Reír o llorar

Se han puesto de moda los talleres de risoterapia, con la idea de enseñar a la gente a reírse más para conseguir así un mejor ambiente en las empresas y facilitar  que los empleados trabajen mejor. Aunque Mortimer piensa que eso demuestra que lo que nadie piensa implantar son los talleres para llorar, porque es algo mucho más espontáneo e igualmente beneficioso para la salud. Puede que le moleste a alguien encontrar un ambiente cabizbajo al entrar en su lugar habitual y que prefiera ver a la gente sonriente, aunque sea una sonrisa forzada.

La sonrisa puede ser engañosa, aunque de natural resulte animante. Ahora bien, el que encuentre y busque siempre un ambiente sonriente en los demás, y lo provoque con talleres de risoterapia, se puede llevar un chasco que le haga a él dejar de sonreír,  cuando descubra la verdad del postureo inducido para tapar la actitud natural de los otros.

En cambio, el llanto no es así y resulta mucho más difícil de ocultar. Si alguien está llorando es porque le pasa algo que no puede controlar pero que es real como la vida misma: un contratiempo, la pérdida de un ser querido, una mala noticia, el estrés ante lo imposible de llevar a cabo, o algo que le resulte inaceptable. 

La diferencia entre reír o llorar es que reír puede resultar un postureo inducido para resultar agradable, lo que no está mal, siempre que se sepa que es así,  mientras que llorar es una respuesta del cuerpo que te libera de la tensión ,y tratar de impedirlo puede causar un daño mayor, no sólo al que llora, sino a los que lo contemplan como un defecto que son incapaces de asumir,

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