La chica del semáforo y el hombre del coche es uno de los libros más destacados del año. David Orange crea un clima de suspense que te atrapa hasta el final de la novela.
Un genio sin precedente
Jack Miller es el protagonista de La chica del semáforo y el hombre del coche. No es un hombre corriente, Jack es un genio de las matemáticas, pero como todo genio tiene algunas particularidades. Las suyas se refieren a las relaciones sociales. No tiene amistades, no tiene pareja, solo su hermana Wendy le acerca al mundo social. Pero la novela da un giro, todo cambia cuando la chica a la que observa a diario, la chica del semáforo accede a tener una cita con él.
La chica del semáforo se llama Mía, trabaja haciendo espectáculos callejeros y es todo lo contrario a Jack. La novela busca el contraste de los personajes. Todas las diferencias, que son muchas, convierten a Mia, a ojos de Jack, en un ser especial. Por vez primera él empieza a ser alguien “normal”, una persona alejada del mundo racional para acceder al terreno más emocional, donde la razón tiene que enfrentarse con el corazón.
El hombre del coche
Ya tenemos en escena a la chica del semáforo, pero ¿quién es el hombre del coche? El hombre del coche es el nombre bajo al que se conoce a la persona que está matando a mujeres de una forma despiadada. No se sabe quién es, no se sabe el motivo de los asesinatos, pero Kate la agente del FBI a la que se encarga resolver el caso hará todo lo posible por descubrirlo, aunque en ello se le vaya la vida. Solo cuenta con dos pistas para dar con el asesino: el Sedán negro y el modus operandi.
Corre, el fin está cerca
En “La chica del semáforo y el hombre del coche” no hay nada decidido hasta el final. El lector duda de la identidad de todos y la explicación al porqué de todas esas víctimas es brutal. Es un libro que solo con su título te levanta la expectación. El misterio gira en torno a las dos identidades, la de la chica del semáforo, y la del hombre del coche.
Jack, ese ser tan brillante pero tan inocente para los asuntos más mundanos nos va a conducir a una reflexión sobre si somos realmente como queremos o más bien como nos imponen. En sus casi 400 páginas no hay un momento de tranquilidad, todo se acelera, todo corre a velocidad creciente, pero con paso firme. El lector disfruta de la lectura, de la trama, y de la reflexión que la sostiene.
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