Carmen Meneses nos recibe en el campus que la Universidad de Comillas tiene en Cantoblanco, en las afueras de Madrid. Trae en el bolso su estudio sobre la situación de las mujeres que ejercen el trabajo sexual durante la COVID. Se titula «Intervención social con mujeres en prostitución y víctimas de trata». Un alto porcentaje pasaron hambre. La única ayuda que encontraron la prestaron otras compañeras. El trabajo lo firma junto a Antonio Rúa-Vieites y Olaya García-Vázquez. Conversamos con Carmen sobre la ley de abolición de la prostitución que promueve el PSOE y que apoya el PP. Según Meneses, con los datos de investigación sobre la mesa, la ley no tiene sentido. Sostiene que va a provocar más delincuencia, marginación, estigma, y desprecio social.
Meneses asegura que si de verdad se quiere controlar la prostitución lo primero que hay que hacer es reformar el mercado laboral y cambiar la ley de extranjería. La mayor parte de las mujeres que ejercen trabajo sexual lo hacen para ganar dinero, de forma continua o esporádica. Y la mayor parte de las extranjeras que están en ese mercado, lo están porque la ley de extranjería les exige pasar tres años antes de tener un permiso de residencia. No puede trabajar de forma legal. Dos circunstancias que están detrás de las razones por las que las mujeres eligen ejercer la prostitución.
Para investigar el fenómeno, Meneses vivió en varios clubes de alterne. Llegó con sus prejuicios, convencida de que iba a encontrar explotación, situaciones de coacción, trata, mafias. Y encontró algo radicalmente diferente: «me encontré con el poder de las mujeres». No conoció ni un solo caso de trata. Y Meneses llegó con mucho conocimiento de la situación porque sus investigaciones se habían concentrado precisamente en ese grupo de mujeres que sufre violencia. Meneses está convencida de que la ley se impulsa desde una visión ideológica, sin tener en cuenta los datos, sin escuchar a las mujeres.