Este nuevo coche y esta renacida marca, vienen a cautivar a nuevas generaciones y a reconquistar a los que hemos crecido cerca de los antiguos coches, furgonetas, camiones y tractores de EBRO.
El Río Ebro nace en Fontibre y desemboca en Deltebre.
Pero si hablamos de coches, estamos ante el renacimiento de una marca mítica española que vuelve a nuestras carreteras con un proyecto ilusionante, moderno y bien pensado. EBRO fue sinónimo de trabajo, campo y resistencia. Y hoy, con el nuevo S800, la marca se reinventa para una nueva generación que quizás no la recuerda, pero que seguro la va a notar.
Esta marca nos suena porque esta histórica firma, nacida en los años 50, fue una pieza clave de la industria automovilística española, especialmente en el mundo de los vehículos industriales; y su desaparición dejó un hueco que hoy, bajo un nuevo equipo emprendedor asentado en Cataluña, vuelve como marca de automóviles para el gran público y con una estrategia clara: aprovechar la experiencia de socios tecnológicos internacionales como el gigante chino Chery y construir en España una marca moderna, eficiente y con alma propia. El S800 es el primer paso en este camino, y tras probar su versión de gasolina, puedo decir que es un paso firme.
Diseño exterior:
A primera vista, el EBRO S800 impone por tamaño y agrada por diseño. Mide 4,7 metros, pero sus líneas fluidas, su frontal bien definido y sus proporciones equilibradas le dan un aire sobrio y moderno. Tiene ese punto justo entre robustez y dinamismo que tanto gusta en Europa y en este segmento. No busca llamar la atención, pero sí deja claro que aquí hay un coche bien hecho, bien pensado y con cierto aire europeo en sus formas, aunque venga con genes chinos.
Interior:
Una vez dentro, este coche no deja de sorprender. Ofrece siete plazas de verdad. La tercera fila es accesible y útil para adultos en trayectos medios, algo que no todos los de siete plazas pueden decir. El espacio en las filas delanteras es generoso, y la disposición del habitáculo está pensada para ofrecer confort y entretenimiento. El diseño del salpicadero es moderno y limpio, con materiales agradables al tacto y detalles cuidados. En definitiva, una experiencia muy por encima de lo que uno espera al subirse a un “recién llegado”. La marca puede ser nueva, pero se nota que aquí hay experiencia acumulada y mucho “brainstorming”.
Tecnología y conectividad:
El S800 incorpora una gran pantalla central de 12,3 pulgadas desde la que se controlan todas las funciones multimedia, climatización y navegación. Es rápida, clara y bien organizada. Además, cuenta con conectividad para Apple y Android, lo que garantiza compatibilidad con cualquier móvil. Dispone de cámara 360º, sensores de aparcamiento, control de crucero adaptativo y cargador inalámbrico. No solo es familiar, también es tecnológico y funcional.
Ágil
El motor que hemos probado es el 1.6 turbo gasolina con 147 CV, una opción que, sobre el papel, podría parecer justa para mover un coche grande de siete plazas. Pero en la práctica, sorprende. Es ágil en ciudad, responde con soltura en autopista y se muestra bastante refinado. El cambio automático de doble embrague funciona con suavidad, y el conjunto transmite seguridad y confianza. El consumo ronda los 7 litros y medio cada 100 km, lo que lo convierte en una opción razonable. Y si buscas más eficiencia, tranquilo: hay una versión híbrida, y quién sabe si pronto también una 100% eléctrica.
Un SUV para familias y para nostálgicos
El EBRO S800 no es solo un coche más en un mercado saturado. Es una propuesta con personalidad, historia y un planteamiento claro: ofrecer espacio, tecnología y diseño a buen precio. Pero también es un símbolo del renacimiento industrial de una marca que supo ganarse el respeto de todos y que ahora quiere recuperar ese vínculo con el consumidor nacional desde una visión contemporánea, ambiciosa y con respaldo internacional.
¿Por qué comprar un EBRO S800?
Porque es un coche que sorprende. No solo por lo que ofrece —siete plazas reales, buen equipamiento, diseño moderno y un comportamiento eficiente— sino por lo que representa: el regreso de una marca española con historia, recuperada con visión, respaldada por un socio global y pensada para las familias de hoy. Es una forma de apoyar la industria nacional sin renunciar a la calidad, tecnología y diseño. Y además, tiene algo que otros no pueden ofrecer: una historia que contar.
