Como dice uno de los personajes de En la ciénaga, «aquí lo importante es el expediente«. Lo que no está en el expediente no existe. La única realidad es la que está escrita en la burocracia. Estamos en la Polonia comunista. Todo es propaganda: desde un discurso en un funeral hasta el informe del fiscal sobre un asesinato. Todo es opresión. No solo es casi imposible encontrar la verdad. El problema es que si la tienes, no la puedes contar.
Periodistas en la Polonia comunista
En la ciénaga está compuesta por cinco capítulos. Comienza con un doble crimen en un bosque. Un cargo del partido es encontrado muerto junto a una prostituta. Los dos han sido asesinados, degollados. El crimen moviliza a dos periodistas del periódico local: uno veterano y escéptico, Witold Wanycz, que prepara su viaje definitivo para no volver a Polonia.
El otro es Piotr Zarzychi, el becario del periódico, un joven que acaba de empezar en la profesión, hijo de un preboste del Partido Comunista en Cracovia. Zarzychi es inteligente y obstinado. Pronto ve algo que no cuadra en el crimen. El novio de la prostituta ha sido detenido. Le acusan con prisas. Pero pronto está claro que se trata de un inocente.
A la trama de los dos crímenes se une el suicidio de dos jóvenes estudiantes. Van saliendo a la luz relaciones complejas entre los personajes. El padre de la chica que se ha suicidado es un disidente que fue traicionado por el periodista Wanycz. El pasado emerge con un peso opresivo: culpas, delaciones, crímenes, y un bosque en el que los árboles guardan las señales dejadas en su tronco por prisioneros de un campo de represión comunista.
Una reconstrucción minuciosa
La trama avanza a un ritmo lento. Pero esa velocidad no es un problema para el espectador. Quien haya conocido la Europa del Este en los años del Telón de Acero puede apreciar aquí una atmósfera muy lograda: una mezcla de mugre, miseria moral y estética deplorable que eran tres acentos del mundo comunista.
El control del aparato del partido llegaba a todas las esferas de la vida. Los que ejercían el poder eran quienes estaban dotados de una brutalidad a prueba de cualquier código ético. La opresión de las mujeres era una situación cotidiana, bendecida por la lucha de clases y la doctrina marxista. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.
En la ciénaga es una serie de género negro que mantiene el interés y la tensión durante los cinco capítulos. No tiene el ritmo de las series americanas, pero tiene un planteamiento muy eficaz, y la dialéctica entre los dos periodistas que son los personajes principales es un hallazgo narrativo muy atractivo. En su capacidad de recrear un mundo que ya no existe nos recuerda a «The sleepers», que ya comentamos en Fanfan. Los nostálgicos del comunismo o los que proponen una sociedad de ese perfil la deben ver para disfrutar de un mundo que desapareció y que esperamos no vuelva nunca más.