Los Recontres d’Arles, conocido como el lugar de nacimiento y centro de fotógrafos emergentes y consagrados, ha abierto sus puertas el 1 de julio y estará en pleno funcionamiento hasta el 29 de septiembre. Este festival sirve no sólo como plataforma para los artistas, sino también para recordar la historia del medio, un medio que no siempre se consideró una forma de arte «seria» o «importante». Una característica única del festival es que está intrínsecamente integrado en la propia ciudad de Arles. Sus 40 exposiciones están repartidas por toda la ciudad y ocupan una variedad de espacios, desde capillas y claustros del siglo XII hasta edificios industriales del siglo XIX.
La programación de este año es impresionantemente diversa, tanto en su comunidad de fotógrafos como en la profundidad de los temas y estilos del trabajo. Las cinco selecciones de Elephant van desde paisajes distópicos de gran angular hasta primeros planos de las minucias íntimas de la vida personal.
Nos sumergimos de lleno en Mo Yi: Me in My Landscape en La Mécanique Générale, una serie del artista chino autodidacta Mo Yi. Las imágenes de Mo Yi de las calles de China son enérgicas y tonificantes. Con su energía y sus planos llenos de movimiento, transportan al espectador, forzándolo a encarnarse. Mo Yi también es radical en su enfoque del medio, ya que toma la mayoría de sus imágenes sin mirar por el visor; A través de diversos métodos –como fijar la cámara a un palo– la clásica “mirada” humana se invierte y asume multitud de posiciones y autonomía propia. En la foto de abajo, la mirada se posa cerca del suelo, provocando una sensación visceral de caos, de estar en la refriega de la ciudad. No hay espacio entre la cámara física y la sociedad que capta. Mo Yi: Me in My Landscape es una visita obligada y cumplirá con sus expectativas al darles la vuelta.
En un estudio de la potencia de la quietud como contraste con la energía de Mo Yi, la exposición Belongings in Salle Henri-Comte de Ishiuchi Miyako, que incluye obras de Mother’s, ひろしま/hiroshima y Frida, nos presenta fotografías cargadas de emociones de las pertenencias de la difunta madre de Miyako. Un lápiz labial desgastado y abierto, guantes de cuero andrajosos y botas rosas con tacones desgastados son ejemplos de lo efímero mundano pero personal de una vida humana. Miyako escribe en su entrada para el festival: “Mi madre y yo no nos llevábamos muy bien cuando ella estaba viva, pero mientras fotografiaba sus pertenencias, parecía que la distancia entre nosotros disminuía gradualmente. Cada una de las cosas que tocaron directamente a mi madre eran como parte de su piel, y llegué a sentir indirectamente estas partes de su cuerpo”. De hecho, las obras de Miyako evocan contacto y conexión que atraen la nariz del espectador hacia la imagen, hasta que uno no puede ir más lejos. En un mundo donde todo es político, estas fotografías muestran el doble significado de mirar hacia adentro, de mirar la propia vida directamente a los ojos.
¿Qué significa conectar visualmente con alguien que hemos perdido? En palabras de Miyako, “tomar una fotografía es medir la distancia del sujeto y hacer visibles las cosas invisibles que se encuentran debajo de la superficie. ¿Cómo podría capturar imágenes más allá del alcance de mis ojos?» Alejándose de lo meramente mortal, Vampires Fear No Looking Glass: El Grup de Cali, Vampirism and Tropical Goth at Eglise des Trinitaires, consiste en imágenes extrañas y corporales que se centran en ‘El Grupo de Cali’, un grupo creativo y socialmente rebelde. Pandilla activa en las décadas de 1970 y 1980 en Cali, Colombia. Esta muestra es la primera vez que esta red de artistas, que abarca desde mediados del siglo XX hasta principios del siglo XXI, se exhibirán juntos.
Sus fotografías capturan estéticas visuales (vampirismo y gótico tropical) que, en última instancia, son respuestas a ciertos climas sociopolíticos. Como explican los comisarios de la muestra, “el vampirismo es un modo de interacción grupal en el que todos son fuente y chupadores de energía. Tropical Goth, una perspectiva oscura, escéptica, cínica e incluso monstruosa de la vida, se deriva de los análisis disruptivos de estos artistas de las conflictivas estructuras sociales y culturales de la conservadora ciudad provincial de Cali y de Colombia en general”. Utilizando las herramientas que ofrece la fotografía, la capacidad de transformar la percepción y la perspectiva, este grupo de fotógrafos ha creado composiciones que son tan sentidas como escalofriantes. Parecen decir que para explorar la humanidad, a veces necesitamos captar la monstruosidad.
Con el espíritu de abordar las brechas históricas, este año Aperture, piedra angular del mundo de la fotografía, presenta I’m So Happy You Are Here en el Palais de L’Archevêché, una colección de obras de más de 25 fotógrafas japonesas diferentes del Década de 1950 hasta la actualidad. El contenido es amplio, pero rico; hay impresiones en blanco y negro que capturan el tumulto político del artista Watanabe Hitomi, así como composiciones coloridas y abstractas que incluyen recortes y objetos de Yamazawa Eiko.
Por último, pero no menos importante, se encuentra un conjunto de obras de Nanténé Traoré incluido en la serie de exposiciones Emergences del festival en el Espace Monoprix, que destaca a 11 nuevos artistas, todos ellos candidatos al Discovery Award Louis Roederer 2024, un premio financiero otorgado para poyar a los artistas emergentes.
La serie de ensueño, pero llena de tensión, de Traoré se titula L’Inquiétude [Inquietud]. Transmiten al mismo tiempo una sensación de nostalgia personalizada y al mismo tiempo signos de lo inevitable: el presente. Los electrodomésticos, la tecnología y la juventud retratados en las imágenes de Traoré los sitúan en el tiempo pero, sin duda, insisten en su propia atemporalidad: el tropo del joven contemplativo, el ser inocente pero sexual, o el ramo de flores desatendido permanecen y regresan a la mente. del espectador como un viejo recuerdo.
