https://www.acantilado.es/Acaece, sin embargo, lo verdadero. Adan Kovacsics. Editorial Acantilado
Adan Kovacsics, reconocido traductor y ensayista, nos presenta con «Acaece, sin embargo, lo verdadero» una obra que se erige como una profunda meditación sobre la memoria, la experiencia y el lenguaje. Teje una red de reflexiones que discurren entre la ficción y el ensayo. El título mismo, que evoca los versos de Hölderlin en su poema «Mnemósine» («Largo es el tiempo, acaece, sin embargo lo verdadero»), ya nos introduce en el corazón de los temas que Kovacsics explora.

Acaece, sin embargo, lo verdadero, se abre con un texto titulado Invención y verdad, en el que Kovacsics juega a imaginar la voz de Imre Kertész. Una llamada de teléfono en la que apremia al autor. Los alemanes le presionan para que decida quién va a escribir su biografía. El texto es en el fondo una crítica contra un lenguaje dominante que apenas roza la realidad de las cosas.
La obra se caracteriza por una aproximación poliédrica a la identidad, tanto la propia del autor como la de aquellos que, a pesar de haber partido, permanecen vivos en la memoria. Kovacsics se concede una notable libertad poética para transitar por distintas facetas de su experiencia como traductor, lector y escritor. Esta tríada de pasiones lo lleva a recorrer diversas capitales europeas, en un viaje que es tanto físico como intelectual, buscando desentrañar la elusiva verdad que da sentido a la existencia.
Uno de los pilares de «Acaece, sin embargo, lo verdadero» es la tensión entre la experiencia, la memoria y el lenguaje. Kovacsics no se limita a narrar hechos, sino que se adentra en cómo la memoria moldea nuestra percepción de lo vivido y cómo el lenguaje, a su vez, configura y a veces distorsiona esa memoria. La obra, por lo tanto, no es una mera recopilación de recuerdos, sino una indagación activa sobre la naturaleza misma del acto de recordar y de expresar.
La figura del traductor (ese ser que cava en busca de diamantes) emerge como central en el universo de Kovacsics. La traducción no es solo un oficio, sino una metáfora de la existencia misma: la constante reinterpretación, la búsqueda de la equivalencia en lo inefable, la mediación entre mundos y lenguajes. Esta perspectiva enriquece su exploración de la identidad, que se revela como algo fluido y en constante construcción, influenciada por los cruces culturales y lingüísticos.
Kovacsics despliega un estilo ensayístico con tintes ficcionales, lo que le permite una gran versatilidad y profundidad. Su prosa es reflexiva, erudita y a menudo evocadora, invitando al lector a un diálogo íntimo con sus pensamientos. La intertextualidad, con referencias a autores como Hölderlin, es un recurso constante que subraya la tradición humanista en la que se inscribe la obra.
La estructura del libro, aunque fragmentaria en apariencia, posee una coherencia interna que se construye a través de la recurrencia de los temas y de la voz unificada del autor. Es una obra que requiere una lectura pausada y reflexiva, ya que su riqueza reside en las capas de significado que se van desvelando con cada pensamiento y cada imagen.
«Acaece, sin embargo, lo verdadero» es una obra que desafía las categorizaciones genéricas y se aventura en las fronteras entre el ensayo personal, la reflexión filosófica y la evocación literaria. Adan Kovacsics, con su vasta cultura y sensibilidad, nos invita a reflexionar sobre la persistencia de lo verdadero a través de la memoria y el lenguaje, ofreciéndonos una pieza literaria que es tanto un ejercicio de introspección como una profunda indagación sobre la condición humana. Es un libro para aquellos que aprecian la prosa cuidada y el pensamiento profundo, que buscan en la literatura no solo historias, sino también herramientas para comprenderse a sí mismos y el mundo que los rodea.