Novela de ajedrez. Stefan Zweig. Traducción y epílogo de Fernando Moreno Claros. Hermida editores
En una de sus últimas cartas, escrita en enero de 1942 desde Petrópolis, Zweig se pregunta cómo puede seguir siendo libre, cómo puede mantener la claridad mental en una época descorazonada y fanatizada. Moreno Claro pone esa pregunta en el frontis de su epílogo porque sabe que se trata de una pregunta actual, demasiado actual, como para pasar desapercibida. En un mundo dominado por el miedo a las pandemias, por el terror pánico al fin del mundo climático, hábilmente manejado por el poder, en un mundo que recurre de nuevo a la guerra en Europa, en el que cuajan de nuevo los nacionalismos, ¿cómo ser libre, cómo elaborar y mantener un criterio, cómo no despeñarse en el juego de los extremos? Hay que celebrar que Hermida recupere esta novela, quizá la más popular de Zweig, y que la ponga entre las primeras novedades de su sello en esta temporada.
Novela de ajedrez fue llevada al cine en 2021, con el título de The Royal Game. Todo esto nos dice que hay algo en la sensibilidad contemporánea que hace sentir cercana esta novela que trata de una obsesión, de una perturbación mental, y que tiene el ajedrez como un pretexto perfecto.
Novela de ajedrez es la última novela de Zweig. La dejó lista para su publicación antes de quitarse la vida en Petrópolis (Brasil), donde vivía en un exilio extraño, en un país exótico donde tenía una gran popularidad, pero lejos de aquella Europa que dejó atrás, retratada en otra de sus más célebres obras, El mundo de ayer.
Jugador mediocre de ajedrez, Zweig perfila su relación con el juego en una líneas de la novela, en las que escuchamos la voz del narrador: «..siempre me ocupé del ajedrez con suma ligereza y únicamente para mi propia diversión; cuando me siento durante una hora delante del tablero, de ningún modo acontece para cansarme, sino al contrario, para descargarme la tensión intelectual». Es solo un juego. No ha llegado ni siquiera al punto al que llegó Unamuno, que percibió la posibilidad de la obsesión, y abandonó la práctica porque estaba seguro de que, convertido en pasión, el jugador podría llegar a entregarle todo su tiempo, su alma completa.
Y es ahí, en esa percepción, donde nace la novela. Moreno Claros la sitúa en las tardes, o las noches, entregado el escritor a una partida intrascendente con su esposa Lotte Altmann, en aquel caserón de Petrópolis donde se quitarían la vida. La lectura de la obra de Tantakower, La partida de ajedrez hipermoderna, un manual de introducción a las aperturas y estrategias del juego, había sido el primer destello. De ahí, a la intuición de las honduras a las que puede llegar un juego de apariencia sencilla, solo hay un paso.
Como apunta Moreno Claros en el epílogo, la obsesión por el juego había sido un tópico de la literatura del siglo XIX. Pensemos en los rusos, sobre todo Dostoievski, o en el austríaco Schnitzler (Apuesta al amanecer) Zweig es el primero que conduce a ese personaje hacia el ajedrez, donde la soledad es la misma, pero la victoria no depende del azar sino de la potencia de la mente humana. Novela de ajedrez nos plantea el abismo al que se asoma el protagonista, el desafío de mantener la cordura en medio del torrente de la obsesión.
El viaje en barco en el que se desarrolla la novela, el clima de sospecha y desconfianza, la historia del Dr. B., las alusiones a la Gestapo, las SS, los campos de concentración, la soledad, el aislamiento, todo eso la convierten en una metáfora de aquellos tiempos oscuros y trágicos. También de estos. Por eso Novela de ajedrez se ha convertido en un clásico, en un libro que permite lecturas diversas, interpretaciones actualizadas, de ese gran combate universal entre la tiranía y el individuo que batalla para preservar su libertad.