Letras

‘El vendedor de silencio’, la vida de Carlos Denegri, el mejor reportero, el más vil

El vendedor de silencio es una obra colosal de casi quinientas páginas que relata el ascenso y la caída en desgracia de Carlos Denegri, el periodista más influyente de México durante décadas, hasta que el PRI mostró su cara más violenta y corrupta

‘Pequeño manual de la perfecta felicidad’, de Voronca, la armonía entre el sueño y la vida

Me ocurre con el Pequeño manual de la perfecta felicidad lo mismo que me sucede con muchos libros de Hermida editores: que me descubren escritores cargados de luz en medio de las tinieblas de la historia del siglo XX. Poetas de los que uno tenía una idea remota, o ninguna noticia, y que son autores de textos milagrosos que nos llevan a una pregunta que implica una perplejidad colosal. ¿Cómo es posible que un hombre, poeta, que acaba de salir de la carnicería de la Segunda guerra mundial, escriba sobre la felicidad? ¿De dónde emerge esta unicidad cósmica que preside este texto, cuando alrededor solo se podían contemplar las ruinas de la mayor tragedia de los tiempos? Y sin embargo, las líneas de este texto nos hablan del profundo anhelo humano que sostiene la existencia: la esperanza de la plenitud, en algunos casos la promesa de que en algún pliegue de este mundo se encuentro la dicha. Voronca la llevaba dentro, “en la pureza misma de las aspiraciones del poeta”, como escribió Tristan Tzara.

Leonor de Aquitania: un personaje de excepción

Podríamos decir que se trata de una excepción entre las excepciones. Leonor de Aquitania no solo fue reina de Francia y de Inglaterra (imperio Plantagenet), sino además madre de diez hijos entre los que se encuentran personajes como Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra. Su vida atraviesa el siglo XII como un huracán. Viaja, participa en la segunda cruzada, y con ochenta años cruza los Pirineos a caballo en busca de una esposa para uno de sus hijos, entre las hijas del rey de Castilla. Añadan a todo esto que nunca se dejó dominar por los hombres, que se rebeló contra Enrique II de Inglaterra en 1173 y que pasó quince años de cautiverio por esa osadía. El siglo XII es de Leonor, de Aliénor, como la llama Aurell al atender a la etimología de su nombre

‘Ve a comprar cigarrillos y desaparece’, el laberinto venezolano de Karl Krispin

Decimos en el título que esta novela de Karl Krispin es un laberinto, aunque quizá deberíamos decir que son los laberintos, porque se trata de más de un enjambre de pasillos, narraciones, voces que se cruzan en busca de una salida que no siempre llega. Y cuando llega, se trata de un final abierto. La trama principal es una historia de amor, o más bien de desamor. La de Esteban Caledonia Garcés y María Silvia. Esteban planea una fuga, consciente de que en la vida a veces uno convoca lo inoportuno: “puedes circunvalar el camino y volvértelo a topar más adelante”. En Krispin las referencias a Borges, del que se considera un alumno, son constantes. La vida no es lo que uno planea, sino un enigma envuelto en un misterio. Uno siente la tentación de “reproducirnos en otra vida, alejados de quienes hemos tratado siempre, haciéndole una supuesta trampa a lo que alguna vez edificamos”

‘El león, la ciudad y el agua’, la Venecia de Nooteboom

No es fácil escribir sobre Venecia y decir algo nuevo, algo diferente de lo que ya dijeron Paul Morand, Joseph Brodsky, Julius Norvich o Amable de Fournoux. Lo más probable es que un libro que trate de Venecia te lleve al tedio de lo conocido, salvo que sea el primer libro que lees sobre Venecia. Lo que también es complicado es que un libro sobre Venecia no sea una colección de historias del pasado, hilvanadas por un erudito coleccionador de anécdotas de Tintoretto, de Veronés o de Casanova. Hasta aquí lo habitual. Hay escritores que pasan por los lugares sin que los lugares pasen por ellos. Luego está Cees Nootebom. Claro que para este libro sobre Venecia le han hecho falta al menos diez viajes, imprescindibles para ir escarbando en las capas sucesivas de tópicos, lugares comunes y frases hechas sobre el milagro de Venecia. El resultado merece estar entre los mejores libros de viajes que se han escrito en los últimos años. Por muchos motivos.

‘Color local’, los primeros viajes y crónicas de Truman Capote

La primera edición en español de Color local tiene fecha de 1963. Fue Plaza y Janés la que , antes de que llegaran los grandes éxitos de Capote (A sangre fría es de 1965) editó este pequeño tomo con una portada en la que aparece el dibujo de un viajero, de espaldas, que carga dos maletas y se dirige a una ciudad, en apariencia una ciudad española. Ahora vuelve este color local en una de esas cuidadas ediciones de Elba, con buen papel, tipografía perfecta para leer, buenas traducciones y un formato cómodo y a la vez consistente. Lo que encierra Color Local son algunas pequeñas joyas de los viajes de Capote, muchas descripciones de personas, lugares, paisajes, calles y fachadas, en un estilo muy de Capote con poco Capote.

‘Vivir sin mentiras’, un manual para resistir frente al totalitarismo

Vivir sin mentiras es, como dice su subtítulo, un manual para la disidencia. La disidencia puede ser cristiana, puede ser conservadora, puede ser liberal e incluso puede ser socialdemócrata, si es que la socialdemocracia se aclara alguna vez sobre el camino que va a seguir. Estamos en una senda hacia el totalitarismo. Es verdad que se trata de un totalitarismo blanco, de nuevo cuño, de faz tecnológica, que nos promete un acceso inmediato a la información y sobre todo al consumo. Un totalitarismo que nos ofrece algunas ventajas, al precio de la libertad. ¿Dónde se inspira Dreher para elaborar este manual? En la obra y la experiencia de quienes resistieron al totalitarismo más atroz y duradero que se ha implantado en la Tierra, que no es otro que el comunismo del imperio soviético.

Una entrevista con el autor de ‘La edad de las nueces’, la infancia en la Roma imperial

En el prólogo a La edad de las nueces, Gregorio Luri comienza por confesar que al leer el libro ha tenido la impresión de que la vida de los niños de la Roma clásica se parecía mucho a la suya. Una proximidad biográfica. Esas similitudes, que salvan muchas distancias, llegan hasta los nacidos en la era digital. La niñez de los analógicos era un tiempo que se vivía en la calle, entre juegos que tenían mucho de imaginación y poco de tecnología. De ahí que Luri recuerde a Horacio: "¿De qué ríes? Si cambias los nombres de los niños, esta historia habla de tu infancia".
Verificado por MonsterInsights