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- De niño fue pastor en un pueblo de la Huesca aspera de los Monegros. Aprendió a ver y callar, a distinguir a las vacas que apacentaba por su rostro. Recuerda su infancia como una continua observación, un niño metido hacia dentro que mirada el mundo como desde el interior de una catedral. Quiso ser cura, pero la economía familiar no daba para mandar al chico al seminario. Emigró a Barcelona, que es donde iban los aragoneses de su época en busca de fortuna. Pinche, estudiante del horario nocturno, se especializó en gestión. Pero la psicología apareció en su vida en un hospital, gracias a un experto francés en morfosicología. El resto de su vida está en esta conversación. Julián estuvo casado, tiene tres hijos, y algunos de ellos siguen su enseñanza. Analiza el rostro y anticipa comportamientos, fortalezas y debilidades. Y en las empresas le consultan para ver si el CEO que van a contratar será un hombre de principios o de finales en sí mismo.
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