La hora final de Daniel Ortega

Quien siga los acontecimientos de Nicaragua sabe que la tiranía de Daniel Ortega está en su hora final. Sostenido por los rusos, que le han enseñado a espiar a la población y a torturar con eficacia, pero abandonado por sus propios funcionarios. Desde 2021 la fuga de empleados públicos hacia los Estados Unidos no ha hecho sino crecer. El gobierno de Joe Biden les entrega permisos de residencia de carácter humanitario. Y los exiliados del régimen ya les denominan los «sapos del imperio».

Las redes, Facebook y X (antes Twitter) están plagadas de denuncias de exiliados que señalan a militantes del Frente Sandinista y ex funcionarios públicos, acusados de complicidad con Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. “Ni Judas fue tan traicionero como la compañera…, que de abrazar la bandera de la muerte (del FSLN) no vaciló en mostrarse con la del imperio (EE. UU.) ahora que está donde los “enemigos de la humanidad”, se puede leer en una publicación del periodista deportivo y ex reo político, Miguel Mendoza, en la red social X.

Numerosas publicaciones se pueden rastrear en la cuenta del abogado y exfuncionario del Poder Judicial, Yader Morazán. En una de ellas señala: “Démosle la bienvenida al paramilitar…, quién no se aguantó y corrió a los brazos del imperio agresor junto con sus hijos y esposa”. En otra, cuestiona a quienes le recuerdan su posición.

Morazán, uno de los exiliados más activos en redes, ha cumplido cinco años desde que dejó Nicaragüa, con una guitarra y su hijo en brazos

Un artículo de El Confidencial. periódico online que trabaja desde el exilio, se pregunta el porqué de esta fuga masiva de funcionarios del régimen. Y concluye que la migración es la única alternativa porque en Nicaragua no hay mucho que hacer. En definitiva, han dejado de creer en la continuidad del régimen de Ortega y Murillo. Algunos viajan con el permiso humanitario de los Estados Unidos, otros sin él. Lo preocupante, señalan algunos sociólogos, es el clima de enfrentamiento entre los que llevan años fuera del país y los que acaban de iniciar su exilio.

Más allá de ese enfrentamiento en las redes, en las que se repiten los señalamientos por complicidad y la palabra traidor, lo cierto es que la fuga masiva de familias que tenían una cómoda posición en puestos gubernamentales indica que grandes grupos de la élite del país han dejado de creer en el futuro de la dictadura.

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