El río. Esther Kinsky. Periférica. Traducción de Richard Gross
Ester Kinsky (1956) novelista, poeta, ensayista y traductora, nació junto al Rin y vivió por doce años en Londres. El río, primera novela de Kinsky, cuenta la historia de una mujer que se acaba de mudar a Londres. A través de sus paseos a lo largo del río Lea, un afluente del Támesis, nos describe el barrio en el que vive, un barrio de inmigrantes, e invoca la memoria, en especial en relación a los distintos ríos que han marcado su vida. Por sus referencias a la naturaleza y su fijación por describir los espacios físicos por donde se mueve ha sido comparada con Sebald y Sinclair.

El río se inicia con unas cajas de mudanza y termina con estas mismas cajas de mudanza. A través de sus páginas conoceremos al comerciante Katz, al tendero Stoller, al artista ecuestre, al croata fumador, a Gabriela y su cámara estenopeica, al rey. En definitiva, historias de perdedores. Y también visitaremos Toronto, donde la narradora acaba de ser madre, Israel, el río Neretva tras la guerra, el Rin, central en su infancia.Y así nos va narrando un paisaje que es algo más que aquello que imaginamos o aquello que por no prestar atención no somos capaces de ver. Así, por ejemplo, las embarcaciones que sirven de hogar, los espacios que son urbanizados por la administración y luego abandonados.
Con un estilo firme y claro donde reina la casualidad sobre la causalidad el libro está dividido en 37 capítulos no muy largos, con fotografías en blanco y negro intercaladas, con una prosa de frases largas y descriptivas. No hay diálogos ni valoraciones por parte de la narradora. La obra pretende ser objetiva en su descripción de lo que nos muestra y recuerda la narradora.
El río es de esa clase de libros que te transporta a un lugar entre niebla, pero no una niebla física sino a un espacio en el que no sabes muy bien dónde estás, tu mente queda un poco a merced de las palabras del autor. Así pues, no se trata de un libro que establezca un orden a partir del desorden sino de un libro que refleja el desorden en el que vivimos.
Stamford Hill, lugar de residencia de Esther Kinsky en Londres