‘Guerra’, de Céline, el borrador de una obra maestra


«On attrape la guerre comme on attrape la grippe, la gastrite, la gale, la goutte ou la gonorrhée» La guerra como una epidemia virulenta. El inédito de Céline es una obra de una fuerza descomunal, de una potencia expresionista desconcertante. Un desafío para cualquier traductor que se atreva con esta obra en la que Céline inventa un lenguaje, su propio lenguaje. Mucho más que en Viaje al fin de la noche, su novela anterior, y que en Muerte a crédito, su siguiente escritura. Detrás de la edición de esta obra de la que Gallimard ya ha vendido más de 150.000 ejemplares, el misterio. Una maleta que aparece en el piso requisado a los Destouches (Céline es un seudónimo) La maleta se la queda un miembro de la resistencia que ha ocupado el piso, Yvon Morendat. Según la versión de la familia que ocupó la casa, Morendat intentó devolvérsela a Céline, que la rechazó. Y fue consignada más tarde a Jean Pierre Thibaudat, crítico del diario Liberation (la extrema izquierda en la prensa) La maleta no fue entregada a los titulares de los derechos de Céline hasta 2021. ¿Porqué Thibaudat la tuvo en secreto durante tantos años? ¿Para hurtar la gloria póstuma a Céline? ¿Por qué razón no quiso que viera la luz esta obra, que ya es una obra maestra en su condición de borrador de novela? ¿Por qué los Morendat han sido cómplices de esta ocultación? ¿Miedo a que les acusaran de robo?

Mientras esperamos la respuesta a estas preguntas, leemos a Céline, esta Guerre que comienza entre la lluvia, el barro, la guerra en toda su descarnada crudeza. La guerra y el hospital. Céline pretendía que fuera la pieza central de una trilogía que nunca llegó a escribir. El regreso de Céline sigue teniendo el tono que tuvo vida: turbia, fatalista, trágica.

Guerre es la primera publicación de los manuscritos hallados en la maleta misteriosa. La valija contenía más de cinco mil folios de escritura, cartas, bocetos anotaciones, y fotografías. La historia previa de Céline es conocida. Anotemos que en 1912, con 18 años, se alista en la caballería. Fue en la Primera Guerra Mundial, en algún lugar cerca de Ypres, cuando es herido de bala en el brazo. A veces se ha dicho que fue una herida en la cabeza. Después de la guerra, pasó un año en Inglaterra y otro año en Alemania.

Céline y el doctor Semmelweiss

Y luego cinco años en el Instituto Rockefeller de Nueva York. Se hizo médico, viajó y trabajó en África, y en 1936 incluso fue a la Unión Soviética. La biografía de un doctor, cosmopolita, humanista. Un médico que escribe su tesis sobre el doctor Semmelweiss, el médico austríaco que descubrió la forma de evitar el contagio de las fiebres puerperales. Fue perseguido por indicar que el remedio para evitar la mortalidad en las maternidades consistía simplemente en que el personal sanitario se lavase las manos.

Como escritor, Céline pone patas arriba el francés, la lengua culta por antonomasia, la lengua de la élite, de la diplomacia. La lengua en la que Tolstoi había escrito La guerra y la paz. Una lengua de prestigio, una lengua muerta. El francés hablado tenía otra vida, el francés escrito era como un sarcófago neoclásico. “No puedo leer una novela en lenguaje clásico. . . . Su lenguaje es imposible, está muerto, muerto como un clavo, tan ilegible (en este sentido emocional) como el latín”, escribe Céline en una de sus cartas.

Dos obras maestras

Viaje al fin de la noche (1932) y Muerte a crédito (1936) son las novelas que le dan a Céline el estatus de renovador de la literatura francesa. Su desprecio por las reglas es total. Juega con la gramática, con la puntuación, con las reglas estrictas de una lengua repleta de normas. Entra en el francés con los modales de un macarra, rompe todos los viejos jarrones de la lengua.

El personaje central de Guerre es el brigadier Ferdinand. Herido en combate, Ferdinand despierta en el hospital. La narración se basa en la relación con una joven enfermera. Sexo y pornografía son materiales nuevos en esta obra, escrita después del Viaje al fin de la noche. El horror de la guerra está presente en cada página. Pero la novela va más allá. “Estás en la guerra, estás en el barro, estás bajo la lluvia y muy rápidamente estás lejos de la lucha, lejos del frente, en este hospital en medio de los heridos, en medio de los muertos, de los cadáveres, con esta enfermera y luego con otra gente como el proxeneta”

celine

La promoción de Guerre ha guardado silencio sobre las tres grandes obras polémicas que Céline escribió entre 1937 y 1941: Bagatelles pour un massacre, L’École des cadavres y Les Beaux Draps. Céline aplicó a la moralidad convencional el mismo tratamiento que había aplicado a la lengua francesa. Se sumó entusiasta a la ofensiva alemana contra los judíos: “Solo hay una fuerza antijudía en este mundo, solo una verdadera fuerza pacifista: el ejército alemán”. Y añade en L’École des cadavres: “Me siento un buen amigo de Hitler, un buen amigo de todos los alemanes. Encuentro que son hermanos y tienen todas las razones para ser racistas. Estaría muy molesto si alguna vez fueran golpeados. Creo que nuestros verdaderos enemigos son los judíos”. El talento al servicio de los nazis. Ernst Jünger anota una reunión en la embajada alemana en 1941, cuando Céline estaba “estupefacto de que los soldados no estemos disparando, ahorcando, exterminando a los judíos; está estupefacto de que nadie con una bayoneta la use continuamente.»

Céline se escapó a Alemania y luego a Dinamarca. Los daneses lo encarcelaron durante un año y un tribunal francés lo condenó a la indignidad nacional. De Gaulle, poco propenso a fusilar escritores dijo que no merecía la muerte. Sí fusiló a Robert Brasillach, que tenía menos delitos que Céline. Otro que se libró fue Gaston Gallimard, que se puso de acuerdo con los alemanes para seguir publicando obras durante la ocupación. La editorial que lleva su nombre es la que ha vuelto a publicar a Céline, la que publicará el resto de los manuscritos hallados en esa maleta, con la que Céline vuelve a ser el gran escritor de Francia, el gran renovador de la lengua literaria francesa, el gran reaccionario en una época convulsa. Céline, el mejor escritor francés del siglo XX, devorado por su propia biografía, aspira por un fin a un juicio literario.

https://youtu.be/sZxloF4Ze30

Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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