Detrás de la mente de Blaise Pascal, el inventor de la ruleta

De los pequeños laboratorios de matemáticas a los más elegantes casinos de Las Vegas

El juego de la ruleta tiene una cierta atracción por la que las personas que se arriman a las mesas del casino sienten un magnetismo especial. Hay algo en el giro hipnótico de la rueda, en la vibrante expectativa de dónde se deposita esa bola, que captura la imaginación como pocos juegos lo saben hacer. Hollywood ha sabido retratar muy bien este encanto, convirtiendo la ruleta en el signo de la opulencia y emoción de los fastuosos casinos de Las Vegas. 

Las películas caen en aquellas apuestas millonarias, aquellas luces deslumbrantes, aquel tintineo de las fichas, y es justo esa imagen mítica la que todos asociamos a este juego. No obstante, no todos conocen las verdaderas raíces de este apasionante entretenimiento. Desde su nacimiento accidental en el laboratorio de un genio del siglo XVII, la ruleta ha evolucionado con el tiempo hasta convertirse en uno de los juegos más emblemáticos de los casinos, hoy disponible también en su versión más accesible: la ruleta online, jugada por millones de personas en todo el mundo. La invención original de la ruleta se encuentra indisolublemente ligada a los experimentos científicos de Blaise Pascal, quien mediante una máquina de movimiento perpetuo –conocimiento que se relaciona en una sucesión de experimentaciones- desarrollaría poco a poco un dispositivo que acabó trascendiendo a su objeto inicial como juego de ciencia. 

La ruleta pasó de ser un mero experimento matemático a convertirse en un juego de aficionados, en el caso de los nobles y burgueses franceses, antes de cruzar el océano y llegar a conquistar América. Hoy en día, gracias a internet, además es posible para cualquier persona que esté en casa evitar la pérdida del placer de jugar a la ruleta. La historia de la ruleta es, en consecuencia, una increíble combinación de ciencia, azar y cultura popular.


Un genio precoz y una vida muy breve

Blaise Pascal fue un auténtico niño prodigio, una de esas mentes superdotadas que parecen nacidas para cambiar el mundo. A los once años ya dominaba los conceptos geométricos y a los dieciséis había escrito el «Ensayo sobre las cónicas», un tratado revolucionario en las matemáticas de la época. Su temprana brillantez no se limitó a las teorías: en su intento de facilitar los cálculos incómodos de su padre, recaudador de impuestos, construyó la pascalina, una de las calculadoras mecánicas más antiguas del mundo. Pascal también tenía un amor por la física. Enunció el principio que lleva su nombre, en cuanto a la presión de los líquidos, y realizó experimentos sobre el vacío que contradecían las creencias científicas de su época. Por otro lado, sus meditaciones filosóficas, recogidas en su famoso libro Pensées, demuestran una profundidad y una humanidad que nos siguen emocionando hoy. 

Curiosamente, su temperamento contemplativo y su fuerte devoción no le impidieron explorar también el dominio del entretenimiento, como lo atestigua su relación con la ruleta. Para Pascal, el azar y la probabilidad no eran distracciones fáciles, sino cuestiones de seria investigación, bases sobre las cuales construiría teorías que más tarde se habrían considerado fundamentales en el avance de la estadística moderna. En su corto tiempo de vida —murió a los 39 años— dejó registrada huella indeleble en campos tan diversificados como la matemática, la física, la filosofía y, paradójicamente, el juego. Saber cómo era él es saber cómo el diestro ingenio humano y el incansable fuego de la curiosidad humana pueden llegar a realizar avances que, al nacer fruto de la casualidad, ganan a disfrutar de la vida de formas inadecuadas.


La evolución de la ruleta: entre nostalgia y modernidad

A partir del descubrimiento azaroso del primer mecanismo de ruleta en el siglo XVII, el juego pronto encontró en Europa su público objetivo. La versión original francesa, esta sería la ruleta de doble cero, que exhibía hasta dos casillas verdes -el 0 y el 00-, una fórmula que le daba una mayor ventaja al casino. Este formato era ampliamente aceptado en los salones aristocráticos de París, donde la alta sociedad se encontraba en la misma suerte y, de paso, disfrutaba de la elegancia y de los sofisticados modos de la época. Con todo, el tiempo pasó y el juego cruzó el Atlántico, donde encontró el camino hacia una mejor vida, la ruleta americana. 

Una ruleta americana, cuya fama iba asociada al doble cero, se consolidó en los casinos de Nueva Orleans a la vez que lo hacía en los de Las Vegas, donde se generaba una imagen de fortuna y de azar. En Europa, la ruleta de un solo cero se mantenía inmutable, con mejores probabilidades para los jugadores, al mismo tiempo que consolidaba su popularidad en lugares como el de los casinos de Monte Carlo, donde la ruleta quedaba fijada como el símbolo máximo de la elegancia, del lujo y del riesgo calculado. Con la llegada de Internet volvía a producirse otra revolución en la ruleta. Ahora se puede vivir la experiencia de esa vida dando vueltas a la rueda virtual de los casinos online desde el hogar y a cualquier hora del día. Las plataformas online presentan más de una versión: ruletas automáticas a gran velocidad, ruletas en vivo con crupieres reales y retransmitidas desde los mejores estudios de juego, variantes temáticas que unen tradición y novedad. La ruleta vuelve a girar y lleva consigo la historia de siglos y la promesa eterna de la fortuna inesperada.

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