Guía del autoestopista filosófico. Ramón Caro Plaza. Editorial Encuentro
La gran tarea de la filosofía es la de la formación del criterio. No hace falta que les recuerde el efecto corrosivo que tiene en la sociedad la ausencia del pensamiento, la retirada de las humanidades, y el vaciamiento de la lógica. Los efectos se leen a diario en la prensa, se ven en la televisión y nos golpean en las redes sociales, con su bruta inmediatez. Tampoco hay que ser pesimistas hasta lo apocalíptico. La celebración diaria de la necedad convive con un cierto florecimiento de la filosofía en textos nuevos que buscan llegar a un público que demanda reflexión, ideas, debates que vayan más allá de Galapagar. Un viaje más largo requiere compañeros de ruta que tengan una conversación rica. Es lo que nos propone Ramón Caro Plaza en un texto singular, de formato novedoso, ameno y a la vez profundo. Abarca la totalidad de las cuestiones humanas. Y el autor se sube a los «hombros de gigantes» para darnos una visión general de los grandes temas de nuestra vida, que son los grandes temas de la filosofía.
Regiones del pensamiento
Conviene advertir que este no es un manual de filosofía. Tampoco es una colección de textos de pensadores más o menos célebres. El autor dice que la Guía del autoestopista filosófico es un cuaderno abierto, una agenda con rutas, caminos, veredas, trochas y atajos. En la historia de la filosofía, los pensadores han trazado sus propios caminos, pero la mayor parte de ellos son variaciones de los senderos que abrieron otros. Y así seguimos. Hay momentos en los que pensamos como Platón y otros en los nos comportamos como aconsejó Aristóteles en su Ética a Nicómaco. Hay días que estamos cartesianos y otros en los que nos sentimos metafísicos, como diría Alonso Quijano.
Un gran libro, recomendable para todo sujeto que a cualquier edad se esté haciendo preguntas para formar su propio criterio.
El autor de esta Guía del autoestopista filosófico se sitúa en un punto de partida. Les propongo, por ejemplo, situarnos en la página 131 y abordar el tramo vital de «La verdad objetiva». Buen tema en estos tiempos de bulos. Tenemos que conseguir una representación verdadera de la realidad, más allá de esos «relatos» que ahora están de moda, cuentos chinos o lo que sean.
El autor nos advierte que para eso tenemos que pensar de dónde nos vienen las ideas, cómo se generan. Y también el papel del lenguaje en su formación. Razón e inteligencia nos permiten hallar una representación verdadera de las cosas del mundo. Y aquí enseguida pone en juego a los filósofos, a Kant, a Rosmini, a Tomás de Aquino, o a Aristóteles. Ellos van respondiendo a las preguntas que se hace el autor, y van dibujando una ruta rica, compleja, fácil de seguir, hasta agotar el tema. Es como viajar por una rica región y detenerse en cada unidad del paisaje.
El bien, el mal, la belleza
Piensen en el misterio del mal, que ha traído de cabeza a la filosofía y a la teología. ¿Tiene sentido el dolor? ¿Tiene sentido la muerte? ¿Existe el mal? ¿Es digno el ser humano? ¿Dios es compatible con el mal? ¿Es posible ser libre y elegir libremente el mal? Cada capítulo responde a interrogantes fundamentales. Como dice Ramón Caro en la introducción, «toda empresa intelectual brota de la necesidad de responder a unos problemas o inquietudes determinados. Cuando estos no se muestran las teorías y razonamientos quedan desconectados del impulso auténtico que los ha puesto en funcionamiento y entonces ya no provocan nuestra reflexión» Es decir, aquí los autores citados responden a preguntas cruciales, que tienen que ver con nuestra existencia.
En la Guía del autoestopista filosófico está la existencia toda y sus cuestiones y problemas. El lugar de la filosofía, la ciencia, la filosofía y el arte, la verdad, el conocimiento, la religión, el papel del lenguaje en el conocimiento. Pero también el mundo de la biología y cuestiones como el aborto, la ingeniería genética, la manipulación de embriones.
La política, la soberanía y el bien común
Todo lo relacionado con el cuerpo, con la evolución del ser humano, la experiencia humana, la política y sus conflictos. En todos los temas Ramón Caro plantea el diálogo y deja el horizonte abierto a nuestras propias elecciones, a nuestra propia ruta, después de haber hecho el primer tramo del camino en compañía de los grandes pensadores. Un gran libro, recomendable para todo sujeto que a cualquier edad se esté haciendo preguntas para formar su propio criterio.
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