Baleztena, un regreso al romanticismo

Tomás Baleztena ha sacado de su estudio un manojo de pinturas y dibujos, y los ha colgado en una galería que abre su puerta en Recoletos 21. En el salón superior se puede ver un óleo que refleja aguas verdosas de un color esmeralda y unas hojas de nenúfares que tienden a la abstracción sin alcanzarla. En una visita a su estudio hace unos meses, pudimos contemplar la atracción que el pintor siente por las sombras, por los abismos, las profundidades marinas, y la contemplación de un atisbo de luz desde el oscuro fondo abisal. Un camino de búsqueda. Asomarse a esta exposición nos dice mucho, no todo pero lo suficiente, como para conocer a uno de los pintores más interesantes del panorama artístico español, un pintor con una vibración propia por mucho que su pintura tenga ecos clásicos.

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Tomás posa junto a un autorretrato colgado en esta exposición, un primer plano que equivale a una declaración de intenciones, a un editorial artístico. Es la mirada altiva de quien recibió un talento y a la vez una maldición, y está dispuesto a devolver el favor mediante la afirmación de su propia ley, de un estilo propio. En las paredes del sótano de la galería cuelgan distintos estados del alma: el apasionado, el contemplativo, el arrebatado, o el que busca la belleza en el detalle de unas hortensias en el jardín de la casa familiar de Leiza (Navarra). La danza es otro de los motivos que gobiernan sus dibujos.

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Sugiere con unos pocos trazos el movimiento del danzante, o transmite la pasión en pinceladas gruesas, con apenas unos trazos, de una pareja que en una pintura baila y en otra se entrega al torbellino de un beso arrebatado. En estas escenas, el pintor se abandona a una brutalidad que prescinde del detalle para centrarse en la energía que se mueve en el interior de los personajes. El color es también una traducción de la música del alma. Palpitan en la pintura de Baleztena desde Degas a los «fauvistas», y un aire parisino tamizado por la forma de ver la vida y el mundo de un alma navarra, que es la de Tomás, entregada con noble pasión, que no disimula los afectos.

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Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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