Historia de San Michele. Axel Munthe. Traducción del inglés de Pablo González-Nuevo. Editorial Siruela
La Historia de San Michele de Axel Munthe fue uno de los libros más extraordinarios del siglo XX. Ha pasado casi un siglo desde su publicación en 1929 (la primera edición española es de 1935) y el libro mantiene toda su luz fascinante, su sabiduría sigue intacta. Quizá incluso con más actualidad que en su primer tiempo. Axel Munthe no es solo un médico humanista y pacifista, es además un espíritu franciscano que pasó por la vida cuidando y protegiendo todas las criaturas, grandes y pequeñas, que encontró en el camino. Axel Munthe (Oskarshamm, Suecia, 1857-Estocolmo, 1949) fue el médico más joven de Europa, graduado en Paris después de una carrera fulgurante, pero debe su fama internacional a esta obra, que fue traducida a más de cuarenta idiomas y de la que se vendieron millones de ejemplares. Si no la conoce, querido lector, está a tiempo de entrar en el mundo de San Michele.
Aunque en realidad, en su libro, Axel Munthe dedica una pequeña parte a San Michele, la villa que creó en la parte más alta de la isla de Capri, en los terrenos que ocupó la residencia del emperador Tiberio en los últimos años de su vida. La Historia de San Michele es más bien un relato de las múltiples vidas de Munthe, un médico siempre afanado contra la muerte, que como afirma Mauricio Wiesenthal «amó con todo su corazón la vida».
Las memorias de Axel Munthe atraviesan el final del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Por sus páginas desfilan algunos nombres de notables escritores: un Guy de Maupassant ávido de amantes, o un Henry James que ríe desde la ventana de su habitación en San Michele mientras contempla a los músicos de una orquesta local devastada por la fiesta y el alcohol. Pero son solo elementos de un paisaje. El espíritu que brilla, el que sufre y se inquieta, el que piensa y se deja llevar por sus sueños, es el de Axel Munthe.
Su llegada a Capri ocupa las primeras páginas. Desde el inicio, contempla la belleza de Capri, del mar, desde la colina donde construirá San Michele. Y se hace una pregunta que no responderá hasta el final. Es una pregunta sobre los últimos años del emperador Tiberio, retratado por Tácito como un hombre curel. Axel Munthe duda: «¿Cómo podía ser tan cruel viviendo en un lugar así?, pensé. ¿Cómo podía ser su alma tan oscura bajo aquella luz gloriosa que bañaba cielo y tierra? ¿Cómo pudo siquiera haber abandonado este lugar para retirarse a aquella otra villa aún más inaccesible en los acantilados del este, que todavía lleva su nombre, y donde pasó los tres últimos años de su vida?»
Licenciado en medicina tras una carrera de rapidez vertiginosa, Axel Munthe se convierte pronto en un médico de éxito en París. Condesas y marquesas se disputan las horas de consulta para conocer sus males, para que les trate este médico dotado de un carisma especial que le permite conectar con el alma de las personas. Munthe reflexiona sobre el éxito con sabiduría. ¿En qué consiste? Y responde que la clave reside en la capacidad de inspirar confianza. ¿Y cómo se consigue? Lo ignora: «solo sé que no puede adquirirse leyendo libros ni junto al lecho e los enfermos. Es un don mágico que se concede al nacer a algunos hombres y a otros se les niega. El médico que lo posee es prácticamente capaz de despertar a los muertos».
La vida de Axel Munthe, ordenada y narrada por su autor en el libro, es como los cientos de escalones que tiene que subir para llegar a la cumbre de Capri. Busca de forma continua su propio lugar en el mundo, el lugar donde construir una belleza compuesta de elementos clásicos, de pérgolas y galerías construidas «a ojo», sin conocimiento de arquitectura, con la ayuda de los vecinos de la isla. Un lugar que sea la expresión de su ideal de belleza: estatuas romanas, cerámicas italianas, pero sobre todo animado por una vida simple que celebra la música, animada por el vino y el alimento básico. Sus descripciones de la fiesta de San Antonio, en la parte final del libro, son un prodigio de vitalidad, de gusto radical por la vida, y también un documento sobre cómo era la vida de los habitantes de Capri antes de que la isla fuera devastada por el turismo.
La vida de Axel Munthe es generosa en anécdotas y viajes. Se afana por salvar vidas en una epidemia de cólera en Nápoles, viaja por Laponia o por Alemania, como «acompañante de un cadáver» que no puede viajar solo en los trenes alemanes. Abre consultas en París y en Roma, en el mismo edificio, en las mismas habitaciones de la Piazza di Spagna donde vivió el poeta Keats. Axel Munthe es crítico con la medicina de su época. Reconoce los límites del conocimiento de la medicina y destroza el uso circense que hacían algunos de los médicos más notables de París de la sugestión hipnótica.
En toda la Historia de San Michele late una piedad, un amor franciscano por los seres vivos, idéntico para humanos y animales. Así, Munthe no duda en recoger al niño John, al que rescata de una familia cruel que le ha adoptado en Normandía para llevarlo a vivir a su casa, a pesar de las habladurías de París. Tampoco duda en adoptar al simio Billy, un mono alcohólico que le acompaña en San Michele. O pelea con los notables de Capri para comprar los terrenos donde cazan con redes a las codornices que migran al norte. Munthe hará de Capri una reserva de pájaros. Sus últimos días los pasó en la Torre de Marterita, un antiguo monasterio franciscano. San Michele se había convertido en un lugar demasiado transitado. Munthe imagina en las últimas páginas el final de su vida, el juicio divino, con San Pedro y San Ignacio. Y decora su particular paraíso con las aves que han cruzado por su vida, a las que salvó la vida. Y reprocha a la Iglesia, el poco interés que ha tenido por los seres de la creación.
