El regreso de lo analógico: una rebelión de objetos contra la virtualidad

Durante las últimas dos décadas, vivimos convencidos de que la modernidad equivalía a la desmaterialización. Todo lo que podía convertirse en datos acabaría comprimido en un archivo digital: la música, las imágenes, las amistades, las agendas y hasta el amor. El futuro parecía una larga promesa de pantallas táctiles, almacenamiento en la nube y experiencias virtuales. Sin embargo, mientras la industria tecnológica se afana en vendernos su utopía, crece silenciosa pero firme una contracorriente: la recuperación de lo analógico.

Vinilos que vuelven a sonar, cámaras Polaroid que regresan a las mochilas de los veinteañeros, cuadernos Moleskine que desplazan a las aplicaciones de notas, máquinas de escribir restauradas con mimo, radios de pilas que siguen encendidas en cocinas y talleres. Este regreso es más que una moda pasajera; es un síntoma cultural de una generación que busca anclajes en un mundo líquido.

El atractivo de lo imperfecto

La socióloga británica Sian Lincoln, autora de Youth Culture and Private Space, sostiene que este regreso a lo material tiene un componente simbólico muy poderoso:«En la cultura digital todo es reversible y reproducible. Una foto en Instagram se puede borrar o filtrar mil veces. Una Polaroid es única. En un mundo saturado de réplicas, lo imperfecto adquiere valor.» Esta singularidad —un rasguño en un vinilo, un borde quemado de una foto instantánea— convierte el objeto en testigo de un momento irrepetible.

La nostalgia como refugio

Para el periodista musical Simon Reynolds, autor de Retromania, este auge es parte de un fenómeno más amplio: «La nostalgia no es inocente. Es una forma de consumo más, adaptada a una época en la que el presente resulta insoportable.»

No obstante, reducir el fenómeno a un simple culto al pasado sería simplificarlo. La pandemia multiplicó la saturación digital: videollamadas, chats, notificaciones permanentes. Después de meses de hiperconexión, millones de personas redescubrieron el placer de hacer cosas con las manos: poner un disco, escribir una carta, revelar un carrete.

regreso de lo analógico

Polaroid: la fotografía tangible

Pocas marcas encarnan mejor este movimiento que Polaroid. Nacida en 1948, llegó a ser un gigante de la fotografía instantánea antes de declararse en bancarrota en 2001. En 2008, un grupo de entusiastas creó The Impossible Project, que logró rescatar la producción de película y cámaras. Hoy, las Polaroid vuelven a venderse y comparten espacio con los teléfonos inteligentes.

La cineasta Agnès Varda lo explicó en su documental Les Plages d’Agnès: «La fotografía instantánea es como un ladrón amable. Captura un fragmento de vida y luego te lo devuelve en la mano.»

Lomography y el placer de equivocarse

Otro símbolo del resurgir analógico es la Lomography. Las cámaras Lomo, fabricadas con materiales económicos, producen imágenes con colores saturados, viñeteado y desenfoques. Todo lo que antes se consideraba error pasó a ser virtud.

El lema de la comunidad es revelador: Don’t Think, Just Shoot. Una invitación a liberarse del control obsesivo y recuperar la espontaneidad.

Vinilos: el ritual que sobrevive

Según la Recording Industry Association of America, en 2022 se vendieron más vinilos que CDs por primera vez en 35 años. La industria de la música analógica crece gracias a la nostalgia, pero también a un deseo de pausa.

El periodista David Sax, en The Revenge of Analog, lo resume:«El vinilo es un acto de resistencia física en un mundo que prioriza la velocidad.»

Abrir un disco, oler la carpeta, colocar la aguja: todo un ritual frente al consumo inmediato de las plataformas.

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Moleskine: el mito de la página en blanco

Mientras las aplicaciones de notas se multiplican, las libretas premium como Moleskine han consolidado su público. El escritor Tom Chatfield defiende que escribir a mano activa áreas cerebrales vinculadas a la memoria y la concentración: «El papel nos obliga a pensar de manera lineal.

Documentales y películas imprescindibles

Para explorar esta cultura, aquí tienes una lista de títulos con enlaces donde puedes verlos o informarte:

🎬 California Typewriter (2016)
Dirigido por Doug Nichol. Un homenaje a la máquina de escribir y sus fieles defensores, con Tom Hanks y Sam Shepard.
👉 Disponible en Apple TV, Amazon Video y otras plataformas.

🎬 Vinyl (2000)
Documental británico sobre coleccionistas extremos de discos.
👉 Puedes consultar información en IMDb. Disponible en ediciones en DVD y plataformas especializadas.

🎬 Side by Side (2012)
Producido por Keanu Reeves, explora la transición del cine analógico al digital.
👉 Disponible en Apple TV, Amazon y Google Play.

🎬 Finding Vivian Maier (2013)
La historia de una niñera que documentó su vida con cámaras Rolleiflex.
👉 Disponible en Apple TV, Amazon Prime Video, Filmin Latino y Google Play.

🎬 Polaroid (2012)
Corto documental que celebra la fotografía instantánea.
👉 Información disponible en IMDb.

🎬 Les Plages d’Agnès (2008)
Las memorias visuales de Agnès Varda, incluyendo su amor por la fotografía analógica.
👉 Disponible en Criterion Channel, Amazon y otras plataformas.

El valor de lo real

La vuelta a estos objetos no es una negación de la tecnología, sino una forma de defender espacios de experiencia tangible. El filósofo Byung-Chul Han, en La sociedad de la transparencia, advierte: «Lo que no produce datos no existe.» Tal vez por eso cada foto Polaroid y cada disco de vinilo representan un pequeño acto de resistencia.

El futuro de lo analógico

El regreso de lo analógico demuestra que necesitamos pausas, texturas y rituales en un mundo que lo vuelve todo instantáneo. Mientras las grandes tecnológicas prometen metaversos sin fricción, millones de personas siguen eligiendo lo imperfecto y lo real: escribir a mano, girar un disco, encender una radio de pilas.

Porque, cuando todo parece reproducible y efímero, el valor de un objeto único se convierte en un ancla para no perderse del todo.

Marianne Échiré
Marianne Échiré
'Gourmet' y 'gourmande', adoro cocinar y disfrutar de la buena mesa, sobre todo en compañía. Soy exigente y quiero pensar que también justa en mis críticas. Y sé que hasta del más humilde tengo algo que aprender.

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