La nueva ideología. Filosofía paradójica. Óscar Pintado. Editorial Rialp
No deberíamos perder de vista la realidad de que el sistema democrático es tan solo un experimento que en algunos países ha salido, de momento, bien. Hoy, ese experimento malvive contaminado por diversos virus. El primero es el de la desinformación, la propagación de bulos, las noticias falsas. Pero esta infección no habría sido grave si antes no hubiéramos cancelado la ciencia para sustituirla por una nueva ideología, que es la que Óscar Pintado disecciona en este libro lleno de apuntes interesantes, y de un diagnóstico certero. El libro de Pintado tiene dos partes. En la segunda esboza un método de persecución de la verdad que no excluye ni la poesía ni la fe religiosa. Lo llama filosofía paradójica. Así que el libro traza primero el mapa de un malestar, de una patología que hace temblar los cimientos de la democracia, para proponer luego un camino personal de reconstrucción de la verdad, en el que el silencio y la escucha interior juega un papel fundamental.
Borrachos de ideología, hemos dicho en algunos artículos y podcast. Nos hemos referido así a quienes han adoptado una explicación del mundo que cancela la ciencia y olvida la naturaleza humana, y convierte sus postulados no solo en «el modo de pensar y vivir más aceptado» que dice Pintado, sino en el único posible. Porque los nuevos actores de la política, «jóvenes, pero sobradamente ideologizados», imponen su criterio con las técnicas del fundamentalismo y del totalitarismo.
Así, aquella ideología que nació con la revolución francesa como una herramienta de liberación, y que fue pulida por Marx para ofrecer al proletariado una conciencia de clase que animara a la revolución, es hoy un programa vital revestido de vanguardia, adornado con los oropeles del progreso. Hoy, como ayer, al ideólogo le bastan un puñado de ideas «capaces de dar respuestas simples a cualquier problema complejo. Y una decisión clara y definida por encima de todo: mi punto de vista es el único verdadero; mi emoción, mi sentimiento, mi experiencia así lo corroboran.» Y así, vivimos en un estado de barbarie en el que la bondad moral, lo bueno o malo, son solo medidas relativas a cada sujeto.
La ideología ha llenado la realidad, y la política, con un extremo simplismo. Tanto es así que abundan los perplejos ante el disparate permanente de las llamadas ideologías de género y sus derivadas woke. Hoy la ideología, afirma Pintado, «elimina las ideas, maltrata el pensamiento. ¿No es una prueba irrefutable de ello el que ciertos gobiernos estén promulgando leyes que obligan a considerar la historia de un modo determinado, cerrándose a la posibilidad de interpretación? La ideología elimina la moral, pero también la historia.»
Nuestra perplejidad se pregunta de forma constante cómo hemos llegado a esta situación. Pintado lo tiene claro: el pensamiento ideológico se impone a base de convertir la opinión en ciencia. «convierte una opinión genérica que merece la adhesión propia de una creencia de fe». Y utiliza para persuadir a las masas un lenguaje genérico, acrítico, con frases que tienen la capacidad de lograr un acuerdo mayoritario a pesar de no decir nada. La utilización del lenguaje por la nueva ideología es uno de los asuntos más serios de nuestra vida pública. La política se ha llenado de declaraciones vacías, emotivas, que van cargadas de imposición totalitaria. EL lenguaje ha sido conquistado por la ideología. Así, por ejemplo, el concepto de tolerancia ha muerto. Ahora ser tolerante es una imposición que arrasa cualquier discrepancia, porque quien cuestiona los postulados de la ideología es simplemente un enfermo de fobias diversas.
Completa este libro fundamental para entender nuestro tiempo una propuesta de nueva filosofía, a la que llama paradójica, que encuentra su inspiración en caminos como la poesía o la fe, capaces de transcender los límites para transformar el mundo y al hombre. Dos formas o vías de pensamiento que nos devuelven a la realidad que la ideología nos ha arrebatado: «el compromiso de la poesía con el ser es una promesa hecha a la verdad».