‘Los ojos de Mona’, un terremoto editorial

Es el más reciente terremoto editorial. El director de la Fundación Hartung-Bergman firma una obra que se disputan las editoriales de todo el mundo. Thomas Schlesser. Un extraño fenómeno, porque antes de que saliera de imprenta, editoriales de todos los continentes pujaban por Los ojos de Mona. Albin Michel, editorial francesa que compró el manuscrito, asegura que ha firmado ya para publicarla en 27 idiomas.

los ojos de mona

Nicolás de Cointet declara a Le Figaro que cuando leyó el manuscrito sintió una profunda emoción: “Era un precioso sábado primaveral y apenas había abierto el libro cuando lo devoré: amor a primera vista. Me cautivó la historia y la calidad de la escritura del manuscrito. No lo dudé, llamé al autor”. Es curioso, porque el autor está convencido de que ha escrito un libro que es contrario al espíritu de nuestro tiempo, algo que solo recordamos desde que se publicara El señor de los anillos, otro libro contra la corriente.

La historia que cuenta el libro es sencilla. No hay que buscar tramas complejas de novela negra. Mona es una niña de diez años que un día sufre un colapso en la vista. Todo se vuelve oscuro. Pierde la visión durante más de una hora. Los médicos le hacen pruebas, sin resultado. ¿Corre el riesgo de quedar ciega? Sin un diagnóstico real, se recomienda un seguimiento por parte de un psiquiatra infantil para determinar el “equilibrio psicológico” de la pequeña. Mientras, la madre le pide a Henry, el abuelo de Mona, que acompañe a su nieta a sus sesiones, él decide llevarla al museo una vez por semana. Si Mona pierde la vista, conservará el recuerdo de la belleza. A la pequeña Mona le quedan 52 semanas para atesorar toda la belleza que puedan guardar sus ojos. El diagnóstico médico le da ese plazo.

Comienza así un recorrido por los tres grandes museos de París: el Louvre, el Museo d’Orsay, que guarda sobre todo la pintura de los impresionistas, y el Beaubourg. Mona y su abuelo desfilan ante Botticelli, Van Gogh, da Vinci, Klimt, Rosa Bonheur, Magritte, Malevitch, Frida Kahlo… El arte, dice el autor, se pone al servicio de la vida. El abuelo da una lección de belleza y de rebeldía, una lección deslumbrante para su nieta antes de que su vista se apague. La gran lección es la aceptación de la pérdida.

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Es por tanto una novela de aprendizaje de los clásicos, de los muertos. Algo muy contrario a nuestro tiempo, en el que ya no quedan maestros ni referencias admitidas. Es también la relación entre una niña y su abuelo. Thomas Schlesser asegura que “el libro nació hace diez años, en 2013, mientras yo pasaba por una experiencia muy dolorosa. Viví el no advenimiento de un niño. Tenía el deseo de inventar una hija imaginaria, a la que habría criado, mimado… Mona tiene 10 años en el libro, pero yo dediqué diez años a escribirlo. Esta coincidencia me conmueve, es una hermosa aventura romántica”.

Arte y literatura son como dos hermanas en esta novela. “Para realizar el proyecto narrativo de mi libro me inspiré mucho en OuLiPo, Georges Perec y Jacques Roubaud. He creado un sistema discreto que invita a leer el libro dos veces: cada obra conlleva una lección y se aplica en el capítulo siguiente…” El arte al servicio de la vida, la belleza subordinada a la bondad. Es un libro para todos los lectores. No hace falta conocer a fondo la historia del arte, Schlesser la hace accesible en las descripciones, pensadas para un lector sin imágenes, ese ciego que somos todos, sea capaz de sentirlas.

Marianne Échiré
Marianne Échiré
'Gourmet' y 'gourmande', adoro cocinar y disfrutar de la buena mesa, sobre todo en compañía. Soy exigente y quiero pensar que también justa en mis críticas. Y sé que hasta del más humilde tengo algo que aprender.

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