A unos días de estrenarse Napoleón, la película de Ridley Scott sobre la figura del emperador, la polémica se centra en los detalles de ficción de la película. Scott se ha anticipado a las críticas en algunas entrevistas diciendo que se trata de la licencia que está permitida en toda obra de creación. Lorris Chevalier, que es doctor en Historia a sus 29 años, ha trabajado con Scott como asesor en la película, y defiende, en una entrevista en Le Figaro, que se utilice una cierta licencia cinematográfica, de la misma forma que existe una licencia poética. Chevalier es doctor en literatura medieval por la Universidad de Borgoña y asesor de cine. Después de trabajar con Scott en ‘El último duelo’, le ha asesorado durante dos años en la producción de Napoleón.
El trabajo de Chevalier en Napoleón se centró en acompañar a Joaquim Phoenix durante el rodaje, y ser el asesor de producción y guiones en el set. Chevalier aconsejaba a Phoenix y discutía cada detalle con el director. Pero no solo con ellos, sino también con los encargados de establecer la disposición en la escena de los figurantes. Las escenas de citas diplomáticas o militares deben mantener el rigor de los protocolos de la época. Hay que saber cómo se dirigen las personas al emperador, cómo se le toca, si se le puede tocar, como se le saluda: » A veces nos faltan fuentes, por lo que tenemos que mirar alrededor del suceso para hacer una escena exacta. En el set, esa es la palabra clave. Por ejemplo, el jefe de accesorios hace todo el trabajo previo para tener objetos “precisos”.
La preparación de ese trabajo requiere visitas: varios días de caminatas y paseos por el París de Napoleón, con el actor, en el castillo de Malmaison, o en Les Invalides; visitas al Museo de los Ejércitos, por ejemplo. Es un trabajo que exige un conocimiento muy minucioso de las fuentes que cuentan quién y cómo era el Emperador, de primera mano. Eso implica tener fresca la lectura de unas diez biografías escritas por personas cercanas a Napoleón, su correspondencia, y otras obras. Las fuentes son múltiples. Escribir sobre Napoleón en Francia, durante muchos años, era un éxito seguro. Ahí están las obras de los hijos de Josefina, de sus generales, sus ayudantes de campo como el mameluco Alí, o las propias memorias de Napoleón.
Chevalier, que trabajó como gerente en el castillo de Berzé, entró en contacto con los equipos de Scott en The Last Duel, cuando se presentaron en el castillo para buscar exteriores donde filmar. A partir de ahí le pidieron asesoramiento, sobre todo para algunas escenas religiosas como un bautizo medieval: «luego rodamos una escena de boda muy importante con un enfoque bastante realista basado en fuentes del siglo XIV. Era la primera vez que estaba en el set y me sentí muy intimidado. Más tarde, durante una escena de batalla filmada en Irlanda, Ridley Scott me habló de la próxima película sobre Napoleón. Luego me llamó directamente, algo que nunca había hecho, y me ofreció ir a trabajar con él»
A Chevalier el método de trabajo de Scott le recuerda al de un pintor: «él mismo dibuja los guiones gráficos. Además, todos recibimos un regalo de rodaje. A mí me ofreció el storyboard de la película con una bolsa de cuero en la que están grabadas mis iniciales y, sobre todo, realizada con los mismos métodos que las bolsas de guerra utilizadas por Napoleón». El asesor asegura que en el set de rodaje dispone de muy poco tiempo para aconsejar y proponer ambientes e iluminaciones. Su trabajo implica además conocer bien a la audiencia de nuestro tiempo: «durante la retirada de Rusia, los soldados de Napoleón quitaron la barra de metal que usaban para limpiar su rifle y la usaron como bastón para encontrar lugares donde las poblaciones de Europa del Este habían escondido su comida. Pero si filmamos una escena en la que el ejército se mueve en filas, como si fueran ancianos, sin explicar el motivo, el espectador no lo entenderá»
Chevalier afirma que el asesor debe aceptar detalles que no están en la historia, porque una obra del cine tiene las mismas licencias que tiene la poesía: «la primera vez que conocí a Ridley Scott, me dijo que había despedido a siete asesores históricos de Gladiator. El asesor histórico excesivamente académico no le sirve».