Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida. Álex Rosal. Libroslibres.
Si alguna vez, lector, has sentido que vives en un mundo que te quiere imponer su pensamiento, es que estás en guerra cultural. Si en alguna ocasión, lectora, has sentido que es un disparate crear una sociedad enfrentada por razones de sexo, es que te han metido en una guerra sin tu quererlo ni desearlo. Si piensas que el dinero debe estar en manos de los ciudadanos, en contra de la opinión de Sánchez que dice en su libro Tierra firme que esa es una idea trasnochada, entonces este de Álex Rosal es tu libro porque no solo te va a contar lo que nos pasa con una extrema precisión sino que te va a dar algunos buenos consejos para salir de esta trampa en la que nos ha metido un totalitarismo perfeccionado.
En esta guerra hay dos bandos, dice Rosal: los partidarios de una sociedad abierta, y los impulsores de una sociedad encerrada en la ideología. Son fáciles de distinguir, aunque a veces hay algunos que pasan del lado abierto al cerrado con suma comodidad. Los que promueven el saqueo de las clases medias, los que fomentan el odio de clase o el enfrentamiento entre hombres y mujeres, los que promueven la exclusión por razón nacional, los que desprecian el Cristianismo al tiempo que promueven toda otra religión, en especial la musulmana, los que no reconocen la propiedad privada, fomentan el clientelismo, compran a los medios con subvenciones y fomentan y potencian la extracción fiscal de rentas de la clase media, todos esos son partidarios de una sociedad cerrada.
Suelen no cumplir las leyes o convertirlas en papel mojado cuando les conviene, y convierten sus deseos en ley. Reclaman derechos sin admitir ninguna obligación, promueven la eutanasia porque los ancianos les resultan un feo y costoso estorbo, cosifican a las personas, ofrecen el aborto como única salida a los embarazadas, y consideran que los niños no son los padres. Si no estás entre los que promueven todo esto, estás en guerra, aunque no te lo parezca. Es decir, alguien le está dando la vuelta a tu mundo sin que tu te preocupes demasiado. De eso se encarga el sistema.
Para ganar la guerra
La mala noticia es que nos he ido adaptando a todo esto con vulgar mansedumbre, como la rana se adapta al cambio de temperatura del agua, hasta que empieza a hervir. Rosal describe en su libro los mecanismos que utiliza el poder, que son básicamente el miedo y la distracción. El miedo como gran herramienta de dominio. Todos los que han estudiado el poder, desde Maquiavelo a Orwell, saben que el miedo es el gran paralizador de las mentes. Lo apocalíptico se utilizado por los que tienen el poder para imponer su agenda, y sus medidas, y para culpar, por ejemplo, al cambio climático, de todo, y así despejar su responsabilidad.
El segundo instrumento es la distracción. El entretenimiento difundido por móviles y plataformas es la gran distracción con la que nos tienen ocupados mientras ellos se ocupan del poder. El tercero son unos medios de comunicación subvencionados, incapaces de generar negocio, y por tanto subordinados al dinero estatal. Esto en España es el mal general. Desde que la información es un negocio, la verdad ha desaparecido. Y como cuando Álex Rosal con ejemplos muy claros y concluyentes, quien domina la agenda de los medios domina la verdad y las mentes. El sistema tecnológico de grandes redes y corporaciones ha creado lo que el autor llama una «telaraña predictiva» que conoce nuestros gustos, nos aisla y nos encierra en nosotros mismos para tenernos menor controlados, para convertirnos en meros consumidores, adictos de la dopamina, pendientes de la próxima e inmediata satisfacción.
Una dictadura perfecta y amable
Mientras cambian tu mundo, tú te diviertes. La tecnología les ha permitido ese contexto perfecto para el totalitarismo. Los que buscan el poder saben que hoy es más fácil crear una dictadura con apariencia de gobierno paternalista, que gestionar una democracia. Se lo ha demostrado la tiranía china, que vigila a sus ciudadanos, premia a los sumisos y castiga a los que no se acomodan. Así, Xi Jin Ping se ha erigido en monarca vitalicio, y el Partido Comunista en fuerza de poder omnímoda. Gracias a la tecnología, que nos entretiene y nos distrae, esa tecnología a la que hemos entregado todo, nuestra información, nuestra libertad, a cambio de un poco de entretenimiento.
Eso explica, entre otras cosas, la mansa sumisión que demostramos durante el COVID, cuando se cometieron en España, por ejemplo, algunos atropellos históricos. A partir de ahí, ¿qué hacer? Rosal empela una buena parte del libro en ofrecernos soluciones concretas para combatir en esta guerra que nos han declarado. Y esas soluciones pasan por entrar en la batalla, implicarse en el combate, rechazar lo apocalíptico, sanar a los resentidos, ser amable con los contrarios, y no despreciar ninguna oportunidad de decir lo que pensamos. Hasta recurrir a los opúsculos y obras breves. Tiene razón Voltaire: se llega a más mentes con los libros baratos que con los caros. Queridos lectores, toca remangarse y meterse en faena, con buen tono, con alegría, porque esto no está perdido, pero si perdemos nos quitarán hasta la dignidad.
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