Cómo alimentar a un dictador: secretos de cocina para no perder la vida

Cómo alimentar a un dictador. Sadam Husein, Idi Amin, Enver Hoxha, Fidel Castro, Pol Pot, a través de los ojos de sus cocineros. Witold Szablowski. Oberon

Cómo alimentar a un dictador es un libro curioso  e  interesante, porque nos ofrece un perfil de los dictadores desde el punto de vista de sus cocineros. Una figura fundamental. El cocinero del tirano no solo debe saber cocinar bien, sino que debe ser una persona de absoluta confianza. Por la comida entra el veneno. Hay alguna anécdota muy reveladora. El cocinero de Idi Amin estuvo a punto de perder la vida por un empacho del hijo del dictador. Le salvó su sangre fría. Fue capaz de llevarlo al hospital donde un colosal pedo terminó con la inflamación abdominal del muchacho. Amin estaba en su palacio, esperando el resultado del examen, con la pistola preparada para volarle la cabeza al resto del servicio si se trataba de un envenenamiento.

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31st January 1978: Ugandan dictator Idi Amin eating a piece of roast chicken at Koboko, Uganda, while watching a parade on the 7th anniversary of his military coup. (Photo by Keystone/Getty Images)

Por Cómo alimentar a un dictador desfilan los cocineros de Sadam Husein, de Idi Amin, de Enver Hoxha, Fidel Castro y Pol Pot. La mayor parte de los cocineros tienen una visión de los tiranos marcada por el afecto. La cocinera de Pol Pot dice que era la bondad personificada, que su sonrisa era suave como la de un buda. Cocinar para estos dictadores era, en muchas ocasiones, como caminar por un campo minado, como jugar a la ruleta rusa.

A las confesiones de sus entrevistados, el autor contrapone la realidad que vivía el país durante el mandato de los dictadores: la locura criminal en la Uganda de Amin, el genocidio en la Camboya de Pol Pot, la pobreza extrema y el aislamiento en la Albania en Enver Hoxa, la miseria en la Cuba de Castro.

Claro que los cocineros, con una relación personal estrecha con sus jefes, siempre tienen a qué agarrarse: el de Castro valora todo lo que hizo por Cuba, y el de Sadam Husein aprecia que durante su mandato las muchachas vestían minifalda, y ahora se cubren con largas y negras abayas que ocultan todo su cuerpo.

Los cocineros de los tiranos no tienen opiniones, solo preparan la comida, tienen siempre a punto un fogón, buscan alimentos donde no los hay, y conocen los mecanismos del placer gastronómico. Su vida depende de la salud de sus clientes. El albanés Enver Hoxha era diabético. Cada día había que medir las calorías que tenía su comida para evitar que tuviera problemas de salud. Pero eso no era un obstáculo para que su cocinero intentara reproducir los sabores de la infancia de  Hoxha, la cocina de su madre, a la que perdió a una temprana edad. Para eso tuvo que recurrir a su hermana mayor, que conocía las formas de cocinar de la madre

En Uganda, Milton Obote e Idi Amin compartieron cocinero. Obote fue el primer presidente de la nueva Uganda. Echó a los británicos pero a la hora de seleccionar el servicio pidió un cocinero que supiera hacer un buen pudding  y que dominara el arte del chutney, un cocinero de cocina británica. Una cosa es ser independiente y otra comer mal.

Otonde, que así se llamaba el cocinero de los dos militares que gobernaron Uganda, desmiente la leyenda del canibalismo de Idi Amin. Y revela alguna divertida receta, como la de la cabra asada que sirvieron, erguida sobre sus patas, y con la barba intacta. El libro, es obligado, tiene algunas recetas  interesantes, como la del pescado con salsa de mango que era una de las preferidas de Castro, o la sopa que más gustaba a Sadam Husein.

Witold Szablowski ha escrito un libro divertido, ameno, que nos recuerda la historia de algunas de las tiranías más atroces del siglo XX, y que nos ofrece un punto de vista diferente, más cercano, más humano, de personas que demostraron una profunda inhumanidad. Su libro tiene mucho de investigación, a pesar de las dificultades, porque en algunos países, como Albania, es mejor no significarse, no revelar que uno estuvo cerca del responsable de la muerte, por asesinato, de muchas personas.

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Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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