Queipo de Llano, el último virrey

El último virrey. Queipo de Llano. Manuel Barrios. Prólogo de Francisco Espinosa Maestre. Epílogo de Manuel Barrios Casares. El paseo editorial.

El paseo editorial rescata la obra que Manuel Barrios, periodista y escritor sevillano, dedicó a la figura de Queipo de Llano, a su papel en la rebelión militar contra el gobierno de la segunda república y la represión posterior a la victoria de Franco. Suyo, de Manuel Barrios, es el mérito, indiscutible, de haber sido el primero en demoler la leyenda del teniente general Queipo. Ni Sevilla se tomó con un puñado de soldados, ni Queipo estuvo solo. Contó con la complicidad del general Fernández Villa-Abrille y tuvo como cerebro al comandante Crespo Monereo.

QUEIPO DE LLANO

La obra de Manuel Barrios, de actualidad sin duda por las polémicas que han rodeado la exhumación de los restos del general, es una obra maestra de investigación biográfica, de análisis del contexto histórico y de fijación rigurosa de los hechos que cuajan en el papel de Queipo de Llano. También es un modelo de análisis frío, despejado de adjetivos y de carga ideológica. El tono de la obra, desapasionado y a veces cargado de una retórica adornada en exceso, contrasta con la furia apasionada que vemos hoy en quienes se asoman a aquella tragedia. Manuel Barrios, hay que subrayarlo, escribió está obra que hoy se lee de un tirón, en 1978.

En el prólogo a la edición de 1990, que la edición de El paseo editorial recupera, Manuel Barrios comienza por decir que no sabe si se trata de su mejor libro, pero sí está seguro de que es el más trabajado, el de elaboración más minuciosa. Lo cierto es que barrios tuvo que abrirse paso entre una historiografía que pretendía dejar fijada la imagen de Queipo de Llano y solidificada la justificación de los crímenes de la represión: miles de juicios sumarísimos que terminaban en fusilamientos, como el de Blas Infante, pasado por las armas en agosto de 1936, y al que va dedicado el libro. Blas Infante, «resucitado después de cuarenta y dos años, en una luminosa mañana blanca y verde». El relato de su detención y fusilamiento es una de las muchas páginas que encojen el corazón en este libro de Barrios. El autor reproduce el recuento minucioso de los últimos días de Blas Infante, escrito por su hija María de los Ángeles

Barrios tuvo que despejar el campo de leyendas y mixtificaciones para llegar hasta conclusiones y datos inéditos, tales como «el papel de la radio en la preparación del golpe, las razones de la enemistad Queipo-Franco, la torcida intención de Mola enviando a Queipo de Llano al fracaso, la revelación del misterio Villa-Abrille, la verdad sobre los efectivos con que contó el general para el levantamiento , la secreta identidad del cerebro gris, Cuesta-Monereo…»

Como dice el Diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia, el 18 de julio de 1936 Queipo de Llano se planta ante los micrófonos de Unión Radio en Sevilla: «Llegada la noche, Queipo pronunció la primera de sus charlas radiofónicas a través de la emisora Unión Radio. Tras unos vivas a España y a la República, informó a los sevillanos de que se había hecho cargo del mando y había encarcelado a las autoridades civiles y militares, les anunció la inmediata llegada de legionarios y regulares desde Marruecos, les garantizó que el golpe había triunfado en Navarra y en Castilla y León, y que sus tropas estaban a punto de entrar en Madrid. Es decir, daba como seguro que se habían cumplido los planes de Mola, lo cual no era cierto, pero el efecto propagandístico fue muy considerable, tanto en Sevilla como en el resto de España. Las charlas radiofónicas se repitieron día a día hasta que Franco formó su primer gobierno en enero de 1938, utilizando de forma muy efectiva aquel novedoso medio de comunicación para intentar desmoralizar al enemigo, sirviéndose a menudo de términos y expresiones realmente injuriosas y vejatorias, y levantar la moral de su retaguardia»

A pesar de todos los detalles, Manuel Barrios no cree que de su libro se deba extraer «el juicio contra una persona sino contra la guerra, como culpable primera y última de la sangre, capaz de despertar, no en un hombre, sino en todos los hombres, la fiera que llevamos dentro». En ese prólogo, escrito doce años después de la primera publicación, Barrios anota el comentario de Cuesta Monereo cuando terminó de leer El último virrey: «la obra de Barrios es un libelo, pero tiene razón en lo que dice».

Tiene razón entre otras cosas en el papel que juega la radio en la instauración de un régimen de terror. Barrios relata con detalle el uso de las ondas, y lo combina, como si fuera actual, con los anuncios de la época, la cartelera de los espectáculos de la ciudad, las canciones de moda en aquellos días. Cuando irrumpe Queipo, su voz anima a la ejecución inmediata de afeminados e invertidos, y advierte de una muerte sumarísima para todo el que se atreva a discutir la gloria del levantamiento. La radio se convierte en un arma psicológica, capaz de dirigirse a cada individuo, con una voz dura, soez, destemplada.

El retrato que Barrios hace de Queipo de Llano es el de un conspirador nato, un hombre de mente rápida, lengua afilada, implacable, un militar que desprecia a Franco («el único sacrificio que hizo por España fue afeitarse el bigote»), un golpista que se adelanta a los acontecimientos y lanza su ofensiva un día antes que el resto. También un virrey que una vez terminada la guerra es capaz de organizar con energía y eficacia la Andalucía social, política y ciudadana. El virreinato de Queipo de Llano dura dieciocho meses, «en ellos se haría más, en Sevilla y en toda Andalucía, que en los cuarenta años siguientes». Barrios demostró con esta obra que se puede hacer gran historia a partir del periodismo, con sus herramientas de relato, con su afán por la investigación, la consulta a las fuentes directas, y con una prosa que sirve al lector para llevarle por la intriga de una gran reportaje.

Alfredo Urdaci
Alfredo Urdaci
Nacido en Pamplona en 1959. Estudié Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Premio fin de Carrera 1983. Estudié Filosofía en la Complutense. He trabajado en Diario 16, Radio Nacional de España y TVE. He publicado algunos libros y me gusta escribir sobre los libros que he leído, la música que he escuchado, las cosas que veo, y los restaurantes que he descubierto. Sin más pretensión que compartir la vida buena.

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