‘Puros hombres’, de la dificultad de ser homosexual en un país musulmán

Purs homes. Mohamed Mbougar Sarr. Més Llibres. Traducción de Oriol Valls

Esta historia, contada por el ganador del Goncourt Mohamed Mbougar Sarr, el primer senegalés que tiene esta distinción, comienza con el narrador viendo cómo el cuerpo de un difunto es extraído del cementerio y es arrastrado por las calles por una turba violenta que lo destroza. El difunto era homosexual.

El personaje del narrador es el de un profesor universitario de literatura y ello permite al autor mostrarse especialmente crítico con la enseñanza de esta materia. Una novela en el que el sexo y lo sexual tienen una importancia fundamental más allá de que se trate de una investigación sobre la homosexualidad y sobre los prejuicios contra ella.

Como ocurría en el caso de Los virtuosos de Yasmina Khadra el libro refleja muy bien una cultura que nos es ajena y lo hace de la manera que nosotros esperamos que se nos cuenten las cosas. Es decir, solo un escritor que se halla entre dos mundos, que los conoce ambos, puede escribir este tipo de libro que es un puente entre dos realidades.

Una de las cuestiones que se plantea en el libro es si la obra de un escritor homosexual, en este caso Verlaine, puede tener algún valor, en la medida en que el Ministerio de Educación de Senegal había establecido que no debía enseñarse pues podía tener mala influencia en los alumnos. Esta es una cuestión que se ha planteado en numerosas ocasiones con muchísimos escritores. Por ejemplo, Borges y su apoyo a la dictadura argentina, Jünger como miembro del ejército alemán durante la II Guerra Mundial, Céline o Pound por su apoyo a los fascistas, Sade y sus actividades directamente delictivas. Es decir, que, en la medida en que esos autores tuviesen comportamientos personales dudosos o directamente inmorales, debíamos sospechar de su obra.

Vida y obra

Resulta evidente que la obra tiene un valor por sí misma con independencia de que nos caiga mal un autor. Puede que sus acciones u opiniones nos imposibilite leerlo, pero este es nuestro problema. El texto tiene un valor objetivo que va más allá de su autoría. Hay autores que abogan por algo así como el autor invisible (un paso más allá del narrador invisible que buscaba Flaubert) y ello nos permitiría interpretar los textos de una forma objetiva. Resulta profundamente injusto que un texto sea valorado negativamente en función de quién lo escriba, del mismo modo que resulta vergonzoso que se valore positivamente por el hecho de que quien lo escribe sea el presidente del Gobierno o un presentador de televisión.

Lo curioso del caso es que, aún pensando de este modo, para entender correctamente los textos es necesario conocer la vida y el pensamiento de los autores para poder hacer una interpretación que podríamos denominar subjetiva, que debería estar al lado de la objetiva, cuando realmente esa clave puede ser importante en la lectura de un texto. Un ejemplo paradigmático sería ‘El proceso’ de Kafka. Y para ello recomiendo leer el libro de Canetti ‘El otro proceso de Kafka’, donde se muestra claramente como las experiencias personales del autor son algo así como reflejos en ‘El proceso’.

‘Purs homes’ es una novela en la que se explican muy bien toda clase de abusos que reciben los homosexuales en algunos regímenes y fundamentalmente por razones religiosas. Una situación bastante parecida a la persecución de los judíos durante la Alemania nazi.

Lo cierto es que el autor, dando voz a distintos personajes que se manifiestan con distinto grado de homofobia, se mete en un jardín de considerables dimensiones. En este sentido, el autor pone en boca de uno de sus personajes que la igualdad no puede ir a la misma velocidad en todas partes. Es decir, ¿en un régimen dictatorial es preferible una pequeña apertura o luchar por una revolución absoluta que probablemente vaya a fracasar? Creo que, en España, con la Transición, tenemos un buen ejemplo de que, efectivamente, las cosas se hicieron desde una actitud posibilista, no desde una actitud de Justicia.

Y poco después añade otra afirmación terrible que es que en un determinado momento uno debe elegir de qué bando está: si con a o con b. Esta es una situación terrible y que uno se niega a aceptar, pero hay situaciones en que uno, quiera o no quiera, debe elegir. No tiene otra opción. Pensemos en una situación: una guerra, alguien que está en una casa solitaria en medio del bosque. El primer hombre armado que aparezca por allí, sea de un bando o del otro, va a decidir su futuro.

Un libro en el que se plantea que hacer lo correcto, más allá de una cuestión intelectual, comporta un alto precio, y no se trata tanto de lo público, del castigo público que puede incluso llevar a la muerte, sino del castigo que implica en relación con la familia: o bien te condenan o bien los condenas, y eso probablemente es lo más duro.

Y os dejo con una frase final para que reflexionéis sobre ello: «Desconfía de las personas que afirman que no os juzgan. Ya lo han hecho».

Josep Masanés
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Escritor. Menorca es mi mundo, San Luis su capital. Me gustaría ser un epígono del rey de la vajilla. Pero va a ser que no.

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