Posiblemente, la mejor película de Navidad sea ‘Qué bello es vivir’ de Frank Capra, aunque se haya estrenado hace tiempo, nada menos que en 1946.
El protagonista, magníficamente interpretado por James Stewart, lo pasa mal al intentar permanecer íntegro en un ambiente social bastante corrupto. Y un vuelco inesperado de la historia hace que una inmensa mayoría de gente normal y no corrompida, reconozca todo el bien que les ha hecho con su integridad. La cosa acaba muy bien, con un cariño mutuo y desbordante, justo cuando se acercan las fechas de la Navidad.
Este ‘cuento de Navidad’ alborozado se entiende mejor, porque la película se estrenó después de que hubiese acabado recientemente la segunda guerra mundial en 1945, con las infinitas pulsiones y recursos de Capra para sacar a relucir el entusiasmo y las ganas de portarse bien que pueden llegar a tener muchas personas al finalizar un desastre monumental como fué esa guerra.
La película tiene mucha actualidad, y se ve de corrido, para recuperar la esperanza en tiempos tan convulsos como los actuales.