Buenos días españoles e hispanohablantes, el 9 de noviembre de 2023 lo recordaremos no como un gran día, pero si como una jornada de esas que hacen historia. No es que haya ocurrido nada trágico, simplemente hemos tenido la confirmación de que Sánchez ha elegido un camino de humillación y ruptura para volver a ser presidente de España. Ya sabemos que para volver a serlo ha entregado a España, que es la nación que aspira a presidir. En una sola jornada los que todavía dudaban han comprobado que el próximo presidente del gobierno de la nación no dudará nunca en llevarnos al borde del abismo si ese sacrificio de todos implica su salvación.
Su presidencia, si la consigue, será un permanente ejercicio de sumisión. Poco después de firmado el pacto, el hasta ahora prófugo de Waterloo se erigió de repente como el verdadero presidente del gobierno. El ejecutivo durará hasta que lo diga Puigdemont. Y hará lo que diga Puigdemont, y cuando lo diga él. La comparecencia de Santos Cerdán fue la del mayordomo del separatismo que anuncia que los señores tienen la cena preparada. NO hubo preguntas. NO hacían falta, porque la de ayer fue una jornada solo de respuestas. Ayer, con su pacto, Sánchez respondió a todas las cuestiones que se acumulaban en su buzón de asuntos pendientes.
Y el fugado se dedicó a ejercer ya, desde el primer día, como jefe del ejecutivo. El ejecutivo irá por donde diga Puigdemont. Qué digo irá, ya va, y va como una locomotora y se apresta a pedir perdón a la secesión, y a borrar todos sus delitos y a poner en la picota a todos los jueces, a todos, a los que firmaron sentencias, y a los que asistieron callados a la aplicación de las leyes.
Ayer se despertaron de su siesta todos los jueces y fiscales, despertaron de su modorro los eunucos del Psoe, ese Fernández Vara que parece hoy un oficinista vestido con ligueros en una sesión de masoquismo, o el menudo Page, cada vez más jibarizado por Sánchez. Page nos ha enviado a su gemelo para que veamos que Page son dos almas, una que reniega del partido, la otra que acepta acompañar al jefe camino del abismo.
Ayer supimos que Sánchez, acorralado, es capaz de ir mucho más allá de lo que cualquiera pudiera esperar. El pacto, oyentes, no es un síntoma de fortaleza sino un signo de extrema debilidad. Incapaz de poner en su sitio a los delincuentes, Sánchez ha decidido ser uno de ellos, y amnistiarlos a todos, y ese todos le incluye. Por el pacto firmado en Bruselas, los jueces, todos los jueces, se convierten en un atajo de facinerosos que durante las últimas décadas se han dedicado a la persecución política. El acuerdo de Sánchez y el PSOE con la secesión es lo que dice.
Reitero la fórmula de Sánchez y el PSOE porque el partido le ha dado carta blanca y asume todas sus decisiones, así que no personalicemos en el sátrapa. Es el tirano en compañía de otros. El presidente en funciones y su partido han avalado ese concepto alambicado del LAWFARE, que significa que toda acción judicial que afecte a un político de izquierdas o a un secesionista es una persecución, una conspiración, un acoso inaceptable. Yo les pregunto a ustedes, oyentes, ¿conocen algún atajo más corto para regresar al estado natural en el que solo vale la fuerza? ¿Saben de algún camino más fácil para llegar a la ruptura?
Santos Cerdán hizo ayer de mozo de cuadras de Sánchez, convertido por los acuerdos en la reencarnación de Fernando VII, el rey que entregó la corona de España a Napoleón y a su hermano Pepe Botella. Al menos era Napoleón. Estos de ahora le han regalado la nación, la corona, y la agencia tributaria a un tipo que tiene siete votos que se va a ir de rositas de sus asuntos con la justicia, y que ha pasado del maletero de un utilitario a dueño y señor de la Moncloa.
El discurso de Puigdemont de este nueve de noviembre fue el de un presidente de la república de España: él es el poder ejecutivo y el legislativo, él tiene la legitimidad de decir qué es ley y qué es persecución política, él dice quien entra en el perdón y quién queda fuera, él ata y desata, y los demás son solo amanuenses, copistas, lacayos subordinados, gentes del servicio, esclavos. Solo un presidente de la república de España puede salir como salió ayer Puigdemont a dictar el futuro y a contarnos cómo ha sido el pasado reciente y a juzgarlo.
Porque una vez firmado ese acuerdo por el que el PSOE se convierte en un partido secesionista que asume el cuento de los que dieron el golpe de octubre del 17, llega la hora de las purgas. Y esto es lo que ha puesto en alerta y alarma a todos los jueces, incluidos los de Jueces para la democracia, hasta tan comprensivos y tolerantes con los avances del caudillo. Si ha habido jueces que han aplicado leyes de persecución política a sabiendas de que lo hacían, no solo necesitamos una amnistía para los inocentes sino una buena purga para los facciosos, una purga de verdad, una que limpie la justicia de jueces políticos. Qué orgia para Podemos, qué gran noticia para los delincuentes, No para todos, porque aquí la casta ya nos dice que hay delincuentes de primera y los de tercera. Los de primera son los que disponen de siete votos para hacer presidente a Sánchez. Lo otros son, todos los demás.
Y hasta en la Agencia tributaria han leído con temblor y rechinar de dientes el acuerdo. Porque los inspectores, entrenados, motivados y pagados para exprimir hasta el último euro del contribuyente, y sacárselo de buenos y malos modos, ahora tienen que inventarse una treta legal para dejar de cobrar veinte mil millones y perdonar deudas y tributos a la secesión.
Así que no parece que haya un solo ciudadano español que no esté afectado por ese papel de cuatro folios firmado ayer en Bruselas entre el Partido secesionista obrero y español y el jefe de juntos por el delito y la secesión. Dos largas trayectorias criminales se dieron un tierno y cálido abrazo de hermandad en Bruselas. La intención de ese pacto es mercadear con nuestros derechos y robarnos los dineros que a usted le ha costado tanto trabajo ganar, para salvar a dos golfos, a dos pícaros. El golfo Sánchez y el golfo Puigdemont. A estos dos crápulas se unirán ahora los santos beatos del Partido nacionalista vasco, que siempre ha sido un partido experto en sacar beneficios de todo crimen sin mancharse mucho las manos. Son los que rezan unas oraciones por el alma de la víctima mientras se reparten su herencia. Han esperado hasta el último tramo, porque olfatean la extrema debilidad de Sánchez, y ayer ya pudieron comprobar que el postulante a presidente del gobierno no es solo uno que lo entrega todo a cambio solo de votos y de nada más, sino que parece disfrutar con la sesión de sumisión a la que están sometiendo. Así que el PNV sacará ahora el látigo, el floger, las pinzas para carne, y todo el arsenal sádico. No solo van disfrutar con una sesión inolvidable, sino que además la van a cobrar. Y luego con unas oraciones a sus santos racistas todo se olvida.
Dominan a partir de ahora la nación dos partidos con una gran tradición racista, clasista y cínica. El PSOE, incapaz de gobernar por sus medios, se ha dedicado en esta hora a imitarlos, a ser como ellos, a confundir sus siglas con la secesión y el oprobio. Es un partido emasculado. Los atributos se los entregó ayer Santos Cerdán a Puigdemont.
La jornada del 9 tuvo además un sobresalto que a muchos les hizo temer que estábamos en el comienzo de una tragedia ya vivida en España. A media mañana tiroteaban a Vidal Cuadras. El asalto tiene todas las trazas de una operación de sicarios. A Vidal le odia la secesión y el Irán chiita. Como la de ayer fue una jornada triunfal para los golpistas de todos los colores y partidos, no parece que tuvieran intenciones de arruinar la fiesta con un tiroteo en Madrid. Así que habrá que mirar los encargos que ha tramitado Teherán. Ese régimen lleva muchos años traficando en Madrid con influencias. Que se lo pregunten a Pablo Iglesias, que se lo digan a Podemos.
Ayer, insisto, fue una jornada de una extrema claridad para saber dónde estamos y a dónde nos quieren llevar. Ayer hubo muchos más que dijeron que por ahí no. Entre otros, todos los jueces y fiscales del reino. Lo que debemos hacer, quienes nos oponemos a esta deriva, es persistir sin descanso. Sánchez atraviesa su momento de máxima debilidad. Y nunca va a estar más fuerte, salvo que se lo permitamos
Esto ha sido buenos días España, en estudio radio, la radio global en español.
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