El escritor italiano Sandrone Dazieri acaba de publicar su última novela No huyas, un thriller que simulan el modus operandi de un asesino con tres décadas de diferencia. Con esta novela volvemos a leer al autor tras sus éxitos con la trilogía de El padre, de todo ello podemos disfrutar gracias a la entrevista que ha concedido a la revista
En primer lugar, gracias Sandrone por concedernos esta entrevista. Tras leer tu pequeña biografía me sorprendió que dejaste tu faceta como cocinero para adentrarte en el mundo literario ¿A raíz de qué surgió ese cambio? ¿En algún momento te has planteado retomarlo?
Como siempre digo, me hice cocinero porque era una forma de tener algo de dinero en mis bolsillos e independizarme de la familia. Empecé a los 14 años y lo dejé a los 24 aproximadamente. Pero nunca se me dio especialmente bien. Si me pones a trabajar en la cocina de un mesón sin grandes pretensiones me las apaño, pero si subiéramos de nivel me costaría. Nunca he pensado en volver a empezar de verdad, pero mantengo ese trabajo como plan B por si todo va mal.
Fue increíble tu inmersión en la literatura porque con solo una novela en el mercado tu siguiente lanzamiento fue inspiración para una película ¿Qué supuso para ti? ¿Te gustó ver tu novela como adaptación en el cine?
Fue una transición muy importante, porque por primera vez me acerqué al mundo del cine y la televisión y me convertí en guionista, un trabajo que sigo compaginando actualmente, junto con las novelas. En cuanto a la película de entonces, fue un intento valiente, tenía un buen actor protagonista, pero no tuvo ningún éxito. Ahora alguien la está redescubriendo, pero entonces fue una gran decepción para mí y para el equipo.
Pero no has dejado el lenguaje audiovisual porque también eres guionista de series ¿Es más fácil crear guiones para personajes ya estructurados o prefieres dan rienda suelta a tu imaginación y partir todo desde cero?
Nunca se me ha ocurrido escribir sobre personajes o historias ya creados por otros. Cuando me llaman, por lo general quieren que trabaje desde cero, y es mejor así, porque si no tengo algo de espacio para la invención no puedo meterme de lleno en una historia. Claro que me encantaría guionizar algún personaje de Marvel o DC Comics, pero eso no ha ocurrido hasta el momento.
Tras cuatro años de ausencia nos deleitas con No huyas, una novela negra que enfrenta el pasado de un hombre acusado de asesinato y una reputada abogada que ve como su sobrina está cerca de la muerte ¿Para ti cuál crees que es el punto esencial de esta novela? ¿Es la venganza siempre un elemento fundamental en el thriller?
La novela trata del Mal. Cómo se genera, cómo se transmite, qué ocurre, cómo transforma a aquellos con los que entra en contacto. Por eso quise dividir la novela en dos partes, entrelazadas, pero cronológicamente separadas por treinta años, para poder ver los efectos a largo plazo. La idea es que el Mal es una especie de virus, que infecta a las personas que «toca», víctimas y verdugos. Y que a menudo un gran Mal comienza a partir de pequeños actos que realizamos contra nuestro prójimo por interés, descuido o rabia.
Amala Cavalcante es la niña secuestrada, ella ve como su mundo se desvanece sin saber por qué, no entiende lo que ocurre solo ve sufrimiento, pero ¿Es peor el dolor físico o psíquico? ¿Puede un secuestrado volver a retomar la normalidad tras un secuestro?
Según mi experiencia, no hay cosas «peores» que otras. El sufrimiento psicológico puede llevarte al suicidio tanto como el físico, y normalmente la tortura es una mezcla de ambos. Amala sufre físicamente por estar encadenada, pero su espíritu resiste e intenta hasta el final liberarse y luchar contra su captor. Es la verdadera heroína de la historia. Sin duda llevará consigo esta experiencia el resto de su vida, pero creo que saldrá bien. Esto, sin embargo, se debe a que es mi personaje, inventado por mí. En realidad, no puedo dar respuestas por otras personas, aunque creo que traumas como éste te cambian la vida para siempre.
Son pocas pistas las que tienen tras la desaparición de Amala, pero ya se intuye que es de nuevo el asesino de hace treinta años, los hechos reiteran la información pero ¿Es más sencillo seguir las pistas de un asesino cuyo modus operandi conocen o es peor porque saben las consecuencias de sus actos?
En mis novelas, conocer el modus operandi suele ayudar a llegar a la solución del enigma, y creo que también ayuda a los investigadores en la realidad. Los personajes del tiempo presente de No huyas, sin embargo, saben muy poco de lo que ocurrió en el pasado, y las razones se van comprendiendo a medida que se desarrolla la historia.
La novela de suspense es siempre un gran aliado, pero a veces es difícil no caer en tópicos para ti ¿Qué elementos tiene que tener un thriller para que cause sensación?
Conozco los elementos que me interesan: necesito uno o varios protagonistas intrigantes, un buen conocimiento del tema y un punto de vista original sobre el mundo. Luego me gusta la gente que trabaja el lenguaje: aunque se trate de una novela de género, detesto la escritura descuidada.
No huyas es una novela a dos tiempos que nos marca el tiempo de la investigación, pero también lo ocurrido treinta años atrás, ¿crees que conociendo lo ocurrido en el pasado es más sencillo saber las consecuencias qué llevaron a esos hechos? ¿Podríamos justificar la actitud del asesino?
Sí, quería que todas las acciones del pasado tuvieran consecuencias en el presente, contar que a menudo hay motivaciones más complejas detrás de un monstruo que la simple «locura». Mi cometido no es justificar, yo cuento la historia, luego el lector decide. Además, la idea que me llevó al secuestrador de Amala está muy influenciada por una de mis novelas favoritas, que es La promesa, de Friedrich Dürrenmatt.
En la investigación no solo está inmersa Francesca, la tía de Amala, también encontramos a Gerry quién juega una pieza elemental en la investigación, ¿es recomendable que un familiar tome mano en una investigación? ¿Puede pensar objetivamente? ¿Qué tiene Gerry de particular para que cause tal sensación?
Sería mejor que los familiares o amigos de una víctima se mantuvieran al margen de las investigaciones, porque no son suficientemente objetivos y corren el riesgo de verse desbordados por la emoción. Pero también es cierto que numerosos casos sin resolver (cold cases) se han resuelto, o al menos reabierto, gracias al tesón de los familiares y amigos de las víctimas. Además, se trata de una licencia clásica de Thriller.
Francesca es víctima y verdugo porque fue tras su defensa que el verdadero asesino quedara libre ¿Es quizás este el punto de inflexión en la historia? ¿Es la justicia la mejor arma para defenderse?
A Francesca no la considero verdugo, si bien es corresponsable de lo ocurrido. Defendió a un inocente y perdió, como abogada no podía hacer otra cosa. Pero como ser humano, debería y podría haber hecho mucho más. La «máquina» de la Justicia, formada por jueces, abogados y policías, es el único medio e instrumento de una sociedad que funciona para conseguir que se castigue a los culpables y se proteja a los inocentes. Por desgracia, en mi país el resultado de un juicio es a menudo condicionado por la capacidad del acusado para defenderse, y por cuánto dinero puede gastarse en ello. No debería ser así, pero son casi siempre los pobres los que van a la cárcel.
Con dosis de nostalgia, suspense, culpabilidad nos sumerges en No huyas, es una novela que denota tu calidad como escritor, pero ¿Cuánto tiempo has estado inmerso en la escritura? ¿Siempre tuviste claro cómo sería la secuenciación de tu obra o los personajes ganaron la “batalla” al escritor y dominaron la obra?
Tardé dos años en escribir la novela, sobre todo por la necesidad de encajar el pasado y el presente sin estropear la sorpresa y aburrir al lector. Ambas investigaciones, pasado y presente, son independientes y descubren cosas distintas, que juntas construyen el contexto. Los personajes siempre hacen lo que el escritor quiere, eso del escritor dominado por los personajes es un tópico. Por supuesto, a veces te das cuenta de que el personaje no es el adecuado para la historia que estás escribiendo, pero entonces cambias de personaje o cambias de historia.
Normalmente, cuando empiezo a escribir, sé quiénes son los personajes principales, sé quién es el culpable y cómo será descubierto, y tengo en mente algunos de los giros principales. Pero nunca hago esquemas precisos, porque se me ocurren muchas ideas en el transcurso de la escritura y, sobre todo, puedo seguir mirando con curiosidad lo que cuento, disfruto con ello y me apasiona como si fuera mi propio lector. Me guío por mis emociones. Esta mirada, por desgracia, queda algo deslucida después de unos cuantos borradores, o inmediatamente después de un esquema detallado.
Sabemos que ahora estás de promoción en España, y me gustaría saber cómo es tu público español ¿Qué es lo que más te gusta de los lectores de aquí? ¿Hay diferencia con respecto a otros países?
No es para querer quedar bien, pero me encantan los lectores españoles. Muchos me escriben y disfruto intercambiando opiniones con ellos. Tienen menos prejuicios, pueden ver cosas que los lectores italianos a menudo no captan.
Ya, por último, queríamos agradecerte el trato y nos gustaría que nos recomendases algunas novelas, aquellas que más te hayan sorprendido.
Últimamente sólo una, El pasajero, de Cormac McCarthy, pero no es una novela policiaca. En el universo de la novela policiaca, ya que habláis español, buscad algo de Juan Gómez-Jurado.
Otras entrevistas que podrían interesarte son las que hemos realizado a estos escritores: Roberto Santiago, Fernando Benzo, Inés Plana
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