Hoy me pongo el kimono mental para recomendar cinco novelas que, sin requerir un conocimiento previo de Japón ni de su literatura, reflejan con sensibilidad, belleza y hondura el alma japonesa: su contención emocional, su sentido del deber, su relación con la naturaleza, la muerte y la memoria.
Estas cinco obras son puertas de entrada, no muros. Todas están traducidas al español con calidad, y he incluido la edición recomendada en cada caso.
1. “País de nieve” – Yasunari Kawabata
Edición: Alianza Editorial
Traducción: Yumika Matsumoto y Jordi Fibla
Por qué leerla:
Kawabata fue el primer Nobel japonés y, en esta novela, despliega con extrema delicadeza el choque entre la pasión y la renuncia. Ambientada en un balneario montañoso, es una historia de amor entre un hombre de ciudad y una geisha provinciana, contada con silencios, paisajes nevados y frases que parecen haikus disfrazados de novela. Es la forma más hermosa de aprender que en Japón no todo se dice, pero todo se siente.
2. “Kitchen” – Banana Yoshimoto
Edición: Tusquets (Colección Andanzas)
Traducción: Lourdes Porta
Por qué leerla:
Una novela corta, tierna y luminosa sobre la pérdida, la cocina y los vínculos humanos. Su protagonista, Mikage, acaba de quedarse sola en el mundo, pero encuentra refugio en una cocina… y en una familia poco convencional. Yoshimoto escribe con una sencillez tan clara como el agua de arroz, ideal para lectores jóvenes o poco habituados a estilos complejos. Una novela que abraza sin empalagar, perfecta para iniciarse en la literatura japonesa contemporánea.
3. “El cielo es azul, la tierra blanca” – Hiromi Kawakami
Edición: Acantilado
Traducción: Marina Bornas
Por qué leerla:
Una joya minimalista sobre la extraña relación entre una mujer solitaria y su exprofesor. En apariencia, no pasa nada. Pero sucede todo: la espera, la ternura, el paso del tiempo. El alma japonesa está en esa forma de decir lo esencial con lo justo, y Kawakami lo borda. Es una novela que seduce con la calma del té caliente, sin necesidad de alzar la voz. Perfecta para lectores europeos que disfrutan de autores como Natalia Ginzburg o Sándor Márai.
4. “Mujer de placer” – Kiyoko Murata
Edición: Hermida editores
Traducción: Traducción de Makiko Sese y Daniel Villa.
Por qué leerla:
Ambientada en un burdel de posguerra, esta novela muestra la dignidad callada de mujeres que sobreviven como pueden. La protagonista, Ichi, es el Japón de la cicatriz: ha sufrido, pero sigue de pie. Murata no dramatiza ni victimiza, simplemente observa con compasión. Es una novela perfecta para desmentir clichés sobre Japón: no hay geishas exóticas ni samuráis honorables, sino humanidad y resistencia.
5. “La fórmula preferida del profesor” – Yōko Ogawa
Edición: Funambulista
Traducción: Josefina Urdánoz
Por qué leerla:
Una historia entrañable que combina matemáticas, memoria y ternura. Un viejo profesor con una mente brillante pero dañada (solo puede recordar 80 minutos) establece una relación única con su asistenta y el hijo de esta. Es una novela que ilustra la cortesía japonesa, su sensibilidad hacia la fragilidad y su respeto por lo invisible. De las que hacen llorar sin tragedia, y entender sin subrayados.