‘Las jaurías’, via crucis de los miserables en Casablanca

Las jaurías (Les meutes) Dirigida por Kamal Lazraq. Reparto: Ayoub ElaidAbdelatif El MansouriMohamed HmimsaAbdellatif LebkiriLahcen ZaimouzenSalah Bensalah. Fotografía: Amine Berrada. Montaje: Héloïse Pelloquet y Stéphane Myczkowski. Coproducción Marruecos-Francia-Bélgica-Catar-Arabia Saudí; Barney Production, Beluga Tree, Mont Fleuri Production

las jaurias

La vida perra. La vida perra de un padre y un hijo que tienen que sobrevivir en los suburbios de Casablanca. De la ciudad solo vemos la miseria: calles sucias, alfombradas de basura. De fondo la inmensa mezquita Hassan II, levantada con donaciones del pueblo marroquí. Una ironía. Después de su paso por el Festival de Cannes y el Festival de Sevilla, se puede ver en Filmin.

Hassan e Issam son padre e hijo. Tienen una relación tensa y problemas de comunicación. Se unen para el delito. El padre, que trabaja para un traficante, le pide al hijo que le eche una mano para un encargo. Esta vez van a ganar un poco más de dinero de lo habitual. Un dinero que les permita unas semanas de tranquilidad. Nada más. Cuidan de la abuela, que guisa para ellos despojos de casquería. No se puede ser más pobre. Lazraq construye esta historia con el lumpen más miserable de la ciudad.

Larga es la noche

Las jaurías es una película lineal. Relata una noche aciaga. Algo así como After Hours, pero a la marroquí, y con pesonajes elegidos bien al fondo de la escala social, en el nivel más básico. Algo así como Blood simple de los Coen. Porque la película cuenta lo difícil que es librarse de un cadáver de una forma segura para que la policía no lo encuentre. Aunque tampoco está lejos de El Verdugo de Berlanga

Las jaurías es un viaje al fondo de la noche y una tarea épica: la del regreso a casa libres de un muerto que ha muerto por un desgraciado error. En ese viaje, lleno de giros inesperados, Hassan e Issam ahondan su desencuentro y se cruzan con todos los grados de la miseria: gentes que venden a su madre por un trozo de pan, policías corruptos, y algún burgués que disfruta satisfecho sobre la miseria ajena.

La película es amarga, sórdida y cruda, sin pudor ni disimulo. Hay momentos en los que se haría difícil continuar si no fuera por la eficacia narrativa de Lazraq, que plantea la historia como un cuento. Recurre para ello a los fantasmas, a los jinn de la cultura árabe del Magreb, los genios que aparecen y desaparecen para dar tensión narrativa en los momentos más delicados de la película. Lazraq ha rodado con actores aficionados. Quizá no tenía otra opción, porque no es fácil construir una mirada desesperada como la que vemos en Ayoub ElaidAbdelatif El Mansouri. Tampoco tener la piel pegada a los huesos por no conocer más comida que los hígados de pollo.

El director

Nacido en Casablanca en 1984, Kamal Lazraq se graduó en la escuela FEMIS en 2011 tras estudiar en el departamento de dirección cinematográfica. Su cortometraje de graduación, «Drari», recibió el Segundo Premio Cinéfondation en Cannes, y el Gran Premio de Cortometrajes en el Festival de Cine Entrevues de Belfort. En 2013, dirigió otro cortometraje, Moul Lkelb (El hombre del perro), que recibió numerosos premios en festivales internacionales de cine. Las Jaurías es su primer largometraje y recibió una beca en 2021 de la Fundación Gan para el Cine.

Marcelo Brito
Marcelo Brito
Nací en 1960 en Matanzas, Cuba. Hijo de gallegos. Crecí entre pocos libros, pero con una curiosidad insaciable. Estudié cine en La Habana y salí de Cuba en cuanto pude porque el mundo era limitado, estrecho, pobre, áspero y poco higiénico, para el cuerpo y para la mente. He colaborado en múltiples publicaciones. Primero en Miami Herald, luego en Caretas de Perú, y ahora en FANFAN.

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