La primera sorpresa al marcar el teléfono de Juan Abreu, autor de Eros y política es que conteste al teléfono, que no esté en la cárcel, que no le hayan cancelado por decir que Pachi López es en el sexo una lamprea que pasa por la vida sorbiendo y chupando la sangre de los otros. Abreu está sorprendido de la reacción de los lectores, porque no tiene constancia de que alguno se haya ofendido. Ve en esto una señal de que quizá las cosas están cambiando en España para bien, y que la libertad va reconociendo un derecho a ofender. El libro se ha ido abriendo paso gracias a personas que lo han recomendado: Cayetana Álvarez de Toledo, María Elvira Roca, Arcadi Espada.
Juan Abreu está sorprendido de la reacción de los lectores: «lo que mide la salud civil de un conglomera es la cantidad de libertad del otro que es capaz de tolerar. Igual peco de optimista, pero la salud de la sociedad española es buena. Uno de los propósitos de escribir este libro es intentar que por lo menos algunos políticos se rieran de sí mismos y dejaran de tomarse con seriedad. Hay una cantidad de seriedad tremenda, que nos conduce a Podemos, a toda esta cosa woke, o a todas estas corrientes totalitarias».
El humor frente a la miseria
Eros y política es corrosivo, satírico, desatadamente humorístico, que juega con las palabras, que le debe a Reinaldo Arenas, a Cabrera Infante, a Zoe Valdés: «si, pero luego hay cosas que no vienen de la literatura, como el humor de mi padre, muy cáustico, muy lascivo. Mi padre era una celebración de lo físico, de la carne…. La primera que no se ofendía era mi madre. Un hombre muy aventurero, no en el sentido de las mujeres, sino en el humorístico. Era atrevido, y yo lo he heredado. Y luego, la sociedad cubana es bastante lúbrica, se resuelven muchas cosas follando… Es algo que tiene cierta lógica, porque llevamos sesenta años de dictadura comunista. Carecemos no solo de libertad, sino de todo. Y cuando careces de todo estímulo físico, lo tienes que compensar de alguna manera. Hay una miseria moral instalada… «.
Con Abreu repasamos en la conversación algunos de los 140 personajes que trata y retrata en Eros y política, de Carmena a Anna Gabriel, de Rufián a Álvarez de Toledo, de Angela Merkel a Colau, que fue el detonante, el primer personaje retratado. Hay mucha explicación sexual de las tragedias políticas, por ejemplo cuando anota que el pichacorta es un ser maligno origen de muchas desgracias: «la mayor parte de la gente pichacorta vive con mucho resentimiento, sin embargo los que la tienen hermosa vivimos con una cierta seguridad, que es buena, no solo para nosotros sino también para la gente que está con nosotros. Los pichacorta están llenos de turbiedades».
El objetivo era retratar a los personajes. Hay críticas severas, pero siempre atemperadas por una palabra piadosa. Abreu se considera un escritor no formal sino uno que escribe a base de emanaciones, sin orden ni planificación, sino como un impulso. No se pierdan en el libro los retratos de Pachi López, el de Pablo Casado, el de Rufián, y todos y cada uno de los personajes. Hasta Feijóo, al que llama pichadulce, pero al que reprocha, en la conversación, su reflejo tribal, su cerebro localista, que prefiere llamarse gallego antes que español.