Su nombre artístico es Fantastic Negrito, pero se llama Xavier Dphrepaulezz. Pronunciado Diprealez. Es un cantante y compositor norteamericano. Lleno de talento y creatividad. De estilo distinguido. Lleva a la espalda una historia áspera y dura. Nació en Massachusetts en enero del 68. Es el octavo de 14 hermanos. Familia religiosa, de origen somalí y de rigor musulmán. A los doce años se fue de casa. Para siempre. La adolescencia de Xavier transcurre en la calle. «Me fui de casa porque no quería vivir a las órdenes de la religión que mi familia profesaba. Realmente no quería crecer en ese autoritarismo extremo. Yo era un niño que siempre trataba de salir de esa mente muy cerrada que te obligaba a meterte en ese foco religioso». Ha ganado su tercer Grammy, en la categoría de mejor blues contemporáneo. Have you lost your mind yet? En 2022 estará de gira en España.
El nuevo dandy de la música negra
Su adolescencia es un tiempo en el que se crio entre prostitutas, proxenetas, ladrones, armas y drogas. El sueño americano: «Sólo pensaba en mí y no en cómo iba a destrozar mi comunidad… Pero eso hacíamos. Destruíamos nuestra propia comunidad vendiendo droga». Empezó a tocar instrumentos una vez cumplidos los 18. También aprendió a vestirse bien y simular que había estudiado en Berkeley. Todo ese look, elegante, moderno, colorista, y un poco dandy, le permitía el acceso a las salas. Era un nuevo Prince.
Su historial no es el de un chico bueno, precisamente. «Hice travesuras, como cualquier chico. Y fue un motivo para alejarme un poco de las calles y de la epidemia del crack que sobrevolaba en Oakland. Me volqué en la música después de escuchar a Prince» El método de Prince fue autodidacta: escalas y más escalas. Así que Fantastic siguió ese camino. Y cuando ya tenía muchas horas de monótonas escalas, empezó a componer. No era un gran instrumentista, pero en la composición encontró su lugar.
Negrito y el estilo de vida
Negrito encajó pronto en su nuevo estilo de vida: se presentó con el nombre de Xavier, firmó su primer contrato con un manager, y de ahí paso a firmar un acuerdo con Interscope de un millón de dólares. Pero la vida tiene sorpresas. En 1999 sufrió un accidente de coche que le dejó en coma durante tres semanas. Los brazos inmóviles. el derecho todavía tiene secuelas. Pensó que su carrera había descarrilado.
El accidente le bajó los humos al chico, que de arrogancia iba más bien sobrado. De ir de sobrado pasó a depender de las personas que tenían que lavarle y limpiarle el trasero: «Eso ayudó a mi vida», asegura. Y agrega: «Por suerte no se terminó mi carrera… Y fui capaz de reinventar una nueva manera de tocar. Siempre digo que ese accidente me ayudó».
El camino de la madurez
Después del accidente apareció un Xavier más maduro. Ya no quería a toda costa ser aceptado. Se quitó de la cabeza el ser famoso: «quiero que mi música sirva a la gente común, a los que todos los días tienen que coger un tren, a los que tienen que acumular dos trabajos para sobrevivir». Comenzó su propio camino: clubes nocturnos y un paseo por dos bandas: Chocolate Butterfly y Blood Sugar.
Fantastic Negrito dice que la suya es una música con raíces negras, pero es una música para todos. Suena a funky, a Rythm and Blues, a Soul. Pasó por el afro-punk, por el hip-hop, luego derivó en el blues ecléctico y con toda esa mezcla, con música, estilo callejero, y toda esa historia de adolescencia dura llegó a Fantastic Negrito.
Fantastic Negrito
Y llegamos al nombre. Xavier dice que «es una especie de contribución al lugar de donde vengo. No tiene nada que ver conmigo. Quise honrar a Skip James, Robert Johnson, Leadbelly (Huddie William Ledbetter) y me dije que cada vez que me pregunten por qué «Fantastic Negrito», iba a salvar esos nombres. Estaba sentado y el nombre se me vino de repente a la cabeza. «Fantastic Negrito», porque estaba escuchando mucha música que escuchaba cuando era un niño… Y aunque pensaba que había algo en ello que no era reutilizable, la escuchaba crecer todo el tiempo. Y la llamé black roots music (música de raíces negras), que es como si fuera música negra muy vieja«. Negrito es un gancho, un guiño, un nombre de respeto por las raíces negras de su música.
Huye del adjetivo político, aunque participó en algunos mítines de la campaña de Bernie Sanders contra Donald Trump. Pero a Negrito no le va lo de dividir el mundo entre izquierdas y derechas. Es decir, que tiene sensibilidad política, que se siente ciudadano del planeta, pero no quiere etiquetas: «creo en la humanidad, en la decencia y ese es mi camino. Lo que me interesa es el blues y el R&B. Cuando termina el día yo soy solo un compositor».
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