El momento del parpadeo. Una perspectiva sobre el montaje cinematográfico. Walter Murch. Prólogo de Francis Ford Coppola. Colección Imprenta Dinámica. Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid
El momento del parpadeo es un libro de largo recorrido. Su primera versión es de 1992. Walter Murch publicó ediciones sucesivas, revisadas y ampliadas en 1995 y 2001. La edición española de la ECAM lleva además un texto del propio autor que la presenta. Han pasado veintiséis años desde la primera edición. Es por tanto un cuarto de la historia del cine, e incluye los años de la gran transformación, de 1990 a 2010: el paso del cine analógico al digital. Murch ha pasado del celuloide al digital, conoce todas las tecnologías del montaje, es claro en su prosa, rica en anécdotas, es sabio, y maneja las analogías con una gran destreza.
Por ejemplo cuando Walter Murch habla de un arte, el cine, del que todavía no se han comprendido bien las implicaciones que supone: “a pesar de la magia tecnológica que nos rodea, trabajar en una película es lo más cercano que muchos de nosotros, en pleno siglo XXI, estaremos de formar parte de la tripulación de una carabela del siglo XVI, navegando por mares sin cartografiar en la otra parte del mundo«.
El momento del parpadeo, de Walter Murch no es un libro solo para expertos en cine, o para estudiantes de cinematografía, como indica el hecho de que la edición esté patrocinada por la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid. Es un texto para todo aficionado al cine, o apasionado por sus reglas narrativas, por la estrategia de la persuasión, o por las formas de contar de un arte todavía en fase de exploración.
Murch se cuestiona sobre el sentido de su trabajo y aporta las respuestas de un montador, experto además en sonido, que tiene en su haber tres Oscar, uno por Apocalypse Now, y dos por El paciente inglés (mejor montaje y mejor sonido). Enumerar aquí sus premios nos llevaría buena parte del artículo. Creo que es suficiente decir que Walter Murch es el montador de El padrino, parte II y III, de La conversación (Coppola) y de American Graffiti, de George Lucas.
Para Walter Murch, y este es el corazón de este libro, lo fundamental en el cine es la emoción, «que es lo que se aprende en último lugar (si es que se llega a aprender) en la escuela de cine, en gran medida porque es lo más difícil de definir y de tratar». Lo que el público debe recordar no es el montaje ni el trabajo de cámara. Tampoco las interpretaciones, ni tan siquiera la historia, sino cómo se sintieron. Esa es una regla que se debe aplicar a cualquier arte que consista en la persuasión, ya sea el cine o la retórica.
Walter Murch afirma que el corte ideal tiene que ser fiel a la emoción del momento que se está narrando. Por eso establece que el porcentaje de emoción que debe integrar el corte es del 51%. Luego está la historia, el ritmo, el rastro de la mirada, el plano bidimensional de la película o el espacio tridimensional de la acción. De más importante a menos, esos son los criterios del corte en el montaje.
El momento de parpadeo aborda el paso del celuloide al digital. Y aquí hay grandes lecciones para estudiantes de cine o para cualquier aficionado a la narración audiovisual. Murch piensa que el celuloide, con su exigencia de manejar un material inabarcable, enseñó a los montadores a trabajar con un plan: «Teseo necesitó su hilo para salir del laberinto del Minotauro. Sin plan, ni mapa ni hilo, el montaje cinematográfico se convierte solo en una pelea sin sentido, un entrechocar de imágenes y sonidos para conseguir un efecto momentáneo. Pero ese tipo de efectos no tienen resonancia a largo plazo en el conjunto de la película».
Walter Murch toma el título del libro de una expresión utilizada por John Huston que le sirve de inspiración en su trabajo: «el cine es como el pensamiento. Es el arte más parecido al proceso del pensamiento». Cuando miramos a un lugar y a otro parpadeamos. Eso son cortes. El parpadeo no es solo un mecanismo fisiológico para humedecer el ojo, está conectado con el flujo de nuestro pensamiento. El corte en el cine es un parpadeo que separa y puntúa las ideas.
El libro tiene además capítulos brillantes sobre el sonido, su capacidad de amplificar la imagen. Murch aporta grandes soluciones a la necesidad de manejar varias pistas de sonido sin crear confusión en el espectador, y revela reglas y ecuaciones fundamentales sobre la forma en la que vemos y percibimos lo que ocurre en la sala de cine. Un libro lleno de sabiduría, humana y cinematográfica. No se confundan: es un libro editado y publicado por una escuela de cine, pero dirigido a todos los que nos pasamos la vida intentando entender los mecanismos del arte.
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