trabajos en contextos teatrales”.

En esa senda, el Teatro del Barrio ha sido determinante en la trayectoria de Los Torreznos. “Nos permite convivir con un público de nuestra ciudad de manera mucho más continuada y regularizada. También nos ayuda a entender más a fondo lo que implica un marco teatral de recepción”. Los ubica en un entorno artístico, el teatral, que inicialmente les resultó algo ajeno, aunque en ningún caso hostil: “por un lado, nosotros no interpretamos, no encarnamos a nadie, no dejamos nunca de ser nosotros. No hay ficción, solo nos colocamos en una situación. En una hipótesis”.

Y por otro lado, recuperando una inspiración de la performance más clásica, Los Torreznos quieren medir la resistencia del público: “Hemos hecho obras que consisten únicamente en contar segundos o parte de preguntarnos si se puede estar cincuenta minutos aplaudiendo. El ámbito teatral está menos familiarizado con esa dinámica, tiene otras formas de atrapar la atención de la gente”.

¿Quién es más protagonista, el público o las y los artistas?

Y es, precisamente, el público y la gente lo que vertebra la nueva línea de  investigación de Los Torreznos. Este es el punto de arranque, tan amplio, tan genérico y tan vasto que casi parece inabarcable. “Sin embargo, es uno de los retos Torreznos: acotar lo imposible, remarcar la inmensidad, reducir lo infinito”.

Siguiendo esta estela de trabajo, Los Torreznos están repensando y reestrenando algunas de sus obras en el Teatro del Barrio durante la temporada 2022/2023. La próxima parada es La Realidad, el 14 de abril. “Nos planteamos explorar de manera directa o indirecta la relación entre el arte y la vida cotidiana. No hay más remedio. Abarcar un concepto tan amplio nos permite abordar toda una serie de tópicos sociales y personales que traman una visión crítica de lo que hay. Partimos de la situación concreta que vivimos aquí y ahora: dos individuos observados por espectadores en una sala. Desde esa posición recorremos diferentes formas de experimentar lo que nos está ocurriendo. Hace nueve años realizamos una pieza sobre la cultura y consideramos que ya va siendo hora de desarrollar una pieza sobre la realidad”.

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