Una de las mayores y más populares empresas de fabricación, venta y reparto de hamburguesas se ha dado cuenta de que su negocio tiene mucha más repercusión en la gente que el puro ir a comer allí para quitarse el hambre, que era lo que se pensaba de las hamburgueserías hasta no hace mucho tiempo.
Cada vez resulta que los fabricantes de comida, hacen más sofisticado el acto de comer, aunque sea comer cualquier cosa. De ahí que se ponga en circulación ‘la cultura de la hamburguesa.’ Mortimer constata que darle tronío a algo que en su origen era básicamente un remedio fisiológico, viene de que el primer y único beneficiario suele ser uno mismo.
Hace tiempo hubo un libro que se titulaba, ‘Cuando sólo nos queda la comida’, que expresaba el momento en el que ya nada más exista algo que tenga valor para tí más que comer y comer. Todo lo demás podría desaparecer, el arte, la música, la compañía, pero que no me quiten de comer que es ya lo único con lo que disfruto yo, y sólo yo, con toda seguridad, plenamente, aunque a veces lo comparta, pero siempre comiendo cada uno lo suyo.
La cosa consiste en llamar la atención sobre algo que te obligue a centrarte y dedicar más tiempo a eso. Los expertos de marketing casi lo van consiguiendo con la comida, si no fuera por la competencia tremenda que le hace ‘la cultura de la delgadez’, por lo que se convierte todo en un dilema: como o no como, he ahí a cuestión.