Neonazis, la Stasi, mitología germana, abusos en centros de menores y un asesino disfrazado de lobo. Son los ingredientes de esta excelente serie alemana ambientada en los años 90 y dispuesta a romper todos los esquemas.
Filmin estrena el próximo martes 20 de agosto, en exclusiva en España, la serie «Las semillas del mal» («Die Quellen des Bösen»), adaptación de la novela «Blütenglab», de Ada Fink producida por la alemana RTL Television y dirigida por Stephan Rick («La cara oculta de la luna»). La serie, de seis episodios, se ambienta en 1993, poco después de la caída del Muro de Berlín, en el pueblo ficticio de Wussnitz en la antigua RDA. La paz de la zona se tambalea cuando aparece en un bosque el cuerpo sin vida de una niña, sobre un lecho de flores y con la piel repleta de runas marcadas con un cuchillo.
Un crimen ritual que involucra a una banda de neonazis de la zona y que señala a un asesino en serie que ya había actuado 20 años atrás, un hombre disfrazado de lobo que se dedica a matar a niñas procedentes de centros de menores. En la investigación se verán implicados la enérgica y temperamental Ulrike Bandow, una inspectora de la Alemania Oriental, y Koray Larssen, su homólogo recién llegado de Hamburgo. A medida que el caso avanza, los dos se verán personalmente implicados en una investigación que les llevará a descubrir los secretos más perturbadores de su país.
La actriz protagonista de la serie, Henriette Confurius («Narciso y Goldmundo») describe así el argumento de la serie: «Se desarrolla en un pequeño pueblo de la antigua RDA, la ciudad ficticia de Wussnitz. Interpreto a Ulrike Bandow, que creo que es una mujer genial, pero que también está un poco decepcionada con la vida. Al menos no era su gran sueño quedarse en Wussnitz para siempre, pero había un cierto sentido de responsabilidad que le hacía imposible irse. Ulrike es la inspectora jefe. Ha seguido los pasos de su padre y ahora se supone que tiene un nuevo colega de Occidente, Koray Larssen, que no le gusta nada y que tiene una nariz muy grande. Y como suele ocurrir, la desgracia no viene sola. El día que llega el nuevo colega, aparece un cadáver en Dohlenwald en las inmediaciones de Wussnitz. Y a partir de ahí comienza la búsqueda del asesino, de respuestas, y cada vez se abren más profundidades que este pequeño pueblo de Wussnitz había mantenido en secreto durante años».
Uno de los grandes alicientes de «Las semillas del mal» es su lograda ambientación de los años 90. «No es que sea como un museo de aquella época», afirma Fahri Yardim, protagonista masculino de la serie («El médico»): «Pero tu realidad cambia cuando la vida y la muerte dependen de si una cabina de teléfono se traga tus monedas. A medida que viajas en el tiempo, te vuelves más consciente del contraste con el ahora, cuanto nos hemos distanciado». Para la guionista Catharina Junk, existe una estrecha relación entre la época que retrata la serie y su propia naturaleza: «El período posterior a la caída del Muro fue un período de agitación, en el que las certezas morales, políticas y sociales se disolvieron y los límites se desdibujaron. Por ello en nuestra serie no trazamos los límites entre el bien y el mal de manera demasiado evidente».
Los seguidores de otras series alemanas de éxito como «Dark» o «Pagan Peake» se sentirán atraídos por la atmósfera sobrenatural que sobrevuela una serie en la que la mitología germana y las runas armanas juegan un papel crucial y en la que las fronteras entre el thriller y el género fantástico nunca terminan de ser evidentes. «Me parece presuntuoso creer que lo que percibimos con nuestros sentidos se acerca siquiera a capturar toda la verdad del universo», afirma Fahri Yardim: «Una mirada al cielo es suficiente para despertar algo espiritual en mí». Confurius concluye: «El mal siempre necesita una base para existir y la búsqueda de las fuentes del mal es mucho más importante que la búsqueda del mal mismo».