Boicot a las orquestas juveniles de Venezuela

La pianista, compositora y disidente venezolana Gabriela Montero hace un llamamiento al boicot de la gira mundial que la Orquesta Juvenil Simón Bolívar inicia este sábado. Dirigidos por la estrella de la batuta Gustavo Dudamel, estos conciertos son vistos como un “lavado de cara cultural” de la narco-dictadura chavista.

El pasado 1 de enero el influyente periódico británico “The Guardian” consagraba un extenso artículo al llamamiento que Gabriela Montero hacía pidiendo a todas las instituciones culturales, agencias y salas de conciertos que “corten los lazos” con el celebrado “Sistema” de orquestas juveniles de Venezuela y su buque insignia: la Orquesta Simón Bolívar.

De hecho, esta orquesta inicia mañana, sábado 11, una gira mundial en la Philharmonie de París. Dicha gira los llevará también a salas de inmenso prestigio internacional como la Philharmonie de Berlín, el Barbican de Londres, el Carnegie Hall de Nueva York o…el Auditorio Nacional de Madrid, donde los venezolanos deberían tocar el 25 de enero.

Si bien la excusa “oficial” para esta gira es la celebración de los 50 años del Sistema de educación musical creado por el músico y político José Antonio Abreu, a nadie escapa la coincidencia de fechas con la pretendida asunción al poder por tercera vez consecutiva de Nicolás Maduro. Una asunción discutida y contestada desde todos los frentes internacionales, incluidos líderes de izquierda como Boric, en Chile, Petro de Colombia o Lula da Silva, en Brasil. Al momento de escribir estas líneas ignoramos cuál será el desenlace de la dramática situación que se vive en las calles de Caracas, y si el presidente electo Edmundo González podrá entrar al país.

Pero volvamos a la música…

Recordemos que el Sistema es un método de enseñanza musical destinado de forma prioritaria a los niños más desfavorecidos de Venezuela. Eso en teoría. Su éxito al lograr formar orquestas juveniles llenas de virtuosismo y pasión caribeñas deslumbró a eminentes músicos europeos como Sir Simon Rattle o Claudio Abbado, quienes dieron un apoyo sin límites a la iniciativa, abriéndoles así las puertas del gran mundo. Pero, con el paso de los años, el Sistema se convertiría en el mejor “embajador” de la narco-dictadura chavista. Su cara amable y presentable, aplaudida por la alta burguesía en Lucerna, Washington o Barcelona. Es esta manipulación de una iniciativa, en principio loable, la que denuncia Gabriela Montero.

“El Sistema es esencialmente una organización política, dado que es dirigida desde la oficinal presidencial y su consejo de dirección incluye a políticos de alto rango como el hijo de Maduro y Delcy Rodríguez”, lamenta a su vez el crítico musical Geoffrey Baker, autor del libro “El Sistema: Orquestando a la juventud venezolana”.

“Esta manipulación del Sistema y esta propaganda no pueden seguir siendo toleradas por el mundo tras el robo de las elecciones del 28 de julio”, afirma Gabriela Montero. Esta venezolana es una pianista virtuosa y compositora mundialmente reconocida. Pero es también una de las voces disidentes más sonoras del anti chavismo. La pianista fue recientemente galardonada con el Premio Vaclav Havel por su lucha en favor de los Derechos Humanos.

Gabriela Montero: “El silencio no es una opción…”

Montero denuncia como “moralmente incoherente” aprovecharse del marketing amistoso y superficial de la “transformación social a través de la música”. “Mientras nos asociamos con un narco estado autocrático que condena a una sociedad entera a la miseria más abyecta, incluyendo a los propios músicos que participan del Sistema”.

Pero si el Sistema tiene éxito internacional es en buena parte gracias al apoyo de la agencia Askonas Holt. Interrogados por “The Guardian”, argumentan que ellos “apoyan una iniciativa musical que ayuda a niños pobres, sin intenciones políticas”. También recuerdan que sus lazos con el Sistema son anteriores al gobierno de Maduro. Al parecer, no serán los agentes de Gustavo Dudamel los que lleven a la práctica el boicot global pedido por Gabriela Montero.

“Esta es una forma más extrema de “lavado” que muchas otras, porque da la vuelta activamente la realidad. Es como si Arabia Saudita patrocinara un coro de hombres gays”, comenta a su vez Geoff Baker. “La promoción constante de esta organización por parte de Askonas Holt, a pesar de la creciente evidencia de sus problemas, es tan reprochable como su complicidad en el lavado de imagen artística del régimen venezolano”.

No son pocos los observadores que piden para Dudamel y las orquestas venezolanas el mismo tipo de boicot cultural que hoy se aplica en todo el mundo a directores rusos, como Valery Gergiev, y a las orquestas financiadas por el Kremlin. Recientemente, la ONG Human Rights Foundation puso camiones con paneles a las puertas del Carnegie Hall para denunciar “el robo” de las elecciones por Maduro y la asociación de Gustavo Dudamel con el narco-régimen venezolano.

Llamamiento al boicot de Gustavo Dudamel y el Sistema enfrente del Carnegie Hall de Nueva York. Foto: Human Rights Foundation

Por su parte, el influyente periódico londinense “The Times” señalaba, en la pluma de su especialista musical Jessica Duchen, que Dudamel ha sido objeto de protestas relacionadas con el “lavado de imagen” cultural de un régimen bajo el cual Venezuela ha enfrentado colapso económico, hambre y violencia. El Times nos recuerda que la Corte Penal Internacional está llevando a cabo una investigación sobre violaciones graves a los derechos humanos en Venezuela, y que aproximadamente una cuarta parte de la población se ha ido del país. En lugar de hablar de “la situación”, los venezolanos han comenzado a referirse a “la represión”.

Según varios exmúsicos de El Sistema, exiliados y hablando de forma anónima: “Al Sistema no le importa el desarrollo de los niños. Usaban a los mayores para enseñar a los más jóvenes, por lo que muchos sufrían lesiones debido a la mala instrucción.” Numerosas denuncias de abuso sexual en El Sistema surgieron en artículos, blogs y redes sociales durante la explosión del movimiento #MeToo.

Todos los músicos coinciden en que, si alguien intentaba salir del Sistema, Abreu lo consideraba “traición”. Una vez que huían de Venezuela, no podían regresar. Cuando se les preguntaba qué temían que les pasara si lo hacían, uno dijo: “Cualquier cosa podía pasarnos, hasta ser asesinados.”

Otro alega que había “jets privados para el director”. “Todos se alojaban en hoteles de cinco estrellas”, dice un tercero, quien recuerda que en el Festival de Lucerna, “había cenas para unas 200 personas en un restaurante, donde todos pedían langosta. Era una cantidad de gasto demencial. Esto creaba la imagen de que en Venezuela todo estaba bien.”

De hecho, en el mundillo musical, Dudamel es conocido como “Rolex Boy” por su querencia por un estilo de vida lujoso, su incalculable fortuna y su asociación con marcas ultra exclusivas.

El director de orquesta Gustavo Dudamel

Jessica Duchen nos recuerda también que Gabriela Montero no ha podido regresar a su país en 15 años. “Venezuela está secuestrada por un régimen de criminales transnacionales, individuos sujetos a sanciones internacionales y una investigación en curso por parte de la CPI”, afirma la pianista y compositora.

Por su lado, el eminente crítico musical británico Norman Lebrecht, autor de “El Mito del Maestro”, también se ha sumado al pedido de boicot. El londinense afirmó que “Dudamel hace la esfinge”, lo que en castellano podría traducirse por “hacerse el muerto”, para no responder a ninguna de las acusaciones que llueven sobre sus lazos con el régimen dictatorial narco-chavista.

“Está en negación. Es totalmente incapaz de aceptar que Abreu fue algo distinto a un santo y que El Sistema es impecable, a pesar de la evidencia de que ambos sirvieron como fachada para un régimen militar brutal y que El Sistema está plagado de casos de abuso sexual infantil”, comenta Lebrecht, quien afirma que Dudamel se enfrentará a un escrutinio más riguroso el próximo año cuando asuma el cargo de director musical de la Filarmónica de Nueva York. Recordemos que este puesto es, muy probablemente, el más prestigioso al que se pueda aspirar en el exclusivo mundillo de la música clásica.

Pero, en cualquier caso, cuesta imaginar que vaya a existir ningún boicot. El hechizo de la “narrativa” alrededor de los jóvenes venezolanos pobres, con sus boinas rojas, su supuesta alegría de vivir y sus banderas, no va a desaparecer tan rápidamente. Ni las colosales sumas de dinero puestas al servicio de Dudamel y sus huestes. Quien firma estas líneas aún recuerda a los grandes burgueses suizos en el ultra exclusivo Festival de Lucerna, hipnotizados por el ritmo de los chicos caribeños, encantados de sentirse parte del “mundo real” por un par de horas.

La “magia” no acabará mañana porque a nadie le gusta reconocer que le engañaron durante años.

Rodrigo Carrizo Couto
Rodrigo Carrizo Coutohttps://rccouto.com/
Periodista, fotógrafo y videasta, empieza su carrera cubriendo el hundimiento de la URSS. A partir de 1992 colabora con la revista Ajoblanco y diversas agencias. Entre 2003 y 2018 trabaja para el diario El País. Ha colaborado con la Swiss Broadcasting, La Nación, Clarín y diversos diarios y revistas de Europa y América. Vive en Suiza.

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