Pepe Oneto, en el adiós

Esta es otra historia sentimental de una fotografía. Recuerdo el día con nitidez. Todos los recuerdos que tengo de Pepe son claros, porque a todo le ponía humor, y a cualquier situación, por dura que fuera, le quitaba gravedad. Dirán que era de Cádiz. Podía haber sido de tantos otros lugares. Aquel día. Pasábamos el fin de semana en una finca a unas decenas de kilómetros de Madrid. Hacía frío, viento pelado de la sierra, un aire puro y helado que cortaba.

El dueño de la finca nos enseñaba la casa. Encima de un secreter vimos una lupa grande, como de pez. Pepe cogió la lupa, le pedí que mirase por la lente. La curva de la lupa era la de su ceja, y también la de su pelo, joven eterno con el mechón rubio colgando, que era como su firma en las fotos. Se la envié y la recibió divertido.

A Pepe le gustaba jugar con la gravedad, como a todo buen liberal. Hay otros que se proclaman como tales y son de interior duro e intransigente, intolerantes con cualquier broma. Un liberal que no tiene humor es un pedazo de granito, un mendrugo intelectual. Por aquellos días le habían concedido el Premio de las Cortes de Cádiz y decía que de todos los que acumulaba era el que más ilusión le hacía. Por gaditano y por liberal. Y porque fue uno de los grandes periodistas testigos de la transición.

A Pepe le tratamos cuando madrugaba para hacer Los Desayunos de TVE donde oficiaba de contertulio. Ya tenía una larga historia: Cambio 16, Tiempo, Interviú, y algún libro/crónica donde contaba los detalles que se quedaban fuera de la edición urgente de las revistas. Estaba siempre al cabo de la calle, de lo grande y de lo pequeño.Era un gran conversador, un hombre cordial, entusiasta, optimista, sin asomo de sectarismo.

Era hombre culto y melómano. En Twitter daba cuenta cada semana de las obras que escuchaba. Y siempre cargado de humor. Se suele contar de Pepe aquella anécdota en La Habana. El kiosquero no tenía el Gramma, la edición se había agotado, y Pepe, rápido en la esgrima de la ironía, le espetó: «Hoy venía fuerte, ¿no?»

Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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