El Carmen Sagrera de Hispano Suiza no es solo un coche, es una obra maestra del automovilismo. Desde su monocasco de fibra de carbono hasta los interiores hechos a mano, cada detalle refleja 120 años de historia y un compromiso inquebrantable con la excelencia.
Crear un Hispano Suiza Carmen Sagrera es como dar vida a una joya. Este deportivo 100% eléctrico no solo celebra los 120 años de la icónica marca española, sino que redefine el lujo, la tecnología y la personalización en el mundo de los automóviles de altas prestaciones.
El proceso comienza mucho antes de que el primer tornillo se ajuste. Todo empieza con el cliente, quien diseña su Carmen Sagrera a medida junto con el equipo de Hispano Suiza. Este enfoque personalizado asegura que cada unidad sea única, encarnando el concepto de “hyperlux” que la marca ha hecho suyo.
En la primera fase, los ingenieros ensamblan componentes clave como los subchasis y los trenes de suspensión. Mientras tanto, se fabrica la batería de 103 kWh, un prodigio de ingeniería que ofrece hasta 480 kilómetros de autonomía. Este paso es el primero de cinco que transforman un diseño en papel en una máquina de 1.114 caballos de potencia.
La magia continúa con la instalación del monocasco de fibra de carbono, el corazón del Carmen Sagrera. Cada pieza de la carrocería se ajusta manualmente, un proceso tan meticuloso como montar un reloj suizo. Es un trabajo donde no hay lugar para errores; todo debe encajar a la perfección para garantizar tanto la aerodinámica como el impacto visual del vehículo.
El proceso de pintado es una obra de arte en sí misma. Aquí, los técnicos aplican los colores elegidos por el cliente con técnicas que combinan precisión y paciencia. Con opciones prácticamente infinitas, el resultado es siempre espectacular, destacando el carácter único de cada unidad.
Mientras tanto, los interiores empiezan a cobrar vida. Alcántara, cuero y materiales de primera calidad son cortados y cosidos a mano, adaptándose a los gustos del propietario. El nivel de detalle es tan alto que incluso los emblemas y logos, con la icónica cigüeña, se ensamblan a mano en la fase final.
Con el chasis completo y listo para rodar, el equipo de Hispano Suiza da los últimos toques, integrando la avanzada tecnología de infoentretenimiento y los sistemas de confort. Desde su pantalla hasta sus controles, todo está diseñado para ofrecer una experiencia que combina lo clásico con lo futurista.
El viaje termina en el Circuit de Barcelona-Catalunya, donde el Carmen Sagrera se somete a pruebas rigurosas. Cada coche rueda por carretera y pista, garantizando que todo esté en perfecto estado antes de ser entregado a su dueño. Aquí, no hay margen para imperfecciones: solo la excelencia tiene cabida.
El Carmen Sagrera no es solo un coche, es la culminación de un legado de 120 años. Su fabricación artesanal y su combinación de lujo, tecnología y rendimiento lo convierten en mucho más que un vehículo.