Letras
‘La sal de la tierra’, de Józef Wittlin, la gran novela polaca del siglo XX
Estamos ante la edición definitiva en español de La sal de la tierra, la novela polaca más relevante del siglo XX. Wittlin planeó la obra como una trilogía, pero el destino le impidió terminarla. El escritor polaco pasó de combatir en la Gran Guerra a sufrir la invasión nazi. Se refugió primero en Francia y más tarde en Estados Unidos, después de cruzar la España de Franco, de la que tuvo que salir huyendo, como cuenta su hija en De un día para otro, unas memorias que relatan la peripecia de este escritor que fue candidato al Nobel y que murió en los Estados Unidos
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‘Ayer’, de Agota Kristof: la asfixiante soledad del hijo de la puta
Quienes no conozcan el universo de Agota Kristof encontrarán en Ayer un compendio de todos los elementos que forman su narrativa. Un punto central breve. La novela son algo más de cien páginas de una prosa elemental, fría, despersonalizada, por momentos poética. Ayer cuenta la historia de un hombre, Sándor Lester. Se trata de un emigrante húngaro que se ha marchado a Suiza de joven. Trabaja en una fábrica de relojes. Aquí conviene recordar que Agota Kristof huyó a pie a Suiza con su marido y su hijo de varios meses. Huyeron de la ocupación soviética. Kristof trabajó durante años en una fábrica de relojes, antes de dedicarse a la escritura, en francés, su nueva lengua.
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Sagitario, una novela breve, una cumbre de Natalia Ginzburg
Ginzburg lo tiene todo. Y Sagitario es un ejemplo perfecto de ese todo. Ginzburg es sensible, es inteligente, tiene fuerza, penetración psicológica, ironía, humor. Sabe captar el valor de un detalle, por insignificante que sea. Demuestra una observación poderosa, capaz de identificar cualquier pliegue del alma humana y colocarlo en el lugar preciso del relato, para que tenga el contraste necesario. Nada sobra en sus relatos. Te lleva. Te sabe llevar. Lo hace con naturalidad, sin aspavientos, con ternura, con gracia. Con mucha gracia. Se nota que soy partidario, ¿verdad? Desde Léxico familiar, que leí por vez primera en italiano, hace ya treinta años, no he dejado de leer todo lo que se ha publicado con la firma de Ginzburg. No es adicción. Es la seguridad de que vas a llegar a una verdad sobre el alma humana, y que la vas a alcanzar a través de las pequeñas cosas, de los pequeños gestos, de los detalles. De la literatura.
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‘Estás muerto y tú lo sabes’, un relato negro con sangre, orina y arena
El estilo. Casamayor es un escritor que va directo al corazón, o más bien habría que decir que se dirige directo a la herida, a la cicatriz, en busca del latido de las venas y las arterias, pero también de la roña, de la sangre seca, del nervio y su dolor. Así, el comienzo de la novela traza en cuatro líneas las condiciones del relato: una madrugada de difuntos y un narrador omnisciente que es el ángel guardián de Pacho Heredia, un recluso de la Modelo que está a punto de salir de la cárcel después de dos años encerrado por agresión a su pareja, a la Visi. Y el ángel establece los límites de su intervención: "muy a mi pesar, sin disponer de los privilegios de acceso necesarios, un ángel guardián de oficio no puede alterar el curso de los acontecimientos en los que está inmerso su protegido". ¿Protegido? 'No me toques los huevos" podría decir Heredia, que sale de la cárcel donde vive seguro a una Barcelona donde le esperan para cobrarle unas deudas que no son de dinero. La de Casamayor es una novela negra con todo el fatum clásico de una obra griega, el destino trágico de los malacabeza.
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‘El fondo de la botella’, la tragedia de George Simenon
Cuando llega Navidad se me despierta la querencia de las novelas de Simenon. Desconozco la razón, pero cada año por estas fechas busco en las librerías alguna novela del escritor belga. Este año celebro la reedición de algunas de las más célebres, en un formato que firman al alimón Anagrama y Acantilado. El fondo de la botella tuvo otra edición por parte de Tusquets. Es, por tanto, un título al que recurre cualquier editor que quiera ofrecer lo mejor del creador de Maigret, aunque en la botella no haya rastro del inspector. El fondo de la botella toca un tema nuclear en la humanidad, uno de esos mitos eternos: la fraternidad, el amor/odio entre hermanos, la vinculación entre seres que se conocen de forma íntima, porque han compartido la infancia y la juventud. Caín y Abel. Jacob y Esaú.
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‘Retrato del reportero adolescente’, la infancia recobrada de Rafael Narbona
Con el pretexto de que Tintín no ha muerto, que sigue vivo en una residencia de mayores en las afueras de Bruselas, Rafael Narbona ha compuesto un libro que es un viaje por el siglo XX, por las aventuras humanas de un siglo convulso, cargado de desafíos éticos e intelectuales. Es el libro de un apasionado por Tintín, la criatura de Hergé, pero es también un libro de regreso a la infancia. Es inevitable poner este Retrato del reportero adolescente al lado de aquel libro de Fernando Savater, La infancia recuperada, en el que volvía sobre sus pasiones, el Guillermo de Richmal Crompton o La isla del tesoro, de Stevenson, las ficciones en las que encontrar un ADN puro, los rasgos marcados en su carácter por las primeras iluminaciones.
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‘La frontera’ de Can Xue, un gran acontecimiento literario
Decimos que La aparición de La Frontera, de Can Xue, en español es el gran acontecimiento literario de esta temporada porque nos pone frente a una de las grandes autoras de la literatura china contemporánea. La Frontera es la primera obra de Can Xue traducida al español, más allá de algún relato aparecido en alguna web de cultura china.
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‘Grand Hotel Europa’, el amor en tiempos del turismo de masas
Grand Hotel Europa es una novela sobre el peso del pasado en el presente y el futuro. No solo en la vida europea, sino también en el amor. Un escritor, el propio Pfeijffer, se refugia en el Grand Hotel de un lugar innombrado para escribir las memorias de su amor fracasado con Clío, una joven experto en arte, sobre todo en la pintura de Caravaggio. En el hotel habitan una serie de personajes estrambóticos: una poetisa francesa, feminista rabiosa, un griego sanchopanzesco, un sabio erudito, un mayordomo, Montebello, depositario de la memoria del lugar, y una antigua propietaria que se esconde en la habitación número uno del hotel