Ecuador del festival de San Sebastián. Un premio virtual y algunos cambios

En el ecuador del festival comentamos cómo va… y algún cambio inesperado

Hay cosas que no cambian, como el encanto de este festival, de la ciudad que lo acoge o la simpatía y vocación de servicio de las muchas personas que lo hacen funcionar, especialmente las que se encuentran de cara al público. Pero otras novedades nos han sorprendido.

La gala y el Premio Donostia al maestro Miyazaki

La gala transcurrió como otros años. Se anunciaron las distintas secciones. Hubo música en directo. Se hizo un homenaje en video a los fallecidos del mundo del cine en los últimos meses, Surgieron los inevitables comentarios sobre si el cine es industria, si recibe subvenciones. Bob Pop y Telmo Irureta, ambos en silla de ruedas, presentaron una sección aprovechando para bromear sobre sus propias polémicas…

Hayao Miyazaki, Premio Donostia
Hayao Miyazaki, Premio Donostia

Y se entregó un Premio Donostia a Hayao Miyazaki. Lo particular del premio es que se hizo entrega de manera virtual. Miyazaki envió un video de agradecimiento pero no estuvo en la capital guipuzcoana. Su película El niño y la garza, que parece será su último trabajo cinematográfico, fue elegida para inaugurar la 71 edición del SSIFF.

Las entradas

Como cada año, sigo viviendo en mi mundo, trabajando en exceso antes del Festival y no enterándome de nada. Este año ha cambiado la mecánica y las entradas se podían coger todas desde el primer día y no, como yo pensaba, día a día en la jornada previa.

A pesar de llegar tarde, he podido conseguir muchas de las cintas que pretendía. A ello ha contribuido la mejora del funcionamiento de la página (aún hay pequeños detalles que ajustar, siempre hay pequeños detalles que ajustar) pero también la mayor agilidad de ésta, que va con mucha más ligereza y sin atascarse. Punto para el Zinemaldia.

La polémica

Póster de No me llame Ternera
Póster de No me llame Ternera

¿Qué sería un Zinemaldia sin polémica? Como un jardín sin flores. Un año es el palmarés, otro las declaraciones de uno u otro, en otro un conocido crítico que decide partir peras… y en esta edición ha sido una cinta, No me llame Ternera. Quién se garantiza el éxito es Netflix con tanto ruido en torno a esta cinta.

Al parecer que se proyectara molestó a mucha gente. Tampoco gustó el resultado al propio protagonista de la cinta. Y finalmente parece que a Jordi Évole tampoco le convenció en exceso el señor Josu Urrutikoetxea. Lo que sí sucedió es que el director del festival hubo de emitir un comunicado que aquí compartimos.

Comunicado del Festival de cine

Estimadas amigas y estimados amigos: 

Dado que el Festival de San Sebastián no ha recibido la carta en la que 514 personas solicitan retirar de la programación la película No me llame Ternera (Jordi Évole y Màrius Sánchez, 2023), me veo obligado a responder a través de este comunicado remitido a los medios de comunicación, a través de los cuales he tenido conocimiento del texto.

En primer lugar, queremos hacerles llegar nuestro agradecimiento cuando en su carta afirman, entre otras cosas, que el Festival de San Sebastián “rechaza el blanqueamiento del terrorismo” y “se adhiere a los principios y defensa de los Derechos Humanos”. No obstante, no compartimos su opinión respecto a que se deba retirar de la programación de esta próxima edición del Festival la película No me llame Ternera por el hecho de que tenga como protagonista a Josu Urrutikoetxea y que éste haya tenido muy altas responsabilidades en la trayectoria de la banda terrorista ETA.

El cine es, entre otras muchas cosas, fuente de la historia y se ha ocupado a menudo de llevar a la pantalla a protagonistas, perpetradores de episodios de violencias injustificables pero sobre las cuales sí ha tenido la voluntad de indagar. Son bien conocidos los casos de Shoah (Claude Lanzmann, 1988), S21: La máquina roja de matar (Rithy Panh, 2003) o The Act of Killing (Joshua Oppenheimer, Christine Cynn, 2012). Reflexionamos sobre todo ello en un libro y un ciclo en 2016 bajo el título de The Act of Killing. Cine y violencia global: se programaron allí 32 películas que eran a menudo un arma de denuncia, un medio para el análisis o una forma de intervención directa en muchos trágicos problemas.

La no ficción que ahora nos ocupa ni justifica ni blanquea a ETA porque este Festival no proyectaría una película con esas premisas. Por citar un último ejemplo en una semana en la que se ha recordado el 50º aniversario del golpe de Estado de Pinochet en Chile, no programaríamos nunca una película que justificara aquel ataque violento contra la democracia y sus posteriores represalias sobre miles de víctimas. Sin embargo, sí se programó en San Sebastián un documental que entrevistaba a algunos de sus principales golpistas: Pinochet y sus tres generales (José María Berzosa, 2004). Allí se demostraba que dar la voz no es ni mucho menos dar la razón. 

En definitiva, estimamos que la película No me llame Ternera ha de ser vista primero y sometida a crítica después y no al revés. En este sentido, estaríamos dispuestos a realizar una proyección privada previa a un grupo reducido en su representación. 

Saludos cordiales. 

José Luis Rebordinos
Director del Festival de San Sebastián

Lavazza

Tras años de fidelidad entre Nespresso y el SSIF, un tercero ha roto esta armonía. Lavazza es el proveedor oficial de cafeína para los acreditados. Una labor que abordan con calidad de producto y simpatía de su personal. Pero tras todos estos años, no dejamos de echar de menos a Nespresso y a los rostros que habitualmente estaban tras los mostradores.

El pack y la bolsa… o la ausencia de ésta

El pack para acreditados se ha reducido notablemente, mientras que la acreditación ha subido un 20%. Todos entendemos que no son tiempo boyantes, lo entendemos y lo asumimos. Pero parece un error renunciar a la famosa bolsa de tela del festival.

Cuando estuve en la SEMINCI eché en falta que el festival impregnara toda la ciudad. Mi experiencia este año en San Sebastián es que veo menos festival. Parece una tontería pero la bolsa, además de práctica, adornaba cada esquina de la ciudad a trevás de los acreditados. Muchos la portaban, unos por orgullo, otros por sentido de pertenencia a un grupo y finalmente otros por puro pragmatismo. Y este año su ausencia se nota.

Las películas en el ecuador del festival

El niño y la garza, una de las cintas vitas en el ecuador del festival
El niño y la garza, una de las cintas vitas en el ecuador del festival

La cosecha ha sido escasa, más eventos y actividades de industria este año me han apartado de las salas de cine y de las películas. Aún hemos visto alguna cosa.

El niño y la garza (Hayao Miyazaki, Japón) El fundador de Studio Ghibli llega al festival con su última película. La animación nos puede recordar a otras producciones de este autor. La película es fascinante tanto a nivel visual como narrativo.

La sociedad de la nieve (JA Bayona, España). Inspirada en la tragedia que sufrieron las supervivientes de un accidente de avión en Los Andes. Bayona sabe reflejar el drama, la tensión, la angustia, la muerte y la pequeñez del hombre en la naturaleza.

El sueño de la sultana (Isabel Herguera, España). Cinta de animación dirigida por la dnostiarra Isabel Herguera e inspirada en el libro homónimo de Begum Rokeya. Llaga cargada de simbolismo y mensaje feminista, aunque quizá se alarga en exceso en algunos momentos.

Kalak (Isabella Eklöf, Groenlandia). Cinta sobre los abusos en la infancia, el impacto en las relaciones posteriores de los abusados, con un trasfondo de conflicto entre los habitantes de Groenlandia y los daneses. Se ve lastrada por una primera escena que desvela tanto de su protagonista que pierde toda posibilidad de sorpresa.

MMXX (Cristi Puiu, Rumanía) Regresamos a la pandemia hace dos años. Cuatro episodios vagamente conectados entre sí pero unidos por las mascarillas y los confinamientos. Algunos son más ingeniosos que otros, pero el último (y quizá el anterior) nos hará conscientes de algunas más que duras realidades del país.

Misión a Marte (Amat Vallmajor del Pozo, España) Loca película que parece una road movie en blanco y negro de dos hermanos que viajan a hacer un peritaje en Marte. Es muy extraña y se nota la escasez de medios, pero en algún momento llega a sorprender.

La práctica (Martín Rejtman, Argentina). Múltiples personajes interaccionan en torno al yoga, todo parece moverse en círculos donde las cosas se repiten, los escenarios se repiten, y parece que la vida se repite sin aparente cambio.

The Royal Hotel (Kitty Green, Australia) Acción australiana, dos mujeres jóvenes en un pueblo de rudos mineros. La tragedia está servida, pero tarda en definir los personajes, tarda en provocar la tensión necesaria, y resuelve casi apresuradamente en los últimos minutos. Un gran potencial desaprovechado. Gran papel de Hugo Weaving, dueño de bar alcoholizado… ¿Qué te ha pasado, Elrond?

Un amor (Isabel Coixet, España). Cinta de corte feminista cargada de mensaje. La pena, en nuestra humilde opinión, la falta de matices. La gente de pueble parece dibujada con trazo muy grueso, y los caracteres masculinos sufren del mismo defecto. Pero la salva el amor por los animales, que parecen los únicos dignos de aprecio.

El periódico

No podemos cerrar esta columna sin la clásica imagen del periódico del festival (después de lo de la bolsa, a ver cuánto dura la edición en papel).

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